Capítulo 04: Caballo de Troya

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CABALLO DE TROYA

La estilista tardó más de lo esperado preparándome. Ella incluso puso cara de espanto al verme, apresurándose al instante en ponerse manos a la obra conmigo.

Cuando ella terminó, yo me encontraba metido dentro un esmoquin carísimo, con pendientes de diamante en mis orejas, y  un nuevo corte de cabello. Me miro al espejo solo un segundo; la persona que me devolvió la mirada es una imagen de elegancia y belleza inalcanzable. O al menos, eso es lo que la mayoría de personas verán. Lo único que yo veo es la expresión hastiada en mi rostro; parpados pesados y labios inexpresivos.

Desvió la mirada.

—Un trabajo fantástico, como siempre, Juliette.

La mujer sonríe ligeramente, satisfecha, y en ese momento entran los guardias para llevarme hasta donde Dino me está esperando.

Al entrar en la sala él me mira de arriba abajo aprobatoriamente, y luego da un paso hacia mí para acomodarme la corbata. Ya complacido con los resultados, busca dentro de su saco y saca una pequeña caja recubierta de terciopelo color vino, y la abre. El collar que contiene brilla cuando captura  la luz de la lámpara; es una cosa delicada de oro puro, con un jade en forma de gota en el centro.

—Pensé en ti al verlo— dice Dino poniéndose detrás de mí para colgármelo en el cuello —Es casi tan hermoso como tú.

Me tomo un tiempo para observar la piedra. De cerca, puedo percibir el extraño símbolo plasmado en su superficie. No es una joya común, me doy cuenta. Dino ya menciono antes que tiene magos trabajando para él.

—No es nada más que otro de tus trucos— ironizo.

—Es solo para estar seguros. Te aconsejo que no te alejes de mí en ningún momento. Sufrirás si intentas escapar— observa su reloj de muñeca —Debemos irnos ya si queremos llegar a tiempo.

Dino comienza a caminar, y yo lo sigo hasta fuera de la mansión.

Mientras vamos, me aseguro de memorizar el camino que tomamos: izquierda, derecha, un largo pasillo lleno de pinturas, seguido de escaleras… Como supuse, estamos en Inglaterra. Reconozco la mansión de la única vez que Dino accedió a llevarme a uno de sus viajes de negocios. Todo ha cambiado desde entonces, claro está, pero la estructura sigue siendo la misma.

Un hombre nos abre la puerta de la limusina y entramos.

La ciudad pasa a toda velocidad por la ventana mientras viajamos en silencio. Finalmente, luego de treinta minutos, el chofer se detiene frente a un teatro.

El Teatro Shakespeare´s Globe es una edificación magnifica. Es un edificio antiguo, pero debido a las continuas remodelaciones se mantiene en pie con la misma gloria que tenía durante el siglo XVII. Las personas se arremolinan en la puerta; todos tan refinados y elegantes, con sus trajes, vestidos caros, y peinados ostentosos.

Dentro del teatro nos dirigimos a un grupo de escaleras que nos lleva hasta un palco privado con cuatro asientos afelpados. Dos de ellos ya están ocupados por un elegante hombre pelinegro y un niño de tal vez siete años. Frederick sonríe al vernos y se pone de pie para tenderle la mano a Dino.

—La obra ya va a comenzar. Pensé que tal vez no llegarían para ver el inicio. 

—Me alegra de que lleguemos a tiempo— Dino responde —Seguramente recuerdas a mi hijo.

—Por supuesto. No hay manera de que lo olvide— la sonrisa de Frederick se amplía aún más al mirarme. Su tono es apreciativo cuando dice —Sí que has crecido, Ash. Cuando nos conocimos tenías tan solo quince años ¿verdad? Te has convertido en un joven muy atractivo.

Cautivo [AshxEiji] |En Corrección|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora