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ฅ 『𝔠𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 ⑭』 ฅ

Advertencia sobre cosas que aparecerán en la historia: Violencia, Asesino serial, Vocabulario vulgar, Manipulación, etc.

"- La amo.
- ¿Y quién es, si se puede saber?
- Pídele a un enfermo que haga testamento: eso es como preguntarme a mí ese nombre."
⪼ 𝕽𝖔𝖒𝖊𝖔 𝖞 𝕵𝖚𝖑𝖎𝖊𝖙𝖆 ⪻

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El Sol, la estrella más cercana a la Tierra, fuera de la atmósfera, viajaba a través del espacio, libre, acompañado de cuerpos celestes que giraban al rededor de él, sin separarse nunca.

Tan brillante, majestuoso, pero, a su vez, molesto para cierto humano que intentaba dormir, a las 8 am.

Ese ser insignificante, comparado al espacio, cubría sus ojos con la manta que protegía su cuerpo del frío.

Invierno.

Tan lejano del Sol.

Entre la oscura nada que le proporcionaba sus párpados, sentía unas manos frías acariciar su espalda, con una delicadeza que nunca antes había experimentado.

Sublime.

Tan suave, un contraste hermoso de la frigida piel ajena, contra la calidez de sus mantas.

Tanta paz.

Respirando hondo, podía sentir como la cobija llegaba hasta su boca, dejándole respirar el fresco aire mañanero. Unas manos amables quitaban el cabello que molestaba a su frente, acariciándolo en el proceso.

Una superficie, que bajaba y subía, de una manera rítmica tan lenta como una canción de cuna.

Relajado.

Ésta era la mejor sensación que ha experimentado a lo largo de su vida.

El amor.

Tan dulce, ofreciendo tanto y, en otros casos, arrebatandote todo.

Por seguir sintiendo ésto todos los días, Gavin estaba dispuesto a sufrir el riesgo de perderlo todo.

Y lo sabía, sabía la cantidad de locuras ilegales que había hecho solo por mantener a ese androide a salvo, a su lado, juntos. Algún día ésto probablemente le cobraría factura.

Unos dedos que acariciaban su espalda detuvieron aquel catastrófico pensar. Terminó por abrir sus párpados, descubriendo que había terminado dormido sobre Nines, sobre aquellos dibujos con marcador que le había hecho.

Y sonrió, recordando la anterior escena.

Un susurro ronco hizo que cerrara sus ojos de nuevo.

═ ¿Debe ir a trabajar, Detective?

Ah, esa hermosa voz. Tan suave, gruesa, imponente pero, a su vez, tan cariñosa.

═ No. ═ Otro susurro ronco, fue lo que recibió de respuesta.

El androide sonrió, sus pálidos iris tenían la más hermosa de las vistas: aquel Detective, acurrucado parcialmente sobre él, aferrado a su cuerpo para que no se levante y rompa el lindo momento, solo por tener que trabajar.

Sin poder dejar de sonreír, le preguntó.

═ ¿Me estás prohibiendo salir de la cama?

═ Sí. ═ Lo vió utilizar sus brazos para alzar su cuerpo y tumbarse por completo sobre él, impidiéndole escapar.

Tan tierno.

El androide no se quejaría, después de todo... él tampoco quería que se fuera.
Sus manos, al tacto con el cuerpo de Gavin, iba despojándose de su piel artificial, para poder sentirlo mejor.