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ฅ 『𝔠𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 ⑦』 ฅ

Advertencia sobre cosas que aparecerán en la historia: Violencia, Asesino serial, Vocabulario vulgar, Manipulación, etc.

『ฅ』Foto de referencia para Nines y su vestimenta.『ฅ』

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La noche después de su propio intento de homicidio, no pudo descansar, por lo que no tenía la fuerza ni las ganas de ir al trabajo.

Sabía todo lo que le esperaba allí.

Aunque, tras pasar el mediodía, se dió cuenta de que aplazar su inevitable destino solo haría que éste empeore.

Para su desgracia, así fue...

Con desdén y cansancio llegó al DPD, dónde inmediatamente fue arrastrado hasta la oficina del Capitán Jeffrey Fowler, quién lo miró por mucho tiempo, en silencio, como si quisiera meterse dentro de la puerta de sus verdes ojos para entrar en su alma, e intentar entender su comportamiento, pero simplemente no lo logró.

Reed, después de haber gastado un mes entero de estrés absoluto, sobrepensando y usando lo más que podía su pobre cerebro, ya no tenía ganas de hacer nada más, con suerte sabía dónde estaba parado.

Aún así, se sintió levemente incómodo al darse cuenta de su alrededor, y del hecho de que su jefe no dejaba de mirarlo fijamente.
Intentó pensar, pero lo único que llegó a analizar era la decepción que desprendía la expresión de su contrario.

No sabía realmente como sentirse al respecto. Pasó de sentir emociones muy intensas a, de un día para otro, no sentir casi nada. Había gastado todas sus energías en aquella investigación, le costaría volver a la normalidad.

Lo único que le dijo Fowler hizo que realmente abriera un poco sus ojos cansados.

"La placa."

Recordaba su voz diciéndole eso, mientras veía su brazo extenderse hacia él.

En ese momento, se quedó mirándolo, no sabía que decirle y tampoco tenía ganas de protestar.
Sabía que todo lo que hizo estuvo mal, y que esas cosas malas que él mismo decidió hacer tendrían una consecuencia, y era ésta.

En silencio, tomó su placa, y la dejó sobre el escritorio de madera que estaba entre ambos.

Y así siguió su pistola, su identificación, su linterna, etc.

Hasta que las únicas personas que estaban en la habitación voltearon a ver en dirección a la puerta de cristal, que era abierta de golpe, haciendo un gran escándalo.

Al ver hacía ese lado, Gavin pudo notar como todo el mundo, en vez de hacer su trabajo, estaban mirando disimuladamente en su dirección, al parecer esperando al momento exacto para celebrar su despido.

El cuál hubiera ocurrido, de no ser Connor y Hank Anderson, los cuales apenas vieron lo que el de la cicatriz hacia, no dudaron en ir a reclamar.

Ellos sabían perfectamente que Gavin tenía sus momentos, sus problemas, sus respuestas indebidas, su temperamento, pero era excelente en su trabajo.
Ellos conocían mejor que nadie como era el muchacho a la hora de hacer las cosas, lo mucho que se esforzaba, todo lo que le estuvo ocurriendo.

Ellos entendían también que, a los ojos de Fowler, Gavin venía al trabajo de mal humor, contestaba mal, dormía en todo su horario o se la pasaba hablando con ellos.

Pero el androide y el humano conocían todo el contexto tras ésto, todo lo que le estaba ocurriendo porque cierto mal jefe le había encargado un caso donde tranquilamente ya debería estar metido el FBI, todo hacia un pobre hombre que de por si ya era un estresado con mal humor por naturaleza. Además de los hechos traumáticos y completamente estresantes que lo tenían sin dormir la mayoría de los días, dónde el único lugar que consideraba seguro para desconectarse de la vida era su trabajo.