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ฅ 『𝔠𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 ⑤』 ฅ

Advertencia sobre cosas que aparecerán en la historia: Violencia, Asesino serial, Vocabulario vulgar, Manipulación, etc.

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Y llegó al living dónde vió una pequeña silueta moverse y hacerse poco a poco más y más grande, imponente. Tan alto. Tuvo que haber traído su linterna.

Pero al dar un paso más...

La madera bajo sus pies crujió.

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•𝚛𝚎𝚜𝚒𝚍𝚎𝚗𝚌𝚒𝚊 𝚍𝚎 𝚐𝚊𝚟𝚒𝚗 𝚛𝚎𝚎𝚍
•𝟸𝟻-𝟶𝟷-𝟸𝟶𝟺𝟶
•𝟶𝟶:𝟶𝟶:𝟶𝟶 𝚊𝚖

El sonido alertó a su oponente quien volteó hacia él.

Y entre la lúgubre oscuridad lo vió.

Un joven, atractivo, muy pálido, cabello oscuro y ropa completamente negra, lo estaba mirando fijamente.

Sus miradas se cruzaron.

Y se paralizó.

Ojos azul pálido, de pupilas tan pequeñas, brillando en la oscuridad.

Sus manos temblaban demasiado, apenas podía sostener firmemente el arma, no sabía que hacer, su cabeza estaba en blanco. Su boca se abría, pero no podía gritar.

Si su gato fuera una persona, definitivamente sería este muchacho, era idéntico, la misma mirada, el mismo aura, la misma elegancia y silencio, todo.

No, era imposible, debía estar soñando.

Podía jurar que aquella pequeña silueta anterior era su gatito ¿Qué mierda había pasado?

No, esto era un sueño. Esto era un sueño, obviamente.

Pero, en el momento que aquella persona tan alta dió el primer paso, el pálido ahora era él.

Parecía una película de terror, y si, estaba a punto de morir.

Quería decirle que retroceda, que iba a disparar, pero no podía respirar.

La alta figura apenas iluminada por la luz del baño, empezó a caminar lentamente hasta él, atravesando la cocina, y ahora el living.

Estaba a cinco pasos de él.

4.

3.

2.

...

...

1.

Esa cosa se acercó tanto, que la punta de su arma chocó contra su pecho, haciendo ruido.

Estaban a tan poca distancia que todo su cuerpo tembló, congelado.

Hasta que escuchó la voz de su hermano Elijah, provenir de la boca del extraño ser, que definitivamente no era humano.

═ Despierte.

¿Qué?

Cada vez se acercaba más a su rostro, el cuerpo ajeno empujaba suavemente el arma que tenía en las manos temblorosas, con su firme torso, para estar incluso más cerca suyo.

Estaba soñando, no dejaba de repetirse que estaba soñando. Pero la próxima vez que habló, ya no era su compañero, ahora parecía la voz de un demonio, uno elegante, profundo, grave, perfecto, tan suave que hasta llegó a calmarlo un poco: