ฅ PSУCHФGΞИΞSIS ฅ ↳ℝ𝕖𝕖𝕕𝟡𝟘𝟘

ฅ 『𝔠𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 ⑬』 ฅ

Advertencia sobre cosas que aparecerán en la historia: Violencia, Asesino serial, Vocabulario vulgar, Manipulación, etc.

"Nunca olvidaré su grito sobrehumano, de dolor y rabia infernales."
- 𝕰𝖑 𝕱𝖆𝖓𝖙𝖆𝖘𝖒𝖆 𝖉𝖊 𝖑𝖆 𝕺𝖕𝖊𝖗𝖆

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•𝚛𝚎𝚜𝚒𝚍𝚎𝚗𝚌𝚒𝚊 𝚍𝚎 𝚐𝚊𝚟𝚒𝚗 𝚛𝚎𝚎𝚍
•𝟸𝟶-𝟶𝟸-𝟸𝟶𝟺𝟶
•𝟶𝟸:𝟺𝟿:𝟶𝟸 𝚑𝚛𝚜

═ ...

El silencio abundaba en el cálido ambiente, la sensación de tener dos ojos mirándolo fijamente era persistente, fuerte.
Conocía la afición del androide por observarle, pero...

No podía dormir así.

═ ... ¿Puedes dejar de mirarme? ═ Preguntó susurrando un nervioso Detective, volteando a ver a aquellos ojos que le encandilaron entre la espesa oscuridad.

Unos hermosos clisos, que brillaban en la noche, tenuemente, como si fueran velas.

Una llama encendida.

La ausencia de una respuesta trajo consigo un suspiro de Reed, quien, sabiendo lo que debía hacer, se levantó perezoso de la cama, tomó su chaqueta y se la tiró encima a Nines, tapándolo con la cálida prenda que tenía olor a él.

Lo conocía, sabía que aquello lo tranquilizaba, y le permitía conciliar bien el sueño.

═ ¿Mejor?

Notó como aquellos pálidos ojos se movían de arriba a abajo: entendía aquello como un asentimiento.

Se tumbó una vez más en la cama, cansado por el largo día, logrando hacer rebotar el cuerpo del androide, quien encontró ésto como una actividad divertida, riendo bajo.

El Detective no pudo evitar aquella sonrisa que apareció en su rostro, por suerte, la oscuridad de la noche estaba siendo su amiga y lo cubría de un vergonzoso momento.

Si, le avergonzaba su sonrisa.

Pero era tan fácil sonreír con él.

Cuando estaba preparado para cerrar sus ojos y, finalmente, dormir a las tres de la madrugada (por culpa de cierto rebelde que quería seguir despierto viendo películas con él), sintió una escurridiza mano viajar por debajo de las mantas, acabando encima de su propia mano, cubriéndola en un cálido tacto:

Una muestra de cariño.

No podía negarlo, le gustaba.

Estuvo pensando en eso hace unos minutos, mientras sentía esa cálida presencia a su lado: y es que nunca en su vida experimentó tanto una buena compañía.

Ya no se sentía solo.

Ya no estaba solo.

Junto a él, todo cambiaba de color, de perspectiva, todo tenia un sentido distinto.

Y lo sabía, quizá sea algo enfermizo que le agrade tanto el criminal mas buscado de Estados Unidos.

Pero ya no le importaba nada.

Sus dedos humanos entrelazaron los artificiales, dando suaves toques, acariciándolo, esperanzado en que ésto le ayude a ambos a conciliar el sueño.

Y así fue.

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