CAP 38

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—¿Que opinas?—Interrogó acomodándose en el sillón

—¿Ah?—Dije centrando mi atención en Mark—No te escuché papi, ¿Que dijiste?

—¿Sucede algo cielo?—Desde hace unos días estás así, ¿Pasa algo?

—No papi, yo estoy bien—Le regale una sonrisa.

—¿Estás segura Scarlett?—Se puso serio, okay no se cómo convencerlo

—Si papi, estoy bien—Me acerque más a él

—Sabes perfectamente que cualquier cosa puedes contarme, ¿De acuerdo linda?

—Si papi—Sonreí—Siempre he tenido presente lo atento que eres conmigo

Tomé sus mejillas y dejé un beso tierno en la punta de su nariz.

Él solo se limito a reír.

—Se supone que ese es mi trabajo preciosa—En un movimiento rápido me sentó en su regazo

Lo mire de manera pícara y la ceja levemente arqueada.

—¿Qué es lo que intentas papi?

—Tú sabes bien lo que hago cielo, y por qué lo hago—Bajo su agarre a mi cadera y las meneo de adelante hacia atrás

Mientras que Mark guiaba mis caderas, yo me limitaba a cerrar los ojos y agarrarme de sus fuertes hombros.

A decir verdad, Mark era todo un dios griego, esos ojos grises que son bastante intimidantes, sus manos largas, venosas y blancas.

Simplemente es perfecto.

Estaba tan hundida en mis pensamientos que no me di cuenta que Mark me hablaba .

—¿Se siente bien cielo?—Dijo observándome

—Sí dada—Solté con un suspiro al mismo tiempo que echaba hacia atrás mi cabeza.

—Bebé traviesa—Me quitó de su regazo y se levantó del sillón.

—¿Por qué paramos papi?

—Por que papi—Se inclinó a mí altura—Necesita trabajar en su oficina—Dijo rápidamente y me cargó como costal de papas.

—¡Hey! Papi ¡Sabes que odio que me carguen!—Di patadas en el aire

—Sin berrinches cielo—Dio una nalgada en uno de mis glúteos

Llegamos a su oficina y me bajo, rápidamente su semblante se volvió serio.

—Scarlett que te he dicho sobre andar descalza, te vas a enfermar—Reí—No te rías y anda a ponerte algo en los pies

Salí de su despacho a paso lento debido a la flojera.

Subí las escaleras, sin ganas y me dirigí a mi habitación.

Tomé mis pantuflas color morado pastel y me las puse.

Salí de la habitación y apague la luz, baje las escaleras mientras pasaba la mano derecha por la pared fría.

Llegué al despacho de Mark y toque dos veces antes de entrar.

—¡Pasa linda!—Gritó desde el otro lado de la puerta.

Antes de entrar note como mi calceta estaba mal acomodada.

Me senté en el piso y quite la pantufla izquierda, al igual que la calceta del mismo color que ésta.

A los pocos segundos salió Mark centrando toda su atención en mi.

Él lucía algo confundido.

—¿Que haces ahí tirada cielo?

Daddy's handsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora