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ฅ 『𝔠𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 ⑯』 ฅ

Advertencia sobre cosas que aparecerán en la historia: Violencia, Asesino serial, Vocabulario vulgar, Manipulación, etc.

"Lo único que necesito para ser bueno, es que me amen"
- 𝕰𝖑 𝕱𝖆𝖓𝖙𝖆𝖘𝖒𝖆 𝖉𝖊 𝖑𝖆 𝕺𝖕𝖊𝖗𝖆

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Su sistema dió inicio, su led parpadeó en amarillo.

El sueño podía con él, incluso siendo una máquina, quería seguir allí: cómodo, cálido, al lado de él.

Sonriendo con los recuerdos que reproducía su artificial mente, sobre la fiesta de anoche.

Ellos dos, solos, bailando juntos, tocando aquel melódico piano, riendo, siendo simplemente ellos: queriendose el uno al otro cada día más.

La sonrisa que tenía en el rostro no podía borrarse por nada.

Definitivamente, no quería que le reseteen esos hermosos recuerdos.

Ayer fue la única noche en la cuál se libró de matar a alguien. Habrían consecuencias por ello, pero... Se sentía bien no ser un asesino por 24 horas.

Sus dormidas manos tanteaban por debajo de las sábanas, buscando a aquel que más amaba.

Pero no había nadie.

Confundido, pidió a su sistema que chequeara el reloj interno que tenía.

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Oh, seguro se había ido a trabajar.

Sin despedirse...

Pero estaba seguro de que él hubiera hecho lo mismo, en el hipotético caso de haberse despertado primero. Así que simplemente sonrió y llegó a la conclusión de que el Detective quería que descansara.

Se estiró, acomodándose del otro lado. Iba a volver a dormir, aunque ya no presenciara cansancio.

Pero la cama estaba tan cómoda... Tenía su olor, el olor del dueño de su vida.
Decidió taparse por completo, e inhalar profundo, un hermoso aroma que lograba hacerle sentir acompañado.

Realmente la pasaba mal cuando él no estaba en casa.
Solía repasar en su mente todas las razones por las cuales no merecía estar con vida, cada uno de sus asesinatos, cada uno de esos rostros horrorizados, esas manos trepando por su cuerpo, sangrientas, implorando piedad.

Ah... Ya estaba volviendo a recordar.

De todas maneras, prefería vivir con todo ésto, y poder seguir recordando a la persona que más quería.

Sacrificaría al mundo entero solo para estar junto a él.

No quiere reiniciar su vida, después de todo... Aquellas cosas que había vivido con el Detective tenían más significado después de que le salvara de su malestar, con su mágica presencia.

Su hermosa sonrisa, sus brillantes ojos de un tono esmeralda, sus caricias, la manera que tiene de preocuparse por él, todas las locuras ilegales que ha hecho solo para mantenerle a salvo...

Rodaba en la cama de un lado a otro, tapando su cálido y avergonzado rostro.

Si seguía pensando en él su cara quedaría paralizada en una sonrisa infinita.

Decidió que lo mejor sería levantarse, y lo hizo, sintiendo el frío mañanero colándose por la ventana abierta.

Cierto, habían olvidado de cerrarla, estuvieron muy ocupados dándose cariño.
Sonrió como un estúpido, ya quería que el Detective volviera a casa.