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ฅ 『𝔠𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 ⑨』 ฅ

Advertencia sobre cosas que aparecerán en la historia: Violencia, Asesino serial, Vocabulario vulgar, Manipulación, etc.

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En la vida del Detective Gavin Reed era común que habitacen desgracias, chistes malos y, más que nada, sentimientos enigmáticos.

Sobre todo estos últimos días, donde había convivido con... su propia mascota.

Las primeras 24 horas bajo el mismo techo, después del interrogatorio, fueron... inusuales, para Gavin, y cómicas, para Nines.
Sobre todo cuando apenas despertó la mañana siguiente.

Los recuerdos aparecían en su mente todo el tiempo.

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La molesta aplicación, que detectaba movimiento ajeno dentro de su hogar, no dejaba de mandarle notificaciones a su celular, vibrando con mucha urgencia, las cámaras querían advertirle de algo que se la pasó merodeando por toda la casa, toda la mañana.

Abrumado por el sonido y la vibración, abrió sus ojos verdes y, agotado, miró la hora.

Eran las jodidas 6 de la mañana.

Habían ido a dormir como a las 2 AM. ¿Aquel androide no tenía programado horarios de sueño normales? ¿O siquiera conocía los horarios de sueño de los seres humanos moderados?

Bufando, se cubrió con las sábanas por completo, intentando combatir el frío de aquella mañana de invierno. Abrió la aplicación para ir a los ajustes y quitarle aquel sonido de mierda.

Pero se detuvo a ver las cámaras, interesado de saber qué tanto hacia aquel muchacho en la cocina. Tuvo que haberle pedido a Elijah algo que grabara en mejor calidad, no entendía nada, o quizá era porque aún veía medio borroso.

Se frotó un ojo lentamente.

Arrugando el entrecejo con confusión, salió debajo de sus mantas y se sentó rápidamente en la cama al ver que el robot se dirigía a su habitación.

Nines abrió la puerta como pudo, haciendo equilibrio con lo que tenía entre los brazos, cuando tuvo que esquivar rápidamente una pantufla voladora que estuvo a dos centímetros de golpear su rostro. Y, con las pocas expresiones que surgían de él, cada vez más seguido, alzó las cejas, sorprendido, interrogando al asustado humano con la mirada.

Éste, al ver que le traía el desayuno, simplemente se cruzó de brazos, apenado en el fondo por su acción.

El más alto se le acercó, y colocó aquella bandeja de madera en el regazo del Detective, a quien le inundó el olor a café dulce y crepés.

Con aquella voz tan relajante y profunda, lo cuestionó.

═ ¿Estaba espiandome?

═ ¿Tienes derecho a reclamar por ello?

Alzó una ceja el humano, recordándole que él había llegado a aquel hogar para mantenerlo vigilado.

═  ... Podría pedirme consejos para ser más disimulado en ello, por lo menos.

═ Shhh.

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Habían ocasiones en las que el androide no cocinaba, y eran aquellas veces en las que Gavin simplemente tenía ganas de ordenar helado y ponerse a ver películas con él hasta la madrugada, ya que, a su criterio, era muy entretenido ver las reacciones del más alto ante ciertos clásicos del entretenimiento.