Los casilleros de los vestidores se sacudieron cuando Jeffrey arrojó el cuerpo del muchacho contra ellos.Lo tomó por el cuello de la camiseta sudada, doblando su espina hasta que sus frentes casi se tocaron. La sorpresa desapareció de su mirada y la sonrisa bufona que llevaba en su cara pecosa hace unos segundos regresó al reconocer a quién había entrado a empujones por la puerta.
—Tiempo sin verte, Isbell. ¿Cómo has estado? —preguntó sarnoso. El aliento pestilente llenó las fosas nasales del pelinegro, haciéndole arrugar la nariz. Jeffrey apretó la mandíbula, igual que un pitbull que cerró el hocico sobre una yugular apetecible.
Resopló, hablando entre dientes muy cerca de la cara de Jack— He estado bien, metido en mis propios asuntos. Ya sabes, sin meterme con niños que no me llegan ni al pecho. Creo que te vendría bien aprender una cosa o dos.
Podría parecer que Nelson estaba en desventaja; Jeffrey sabía que lo estaba, pero su postura y expresión confiada lo hacían dudar.
—Jeff. —alguien dijo a sus espaldas, y vio al castaño mirar por encima de su hombro hacia donde el pelirrojo flacucho se encontraba detrás de él. Su sonrisa se ensanchó, divertido, como si todo esto no fuera más que un juego.
—¡Ah, Billy! Tu amiguito te encontró. Honestamente, pensé que le tomaría un poco más de tiempo. ¿Qué tal si la próxima vez usamos cinta de embalar? ¿Eh? —se rió cuando Bill dio un paso atrás, temblando solo un poco antes de que el enojo se tragase su miedo.
Jeffrey jaló su camiseta y lo estrelló de nuevo en el muro de aluminios, sacándole un quejido y acallando las risas que comenzaban a levantarse en las duchas.
—Escúchame bien, Nelson, haces algo así de nuevo y te estarás metiendo conmigo también. ¿Entendido? —ladró.
—Vamos, Isbell, solo estábamos jugando. ¿No es así, Billy? Díselo —dijo observando por encima del hombre de Jeff, quien únicamente volvió a estrellarle la espalda contra los casilleros sin ni siquiera esperar alguna respuesta del pelirrojo tras él.
—No quieras pasarte de listo, imbécil —masculló sobre el rostro del muchacho más alto— Te dije que lo dejaras en paz.
—Solamente estaba tratando de integrarlo, tratarlo como a otro de mis amigos, ese tipo de cosas.
—¿Crees que soy estúpido?
—Simplemente creí que le vendría bien otro amigo. Ya sabes lo que dicen: a veces una sola influencia te puede pegar ciertas... mañas.
—Cállate —susurró con furia. La intención parecía haber sido que solo ellos dos escucharan la amenaza, pero el enojo en cada terminación nerviosa del pelinegro parecía írsele de las mano—. Te alejas de él, no lo miras, no lo tocas y no le hablas nunca más.
—¿Y qué si lo hago? —cuestionó Jack con una nueva mueca, una mucho más macabra que la anterior. Su voz se tornó condescendiente—. Más bien, ¿por qué no deberíamos, Isbell? ¿Por qué tú lo dices? ¿Acaso el pequeño Billy es un santo? Cuéntanos más, me muero por saber qué tiene de especial el enclenque.
Jeff no respondió de inmediato, pero de un minuto a otro, estuvo justo frente al rostro del contrario y, sin advertencia, impactó con fuerza su puño derecho contra su mandíbula. La sangre salpicó los pisos de porcelana.
—No te lo voy a repetir, Jack. La próxima vez que busques problemas, asegúrate de encontrar a alguien de tu tamaño —gruñó, sacudiendo la mano. Bill estuvo a su lado en segundos y comenzó a empujarlo hasta la salida—. Y si quieres que termine de romperte el rostro de imbécil que tienes, vuélveme a retar.
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𝗰𝗵𝗲𝗿𝗿𝘆; izzaxl.
Fanfic"se abrió paso a través de un paquete de cigarrillos baratos, licor fuerte mezclado con un poco de intelecto y a todo mundo parecía agradarle una cara tan linda en un lindo cuello. me esta volviendo loco pero me gusta, a mi me gusta" kiwi || h.s.