Capítulo 05: Breve Visita

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BREVE VISITA

Los días pasan y rápidamente se establece una rutina. Todo es tan aburrido que no tardo en agradecer la iniciativa de Dino de dejar una biblioteca entera a mi disposición.

Al menos tengo tiempo para pensar.

Hasta el momento no me he detenido a asimilar todo lo que ser un vampiro significa para mí –y por extensión, para Eiji– y los problemas que podría conllevar en nuestro escape. Pensando en ello busco en las estanterías hasta encontrar un volumen sobre vampirismo. Al leerlo descubro que cosas como la luz del sol y el agua bendita pueden herirme ahora. Ser un vampiro también viene con cosas buenas, al menos. Las palabras fuerza, velocidad y vida eterna están escritas en negrita en el libro.

Siempre he tratado a mis habilidades de la misma manera; como herramientas capaces de ayudarme a alcanzar mis objetivos. Y no pienso desaprovechar estas nuevas habilidades, sin importar como las haya conseguido.

Han pasado siete días desde mi visita a El Teatro Shakespeare´s Globe, cuando aparece Juliette.

—Órdenes del monsieur— dice ella a la mirada interrogante en mi rostro —Requiere de su presencia en el jardín. Tiene visitas.

No dudo en que por visitas Juliette se refiere a Frederick. Ya había supuesto que Dino movería piezas pronto; incluso me parece que ha tardado demasiado en hacerlo.

Me aseo en silencio y me pongo la ropa que Juliette eligió para mí: Un bonito abrigo de lana color carmesí y pantalones oscuros. Nada demasiado elegante, y sin embargo, pensado para hacerme resaltar. Ni siquiera me miro en el espejo para comprobar mi aspecto. Sé cómo me veo; soy una manzana envenenada que Dino planea colocar delante de Frederick.

Uno de los hombres de Dino llega para dirigirme hasta el jardín y yo lo sigo en silencio.

Cuando salimos de la mansión en dirección al enorme jardín, el dulzón olor de las rosas hace que me detenga en seco. Mis nuevos sentidos mejorados hacen que lo que para un humano sería un aroma agradable, para mi es casi intolerable.

El olor es tan intenso que creo sentir el sabor de las flores en la lengua.

Me pregunto cómo Dino, siendo un vampiro, puede soportarlo. A él siempre le han gustado las flores. Cuando era niño ni siquiera me permitía acercarme a sus tulipanes. Yo en ese entonces pensaba que era raro que estuviera tan obsesionado con las flores; ahora conozco lo suficiente a Dino como para saber que lo que Dino valora de las flores es su belleza. Tiene una enorme debilidad por las cosas hermosas.

Luego de un segundo de vacilación, logro adaptarme al olor y continúo caminando.

Recorro un corto camino rodeado de rosas blancas y rojas hasta llegar a donde Dino y Frederick están conversando. A pesar de la distancia, sus palabras llegan a mis oídos.

—Es extraño— opina Dino, y sacude la cabeza —Pero dudo que sea un problema para ti.

—¿Por qué lo opina, Monsieur?

—Cuando me fui de Nueva York me di cuenta de que Yut Lung había caído completamente en la miseria. La naturaleza del más joven de los Lee siempre ha sido inestable.

—No me preocuparía, si no fuera por la cantidad de sus hombres que han estado viajando a este lado de mar en las últimas semanas…— Frederick deja de hablar cuando se percata de mi presencia, y sonríe cortésmente —Ash, hola de nuevo. Ya me estaba preguntando donde estabas.

—Hola, Frederick— le contesto en el mismo tono amistoso —No sabía que vendrías hoy, es una gran sorpresa.

—Fue algo de última hora. He estado bastante ocupado últimamente, pero me apetecía hablar un rato con mi buen amigo Golzine, y por supuesto, también contigo— hace una ligero gesto apenado —Justo ahora estábamos hablando de negocios, un tema probablemente demasiado aburrido para un joven como tú, así que si lo prefieres…

—No será necesario— interviene Dino —Ash fue entrenado para comprender todo lo referente  al mercado. Puedes continuar.

