Atsushi caminaba con emoción, ese era su primer día de escuela, ¡se sentía tan extasiado! Solo no había asistido durante un par de meses debido a las vacaciones, pero para él se sentía como si no hubiese visto a sus amigos por años.
- ¿Crees que mis amigos me hayan extrañado, mamá? – Preguntaba el chico mientras corría en círculos alrededor de ella.
- Claro que sí, mi vida – dijo mientras acariciaba la cabeza de su hijo.
Para muchas personas puede que asistir a clases sea una de las peores cosas, levantarse temprano y pasar horas sentados escribiendo en sus cuadernos, pero para Atsushi, estar en la escuela significaba no pensar en las cosas que sucedían en su hogar.
El chico entraba a las 8 de la mañana y salía a las 3, si tenía suerte, su padre no llegaría hasta ya entrada la noche, lo suficientemente tarde como para no tener energía para hacer otra cosa que comer e irse a dormir.
Su día fue bastante entretenido, habló con sus amigos, se la pasó corriendo, gritando y jugando, divirtiéndose como cualquier chico de su edad debería de hacer. Cuando regresó a su hogar, llegó sucio y lleno de lodo.
- ¡Mamá! ¡Ya llegué! – gritó caminando hacia el patio para ir a buscarla.
- Qué bueno que ya estés aquí... – Saludó con una sonrisa, la cual no duró demasiado en su rostro - ¡Santo cielo! – Exclamó al verlo, frunció el ceño con molestia mientras sacaba un palo desde una pila de leña que tenía cerca - ¡Vete a bañar y lava esa ropa, cochino! ¡Ya verás si no lo haces! – Atsushi tembló ante la amenaza, por lo que corrió con todas sus fuerzas hasta el baño, en donde un bote con agua helada lo esperaba.
Se quitó su ropa y procedió a bañarse a guacalazos, procurando quitar toda la suciedad de su cuerpo; cuando ya estuvo limpio y cambiado, salió nuevamente al patio para lavar la ropa que había ensuciado. Con una cubeta de madera llena de agua recién sacada del pozo y junto a un lavadero metálico, se sentó cerca a su madre para restregar la ropa.
Al no tener tanta experiencia, tardaba bastante tiempo en poder lavar bien las prendas, siendo regañado algunas veces por hacerlo demasiado fuerte o muy flojo.
- ¿Qué se supone que está haciendo? – preguntó una voz grave, profunda y absolutamente aterradora. Atsushi sintió todos los vellos de su cuerpo erizarse, mientras un sudor frío empezaba a deslizarse por su espalda. Con temor miró a su madre, quién tenía la cara tan pálida como un muerto.
- Mi amor, llegaste temprano – Dijo ella forzando una sonrisa, mientras dejaba a un lado la ropa que lavaba. – ¿Quieres que te haga la cena? – Preguntó a pesar de ser temprano para la comida, su voz temblaba un poco mientras le hacía señas a Atsushi para que dejara de lavar, cosa que él obedeció.
- ¿A caso estás sorda? – La cara del hombre se enrojeció de la ira – Pregunté que qué está haciendo ese mocoso de mierda – Con cada palabra su tono de voz aumentaba con enojo sin llegar a gritar.
Las manos de la mujer empezaron a temblar.
- Ah, es que se-se manchó, entonces l-lo puse a lavar su ro-ropa – habló sin quitar esa tensa sonrisa de su rostro.
El hombre se acercó a grandes zancadas hacia la dirección de ambos, sus pisadas eran tan fuertes y furiosas que Atsushi sentía que las huellas que dejaba en el suelo debían ser como mínimo de 10cm de profundidad.
- ¿¡A caso ves que es una mujer!? ¡Es un hombre! – gritó pateando la cubeta de madera – ¡Gracias a las cosas que lo pones a hacer es que él es un afeminado! – rugió.
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El monstruo que se esconde bajo la cama -Shin Soukoku
FanfictionAkutagawa es un demonio que se alimenta del miedo y terror de los humanos. Atsushi es un niño que vive en una casa donde la violencia intrafamiliar es el pan de cada día. El monstruo un día se topó con un niño que se esconde debajo de su cama para e...