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ฅ 『𝔠𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 ⑱』 ฅ

Advertencia sobre cosas que aparecerán en la historia: Violencia, Asesino serial, Vocabulario vulgar, Manipulación, etc.

"¿Por qué no apareces, y me haces feliz aunque sea un rato?"
⪼ 𝕽𝖔𝖒𝖊𝖔 𝖞 𝕵𝖚𝖑𝖎𝖊𝖙𝖆 ⪻
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El asesino veía como los erráticos movimientos de su presa terminaban por distribuir el fuego al rededor de la oficina principal.

Una estantería de libros, con la cuál el torturado chocó, terminó por caersele encima, provocando, por fin, su dolorosa muerte.

Las hojas de los libros reaccionaron ante el calor, quemándose, creando una gran fogata, que llegaba hasta el techo, comenzando a calcinar este también.

El RK900 observaba su obra maestra: aquel cadáver estaba completamente oscuro alrededor del rojo vivo.

Un idiota menos en el mundo no le haría daño a nadie. Pensó él.

Pero ese pensamiento era compartido con su peor enemiga: Amanda, quien, desde su oficina, veía como sus secuaces pateaban a Gavin hasta dejarlo inconsciente.

Su boca sangrando, retorciéndose en el suelo, intentando cubrirse, pero estaba atado, no podía hacer nada más que llorar y tomar sus propias lágrimas, sus propias gotas de sangre, para poder obtener algún líquido para ingerir y no deshidratarse más de lo que ya estaba.

Efectivamente... "Un idiota menos en el mundo no le haría daño a nadie".

Ella sonrió ante el espectáculo, deleitándose con sus actos inhumanos.

Tal vez con una llamada podría mostrarle a su androide, de lo mucho que se estaba perdiendo.

Lo contactó simplemente con presionar un botón, enviando a ambos a aquel mundo irreal donde, lamentablemente, se comunicaban entre sí.

Seria la última vez que llamaría a aquella inútil máquina sentimental.

Ambos abrieron los ojos, encontrándose cara a cara con la muerte.

Uno, de manera metafórica, y el otro, de manera literal.

Él quería matarla, lo primero que hizo al verla fue lazarle un cuchillo, el cual la dama detuvo con un solo movimiento: agarrando el arma blanca por el mango, antes de que golpee su frente.

Unos ojos calmados, oscuros, se unían a unos cínicos ojos pálidos, tiritantes de la rabia incontrolable que yacía en su interior, hacía la persona que tenía al frente.

═ Últimamente presentas bastante rebeldía. Además de, claro, tu obvia divergencia.

═ ¿Dónde está? ═ Fue directo, acercandose a ella a paso lento, claramente con malas intenciones.

═ Veo que te has encargado de mi socio, es una lastima, hubiera sido preferible verle arder por mi culpa.

═ ¿¡Dónde está!? ═ Una fugaz patada casi la manda a volar, pero fue detenida gracias a la mano de Amanda.

Nines no podía creerlo, ¿Cómo era posible que tuvieran la misma fuerza?

═ Te lo advertí, ¿A qué sí? Su secuestro es culpa tuya, la tortura que está sufriendo es tu culpa, y su muerte también lo será. ═ Un simple golpe del paraguas rojo de la mujer fue suficiente como para detonar a la máquina contra el suelo, rompiendo éste último. ═ Te dije que te quitaría todo, y aquel "todo" está por morir.

Comenzó a clavar la punta filosa de aquel artefacto en el cuello de su propia creación, para romper sus cuerdas vocales, y que no vuelva a hablarle en ese tono.