Frederick vacila y entonces, en un tono inseguro, pregunta:

—Ash, ¿conoces a Yut Lung Lee?

—Tenemos historia— digo de manera evasiva —Mientras caminaba hacia aquí escuche un poco de lo que estaban hablando. No deberías subestimarlo. Incluso siendo inestable, es más inteligente de lo que parece.

El teléfono de Dino suena en ese momento. Él responde con un muy serio ¿Sí? Escucha atentamente la respuesta. Cuelga y nos dice.

—Voy a tener que ausentarme unos minutos.

—¿Hay un problema?— pregunto.

—Nada importante. Es solo una pequeña complicación que tengo que resolver.

—Lo esperaremos justo aquí— responde Frederick mientras ve a Dino alejarse.

No hablamos por un rato luego de eso. Para ganar tiempo me acerco a los rosales y acaricio ligeramente una de las flores con las yemas de los dedos, y mientras lo hago, siento la mirada pesada de Frederick sobre mí. No soy tonto. Sé que Dino quiso dejarnos a solas para que yo pudiera sacarle información. Justo ahora estoy pensando: ¿Cuál es la mejor manera de hacerlo? ¿Debería coquetearle abiertamente, o actuar de manera distante e inalcanzable?

No termino de decidir una estrategia cuando finalmente Frederick habla:

—Me pregunto cómo Golzine consiguió ponerte una correa.

Tardo un momento en responder.

—Que sorpresa. Finalmente muestras tus verdaderos colores— bufo con ligereza y arranco una flor roja —Debe ser doloroso ser tan falso todo el tiempo.

Frederick hace un gesto desenfadado. El cambio es absoluto. Su expresión, anteriormente cortés, se ha vuelto maliciosa.

—Así son los negocios.

—Seguro que sí.

Frederick sacude la cabeza, desconcertado.

—Nunca me pareciste un chico fácil de controlar— no respondo. Él sigue hablando —Yo podría darte una mejor vida.

Rio entre dientes, sin poder evitarlo.

—Tú y Dino son iguales, ¿Cómo sería diferente contigo?

—Me hiere que pienses que soy igual a Golzine— Frederick sacude la cabeza y una delgada sonrisa curva sus labios —Yo nunca te obligaría a hacer nada que no quisieras. No serias una mascota para mí.

Ok, Frederick parece el tipo de persona que le gusta la cacería. Será distante e inalcanzable entonces.

—Ah ¿Sí?— finjo creerle un momento, luego digo —No, no te creo. Inténtalo de nuevo.

Frederick se acerca a mí y arrebata la rosa de mis manos.

—El viejo Dino está acabado; ambos sabemos que lo perdió todo en Nueva York. No tiene nada que ofrecerte. Y es lo suficientemente idiota como para creer que podrá quitare todo lo que es mío aquí en Londres.

Frederick me sujeta con una mano en mi rostro y la otra contra mi espalda. Podría deshacerme de él fácilmente, al fin y al cabo, es humano. En lugar de eso, acerco mi cara a la suya, y susurro:

—¿Crees que podrías ganarle?

Veo que la mirada de Frederick cae en mis labios, momentáneamente distraído. 

—Por supuesto. Todo está preparado— responde en el mismo tono de voz. Es casi como si compartiéramos un secreto.

—¿Cuándo lo harás?

—No puedo decirte— Frederick habla contra mis labios —Pero cuando el momento llegue, te haré mío.

Frederick se aleja segundos antes de que las pisadas de Dino se empiecen a escuchar en el camino empedrado.

—Piensa en mi propuesta— dice Frederick. Su expresión cambia a una agradable sonrisa dirigida a Dino, que ya logró alcanzarnos—¿Todo bien, Monsieur?

—Efectivamente. El problema se resolvió de manera satisfactoria. Sin embargo, la cena estará lista pronto. Por favor, siganme.

Continuará...

Cautivo [AshxEiji] |En Corrección|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora