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Tenemos un trato, fueron las palabras de Frederick ¿Cuánto de eso es verdad? ¿Dónde se esconde la mentira? conozco muy bien a las personas como él; arrogantes, tan confiados de su propia superioridad que se creen intocables. En el momento en que deje de serle de utilidad, intentará eliminarme o poseerme como a una mascota, si encuentra la manera.
Frederick no entiende lo delicada que es su existencia en comparación con la mía.
Asegurándome de que mis pensamientos no se reflejen en mi rostro, observó la expresión de Frederick. Se ve enojado, como si quisiera golpear algo. O a alguien. Los hematomas de Jack vienen a mi mente. Él ya está a salvo. Este bastardo no podrá tocarlo nunca más. Pero, ¿Qué pasa con los niños que vinieron antes que él? niños que lloraron, sufrieron, y que fueron desechados como basura. No puedo simplemente dejarlo así.
Pensaré en ello después, decido.
—Necesitaré una habitación oscura. Y pronto— digo tan pronto Frederick guarda su arma.
Los ojos del señor de la mafia británica se dirigen a la ventana más cercana. Al otro lado del cristal el brillo rojizo del sol ya ha comenzado a bañar el horizonte. Mi cuerpo se tensa ligeramente ante la visión del amanecer. Nunca me he sentido particularmente asustado por el sol. Siendo sincero, jamás he necesitado evitarlo, ya que los lugares en los que me he resguardado estaban previamente preparados para alojar vampiros. No obstante, ese no es el caso de esta mansión. Y en absoluto, no quiero poner en práctica la teoría.
—¿La debilidad de los vampiros hacia el sol es verdad?— inquiere Frederick, luciendo casi sorprendido.
Alzo una ceja.
—¿No sabes algo tan básico? Veo que estas muy mal. Tú y Golzine están en dimensiones diferentes.
—Es difícil separar la ficción de la realidad cuando se investiga sobre el mundo sobrenatural— explica con severidad —Aun así, este territorio me pertenece a mí, no ha Golzine. Él es quien está en desventaja.
—Si sigues creyendo que tienes la delantera, terminaras muerto— me encojo de hombros —Es bastante cliché, pero la debilidad al sol es real. Un vampiro normal moriría solo con eso. Aunque esa lógica no aplica con el viejo Dino. El sol únicamente le causaría dolor.
—Igual que a ti— su mirada cae en mi brazo derecho, en donde el hechizo de Dino puede verse con claridad. Una extraña sonrisa tuerce la boca de Frederick. La ira ha desaparecido completamente de su semblante. La facilidad con la que se quita una máscara para ponerse otra es inquietante, de la misma manera que lo fue hace semanas, en el jardín de Dino.
Frederick hace un gesto a una puerta a tan solo unos pasos de nosotros.
—Puedes quedarte en esa habitación. Las cortinas son oscuras, deberías estar bien ahí— él observa su reloj de muñeca —Te visitaré en un par horas. Quisiera quedarme contigo, pero tengo algunos asuntos de los que ocuparme. Luego de eso podremos hablar… y me contarás todo sobre los vampiros.
—Me parece perfecto— digo, observando la espalda de Frederick mientras se aleja.
***
Eiji
Sayonara, murmura el Ash de mis sueños, su voz lejana y llena de pesar. Suena como si hubiera estado llorando, sus palabras son tan quebradizas que podrían romperse con el más mínimo esfuerzo. Una vulnerabilidad que solo está reservada para mí.
Con dificultad intento levantarme, pero mi cuerpo no me responde. Los medicamentos que me dieron para contrarrestar el dolor de la herida de bala me mantienen inmóvil sobre la cama de hospital. Aun así tengo que alcanzar a Ash. Necesito hablarle. Presiento que si no lo hago, ocurrirá algo terrible.
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Cautivo [AshxEiji] |En Corrección|
FanfictionAsh despierta como un vampiro luego de morir en la Biblioteca Pública de Nueva York. Nada de lo que creía conocer del mundo es verdad y ahora necesita utilizar toda su astucia -y encanto- para superar este nuevo reto y proteger al amor de su vida de...