Gianna
Viernes, 17:03. Habíamos realizado todos los trámites y estamos en el aeropuerto esperando nuestro vuelo que sale en quince minutos más.
Junto a mí había un chico de unos 17 años, usaba una polera gris y una franela roja con negro, además de unos jeans negros y zapatillas converse, tenía audífonos, pero su volumen era tan alto que escuché la canción que oía: "Pues dile al amor que no toque mi puerta/ Que yo no estoy en casa que no vuelva mañana/ A mi corazón ya le han fallado en ocasiones/Me fui de vacaciones lejos de los amores/ Y dile a al amor que no es grato en mi vida/ Dale mi despedida cuéntale las razones". Recordé que, hace muchos años, cuando era apenas una adolescente, cantaba esta canción a todo pulmón.
–Cuando era pequeña escuchaba esta canción –dije sin pensar–.
–Disculpa, ¿me hablaste? –Me preguntó el chico mientras se quitaba los audífonos–.
–Oh, estaba pensando en voz alta, lo siento. Cuando era más joven era fan de esta canción, la escuchaba siempre.
–Es muy bueno este tema. ¿Has oído "cancioncitas de amor''?
–Mi adolescencia está en esas canciones. Cantaba como una despechada sin saber nada del amor –reímos–. ¿Desamor?
–No –sonrió–. Desde pequeño escucho estas canciones sin dedicarlas.
–Qué suerte tienes. Yo era así hasta que conocí a alguien –hice una mueca de tristeza–.
–Oh, espero que sanes pronto –dijo amablemente–.
–Gracias –sonreí sinceramente–.
Llegó la hora de abordar y me despedí del chico.
Llevé un libro para leer en el avión, este se llamaba "Los amantes de Praga", me lo regaló una amiga de la adolescencia llamada Giulia y lo he cuidado como un tesoro todos estos años. Ella se mudó a Toronto hace algunos años y hablamos muy poco.
"Cada persona tiene una imagen o memoria que guarda en secreto. Una que tiene que desenvolver, como un caramelo, por las noches. Si uno pasa por allí cae en el valle de la ensoñación"
Luego de leer esta frase, comencé a escuchar música con audífonos. Mi reproductor estaba en aleatorio y apareció una canción llamada "en cambio no" de Laura Pausini. Cuando en una parte dijo "Me llueven los recuerdos/ De aquellos días que corríamos al viento/ Quiero soñar que puedo hablarte ahora, ahora" realmente sentí que me llegó directo al corazón. Recordé a Julián y un día en que estábamos de aniversario por nuestros siete meses. Ese día supuestamente iba a estar soleado, sería un día muy veraniego... supuestamente. Aquel día yo usaba un vestido con tirantes y flores, bastante corto, y Julián usaba una camisa blanca con las mangas arremangadas hasta los codos y unos jeans azules a juego con sus preciosos ojos, además de una chaqueta que se había quitado debido al calor. Estábamos en un prado muy hermoso, cuando el cielo se cubrió de nubes y, en menos de 10 minutos, las primeras gotas de una intensa lluvia comenzaron a caer. La cita era en un lugar bastante alejado de la ciudad, específicamente, un cerro en pleno campo. Julián guardó todo rápidamente en una mochila, la puso en su espalda, tomó mi mano y corrimos cerro abajo para refugiarnos de la lluvia. Llegamos a su auto calefaccionado y mi novio me cubrió con su chaqueta, para que no me enfermara. Cuando ya estuvimos a salvo de la lluvia, nos reímos mucho del momento. Ni que estuviéramos en el Caribe para que el clima cambie tan drásticamente.
–Amiga –susurró Emma–. ¿Qué pasó? –Acarició mi mejilla, secándome una lágrima que había aparecido sin previo aviso... es increíble que siga doliendo algo que sucedió hace muchos años–.
–Nada –suspiré profundamente–. Estaba escuchando música y recordé que tengo que hacer una limpieza.
Borré aquella canción de Pausini y algunas otras que me recordaban a Julián. Si él pudo seguir con su vida, yo también lo haré.
Al llegar, buscamos un hotel por internet, sin embargo estaba todo ocupado. Luego de llamar a todos los tipos de alojamientos que encontramos en internet, por fin dimos con una cabaña que tenía lugar para este fin de semana.
***
Apenas entramos en el terreno, se notaba la paz. Era un campo que tenía tres cabañas más, pero bastante separadas unas de otras, por tanto nos podíamos relajar y conversar tranquilamente sin estar pensando que al lado nos escucharán.
Se escuchaba el canto de los pajaritos y el dueño del alojamiento tiene 2 perros grandes blancos muy amorosos, tanto así que se tiraron sobre mí y casi me botan.
Entramos a la cabaña a dejar nuestras cosas, este lugar tiene dos pisos y tres habitaciones, además de cocina, baño y sala de estar. El dueño nos comentó que las noches son bastante frías, pero este sábado y domingo habrá buen tiempo. Él nos entregó el número de un taxi para que nos movilizáramos, ya que el lugar estaba alejado del centro de la ciudad.
A eso de las 20hrs, llamamos al taxi para que nos llevara al centro y poder comer algo en un restaurante y, de paso, visitar el lago Llanquihue.
Fuimos a un bellísimo lugar llamado "el ciervo". La decoración era rústica y el detalle que más me gustó fue el grabado en la puerta de entrada: era un bosque con un ciervo junto a un lago y unos pájaros pequeños en el cielo.
Luego de comer, fuimos a pasear por la orilla del lago. A pesar de la hora, habían muchas personas, considero que se debe al horario de verano que favorece que las horas de sol sean más, entonces aunque eran aproximadamente las 22 hrs no estaba absolutamente oscuro.
Nos sacamos unas fotos y las subimos a instagram, posteriormente, regresamos a la cabaña en taxi.
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A pesar del tiempo
Teen FictionLuego de cinco dolorosos años, las miradas de Gianna Ellis y Julián Burnett se volvieron a encontrar y los sentimientos que creyeron sepultados, resurgieron con la misma intensidad de hace una década. Sin embargo, si la vida fuera tan sencilla no ha...