Capítulo 03: Buen Chico

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BUEN CHICO

Cuando tenía siete años, mi padre me dijo que tenía que sobrevivir sin importar el costo; sin importar que, para conseguirlo, tuviera que perderme a mí mismo en el camino. Si otro intenta lo mismo, solo cállate y déjalo. No importa que tan doloroso, humillante, o injusto sea todo, al final, lo único que realmente tiene prioridad es la supervivencia.

Por muchos años ese fue mi lema personal. Lo repetía como un mantra en los peores momentos, en busca de consuelo.

Pero no era suficiente. Las palabras de mi padre no conseguían ahogar las risas de los hombres que me hacían daño, ni el click clikc click de las cámaras.

En algún momento vivir comenzó a ser insoportable; la muerte me parecía dulce en comparación con todo lo demás. Al crecer, mi lema cambio un poco: No puedo morir hasta vengarme de Dino Golzine. Para ese momento, ya ni siquiera me importaba mi propia supervivencia, lo único en lo que pensaba era en la libertad.

Una libertad a la que acabo de renunciar, todo a favor de la seguridad de Eiji.

No me arrepiento.

Ahora el agua cae sobre mí mientras hago un esfuerzo por borrar la sensación que dejaron las manos del cerdo en mi piel. Estoy usando una de esas esponjas de baño ásperas para frotar mi cuerpo con fuerza, pero ni eso ayuda.

No sé exactamente cuánto tiempo ha pasado desde que Dino se marchó.

—Te visitaré más tarde— prometió antes de salir.

Ojalá no lo hiciera. Ojalá nunca tuviera que volverlo a ver.

Finalmente me rindo, consciente de que la sensación de suciedad no desaparecerá, y vuelvo al cuarto. Aunque en realidad nunca he salido de él; la habitación cuenta con un baño privado, una pequeña sala de estar, y una biblioteca, junto a todo lo necesario para distraerme del hecho de que estoy encerrado. Es una presuntuosa celda rodeada de arte y muebles bonitos.

Incluso Dino dejo un closet lleno de ropa de mi talla. Lo reviso por un rato hasta encontrar un par de vaqueros y una camisa.

Cuando me siento en el escritorio a pensar, ya estoy más centrado. No puedo permitirme hundirme en un momento como este. Necesito planear como escapar.

En primer lugar, Dino nunca permitirá que Eiji se vaya, no importa cuántas promesas yo esté dispuesto a hacerle a cambio de su seguridad. Simplemente ya no confía lo suficiente en mi como para creer que pueda comportarme. E intentar escapar por mi cuenta está descartado; si algo de eso saliera mal, no tengo ninguna duda de que Dino pondría un arma en la cabeza de Eiji.

Todavía estoy pensando en eso cuando Eiji entra en la habitación.

Se ve bien dentro de unos jeans azules y un abrigo rosa pálido con cuello de tortuga. Por un momento lo miro de arriba abajo, buscando heridas ocultas, o rastros de trauma en sus ojos, pero no veo nada. Eso me quita un peso de encima. Dino cumplirá su parte del trato siempre que yo sea un buen chico.

Bien.

Eiji está sonriendo.

—Buenos días— dice Eiji. En sus manos trae una bandeja de comida — ¿Tienes hambre?

—No estoy seguro de que los vampiros coman.

—Lo pregunte y parece que sí— Eiji deja la bandeja en el escritorio y acerca una silla —También traje café para ti.

Agarro la taza y le doy un receloso sorbo. Sabe normal, justo como debería saber el café. Por alguna razón, eso me hace sentir un poco menos como un fenómeno y más como una persona.

Cautivo [AshxEiji] |En Corrección|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora