¿Ángel de la guarda? 1/2

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—Akutagawa... —llamó en un susurro el niño, quien descansaba en su cama por primera vez en varios días, la entidad lo había logrado convencer de dormir sobre ella después de notar que empezaba a enfermarse.

—¿Mm?

—¿Estás acostado junto a mí? —La pregunta fue algo ridícula, ya había escuchado que la voz provenía desde debajo de la cama, pero si el monstruo estaba ahí abajo, ¿Quién estaba tocando su mano? Tragó en seco cerrando con fuerza los ojos, rezando porque lo que sea que lo estuviera tocando fuera en realidad rashomon jugándole una broma.

—No, estoy abajo, ¿Por qué? —Atsushi sintió su sangre helarse. Akutagawa desde la oscuridad alzó una ceja, podía percibir un tenue miedo provenir desde el albino e inmediatamente sintió curiosidad sobre qué cosa lo había causado, porque solo estaban ellos dos en el cuarto, no estaba su padre, no había truenos—, ¿qué pasó? —cuestionó alzándose sobre la cama como una gran sombra negra.

—Cr-Creo que hay una araña metida en la sábana —murmuró con los dientes apretados—, me da miedo moverme y que me muerda —Akutagawa casi ríe al verlo. Sin cuidado levantó la sábana y la sacudió; sobre la cama cayó una araña negra, con patas grandes y peludas. Atsushi pudo verla gracias a la luz de la luna que entraba por la ventana, puso una mano en su boca para evitar soltar un grito cuando la "bestia" corrió a su dirección.

Akutagawa tiró el pequeño animal al suelo y lo mató con una puñalada. Atsushi soltó un suspiro de alivio mientras se secaba un sudor inexistente de la frente.

—¿A caso esas cosas son más aterradoras? ¿Yo no te asusto? —Su tono de voz estaba cargado de cierto resentimiento causado por la impotencia que sintió desde la primera vez que no pudo aterrar al chico frente a él.

Por alguna razón esa noche el malestar había incrementado, volviéndose molesto para él. Fue por eso que sin pensarlo demasiado transformó su silueta; grandes patas salieron de su espalda, usó a rashomon para dar la impresión de ser el tórax de una gigante araña; al rostro normalmente sereno le salieron ocho ojos negros y antes que el par de gigantes tenazas se extendieran desde la comisura de su boca, una fuerte cachetada cayó sobre su cara.

Nakajima Atsushi lo miraba con horror combinado con enojo, por las mejillas caían cascadas de lágrimas y su cuerpo temblaba como una hoja. Akutagawa se desconcertó tanto que deshizo la ilusión de golpe, nunca hubiera esperado que el chico lo atacara de tal forma. No había recuperado del todo sus sentidos cuando un par de brazos rodearon su cintura.

—Por favor, ya no hagas eso —suplicó el niño entre hipidos causados por el llanto apenas controlable. El demonio devolvió de forma automatizada el abrazo, sobando la cabellera blanca con algo de torpeza. Cuando salió del estupor, una sensación de vacío en el estómago y de asco de sí mismo lo recibió, el terror que obtuvo por su cuenta de Nakajima Atsushi era extrañamente desagradable al paladar, no le gustaría volverlo a sentir—. ¿Ahora también te alimentarás con mi miedo? —Sus ojos rojos por el llanto lo vieron con la tristeza propia de la traición.

—No —Hizo una pequeña pausa—, lo siento, no lo volveré a hacer —prometió en voz baja con una ligera mueca en los labios.

El chico apenas estaba recuperando la calma cuando un estruendo llamó su atención. La puerta fue golpeada con brusquedad, y hubiera sido abierta si rashomon no se apresuraba a detenerla.

—¿¡Con quién se supone que estás hablando engendro!? —La voz de Tabito hizo que las piernas de Atsushi temblaran, miró con temor a Akutagawa, quién solo apretó su hombro—. Estás con ese demonio, ¿verdad? ¡Maldito diablo, aléjate de mi casa, aquí mando yo! —La puerta fue azotada por más tiempo, pero ni la fuerza de diez hombres adultos intentando derribar la puerta podrían competir con rashomon.

El monstruo que se esconde bajo la cama -Shin SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora