Capítulo 40

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Gianna

Una luna llena iluminaba el cielo junto a las pequeñas y brillantes estrellas. La noche era hermosa.

Al llegar, había una fila de diez personas aproximadamente, pero Julián pasó por al lado y llegó hasta la boletería. Había reservado la hora para comprar por internet, así que nos ahorramos esos minutos.

Por lo que vi en el horario de atención en una pared, teníamos tres horas para jugar antes del cierre.

Luego de que Julián pagara las entradas, continuamos hacia los juegos. Subimos primero al tagadá, luego a las tacitas giratorias, después fuimos a un bote y remamos un rato en un pequeño lago artificial, que estaba iluminado por pequeños focos con luz tenue en todo el borde.

Miré de reojo a Julián y él sonreía, estaba más feliz de lo que había visto en años, como cuando estábamos juntos.

Al momento de salir del bote, él lo hizo primero y me tendió la mano para que me sujetara, la tomé firmemente, saqué la pierna derecha y, al momento de sacar la otra, se corrió la canoa y casi caigo sino es porque Julián me sujetó justo a tiempo, pegándome a él.

–Gracias –sonreí–.

Pasamos por un puesto de algodón de azúcar y me compró uno. Siempre he amado estos dulces. Recuerdo que cuando era pequeña, mi padre solía comprarme uno cada vez que había un vendedor.

–Gracias otra vez, pero yo podría haberlo pagado –dije–.

–No es nada, además, yo te invité.

Más tarde, y después de que Julián consiguió un oso panda de peluche gigante para mí debido a que le disparó a 7 patos de cartón sin fallar ni una sola vez, nos sentamos en una banca frente a una pileta en el centro de los juegos. Faltaban unos minutos para el cierre del parque y queríamos descansar un poco antes de ir a casa.

–Me divertí mucho esta noche. Gracias por todo.

–Yo igual me divertí. Ya había olvidado lo que era sentirse así, lleno de vida, de alegría... de amor –suspiró y luego sonrió mostrando su perfecta dentadura–.

–Cuando veníamos en camino, te dije que saldríamos como amigos –dije y sonreí–.

–Nosotros no podemos ser amigos –deslizó una de sus manos sobre mi brazo derecho y cogió mi mano–, los amigos no se aman como nosotros lo hacemos, ni tienen ganas de besarse cada vez que se miran a los ojos, ¿o me equivoco? –Buscó mi mirada y luego bajó la vista hacia mis labios. Pasé saliva, estaba nerviosa–.

Se acercó un poco más, pero no pudo cumplir su objetivo gracias a una voz.

–Faltan diez minutos para el cierre del parque, se solicita a los presentes que abandonen el recinto –se escuchó a través del altoparlante–.

–Parece que el destino no quiere que nos besemos –rió y se alejó–.

–Pero yo sí –dije de repente y abrió los ojos en sorpresa–.

Me acerqué rápidamente y frené a unos 5 centímetros de su boca.

–Sé que terminaste con Anaís. Julián 1-Gianna 1 –reí, me separé y me alejé corriendo–.

Julián

Definitivamente Gia está muy cambiada, pero me agrada. Así que sabía que Anaís y yo habíamos terminado, por eso aceptó salir conmigo... ¿pero cómo se enteró?... claro, Álvaro, él me sigue en instagram y debió ver que borré todas las fotos con mi ex novia.

–Ahora no puedes escapar –dije con tono de voz juguetón una vez que subimos al carro–.

–Siempre está la opción de saltar del vehículo en movimiento, no me tientes –reí–.

Ok, no sé si me gusta más la Gianna tímida que se sonrojaba cada que le decía algo así o esta Gianna que es atrevida y coqueta.

–¿Dónde te estás quedando? –Preguntó luego de un rato en silencio–.

–Sigo viviendo en el mismo lugar.

–Ah, entonces Anaís fue quien abandonó la casa.

–Eh, no. Vivimos bajo el mismo techo, ninguno tenía dónde ir.

–Existen los hoteles, las pensiones, los amigos... –enumeró y yo sonreí–.

–¿Estás celosa? –Pregunté una vez que había aparcado frente a su edificio–.

–Eh, no, claro que no –tartamudeó un poco–.

–¿Segura? –Me desabroché el cinturón y me incliné ligeramente hacia ella, sólo para ponerla aún más nerviosa-.

–Yo... me voy a bajar –abrió la puerta del auto–. Adiós y gracias por todo.

Dio un portazo y se alejó rápidamente. Me quedé con una sonrisa de estúpido mirando hacia la entrada del edificio.

A pesar del tiempoWhere stories live. Discover now