ฅ PSУCHФGΞИΞSIS ฅ ↳ℝ𝕖𝕖𝕕𝟡𝟘𝟘

ฅ 『𝔠𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 ⑩』 ฅ

Advertencia sobre cosas que aparecerán en la historia: Violencia, Asesino serial, Vocabulario vulgar, Manipulación, etc.

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•𝚌𝚘𝚌𝚑𝚎 𝚍𝚎 𝚐𝚊𝚟𝚒𝚗 𝚛𝚎𝚎𝚍
•𝚙𝚊𝚝𝚎𝚗𝚝𝚎: 𝚏𝟷𝚌 𝚔𝟷𝚞
•𝟷𝟾-𝟶𝟸-𝟸𝟶𝟺𝟶
•𝟶𝟾:𝟸𝟺:𝟻𝟸 𝚊𝚖

Lo único que entraba por sus oídos eran los sonidos característicos de una ciudad infestada de personas, además del motor de su auto, el cual rugía cual animal al ser montado.

Era extraño, se supone que no debería caerle tan bien un... un androide que es obligado a matar. Estuvo buscándolo por semanas, fantaseando con meterlo a la cárcel y que los divergentes pudieran dormir tranquilos, pero...

Conocía bien la mirada de un verdadero asesino en serie, lo que te transmite, el odio y asco que te generan con solo mirarlos, te dan ganas de devolverles todo el daño que causaron y verlos mal.

Nines no entraba en esa categoría, en lo absoluto.

E, incluso si la ley lo consideraba como sospechoso y complice por encubrirlo y darle un hogar... seguiría manteniendo su postura, porque el muchacho era una víctima más de los reales asesinos, y sabía que estaba sufriendo tanto como los familiares de los muertos.

Pero ahora tenían un avance, le encantaría arrugar esa vieja cara de papel en sus manos una vez más, pero debía ser "un conductor responsable" y no quitar la vista del camino.

Y así lo hizo hasta llegar al edificio donde trabajaba.

La intriga y la emoción por avanzar en el caso le ocasionaba hormigueos en todo el cuerpo. Estaba mal, lo sabía.

Sabía perfectamente que el caso ya no era suyo, sabía que tenía otros trabajos que llevar a cabo, sabía que cubrir y ayudar a un "asesino" no era algo ético, pero, viendo el historial de toda su vida... "Moral" y Gavin nunca fueron de la mano.

Se bajó del vehículo y se adelantó hasta aquel lugar tan familiar.

Traspasó las puertas de vidrio del DPD un poco más de las 8 de la mañana, y no tardó en identificarse con las recepcionistas para que le dejen pasar a las oficinas lo más pronto posible.

Una vez ocurrió, se dirigió directamente hacia el escritorio de Connor, pero éste aún no había llegado.
Desconcertado, recordó que el muchacho no le gustaba dejar solo a Hank, y a Hank no le gustaba dejar sola a su casa antes del mediodía.

Suspiró y simplemente siguió de largo para ir a su lugar.

Luego recordó que ahora se sentaba cerca de ellos, y, emocionado por ello (aunque nunca lo admitiera), fue y se sentó en su silla con ruedas.

Esperar le carcomía la cabeza, definitivamente: el tiempo pasa más lento cuando estás esperando algo.

Nada que una buena taza de café no pudiera solucionar. Una vez la preparó, fue echarse en su asiento.

Y esperó.

...

Y siguió esperando.

...

Giró en su silla con ruedas una y otra vez.

...

¿Por qué los ventiladores siempre te transmitían esa extraña sensación de que iban a desprenderse del techo y caerte justo encima?