الفصل الأول

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Ra Nitocris Lalisa fue la primera mujer que tomó el título de faraón forjando su reputación de una serie de habladurías y alabanzas por los mismos ciervos que le servían. Manetón, el sacerdote principal de su imperio se refería a ella como una mujer de indiscutible apariencia, más valiente que todos los hombres y la más bella pues se decía que poseía una piel hermosa y rojas mejillas, una mujer que consideraban la rencarnación del sol.

Aquellos enigmas eran uno de los tantos temas que cada temporada en la "gran asamblea de reyes" se discutía, inquietando la urgencia de conocer a la enigmática gobernante.

– ¿Por qué estás aquí Manetón?¿Dónde está tu reina ?. – se burló el sultán del imperio de piedra.

– Mi faraona les pide su comprensión al no presentarse ante con sus altísimas excelencias por segunda vez. – aclaró.

– Ella ha tenido que quedarse en Egipto y asistir a una tertulia de alto interés. – el sultán levantó una ceja un tanto ofendido con él hombre de túnica blanca y collar dorado, le parecía ridículo ver a un sirviente de la corona portar oro. El oro, en su imperio solo debía ser vestido por la realeza.

Suho Mulay, sultán del imperio de piedra no reconocía a Nitocris Lalisa como gobernante. Incluso dudaba que la alabada reina existiese. ¿Por qué tanto misterio en mostrarse y asistir a ese cenáculo? ¿O era acaso porque la mujer era una completa incompetente que prefería ocultarse entre su oro para no hablar con hombres quienes él cree son superior física y mentalmente?

Un pecado ante sus ojos y creencias.

– ¿Estás diciendo que tu reina considera otras situaciones más importantes que reunirse con los reyes ?. – el sacerdote asintió mientras ve el claro disgusto del sultán.

– ¿Qué es más importante que mostrarse ante un gobernante? –

Los tres miembros restantes en la mesa se mostraron diversos. Mientras Yoongi el Tlatoani del imperio de hielo se le veía desinteresado y aburrido. El rey Jimin regidor de hiedra se nota incomodo, pero el tercer representante no pudo contener su propio arrebato.

– Debería medir sus palabras sultán Mulay. – Jeon intervino en la mesa haciendo que el monarca soltase una carcajada risueño de la situación, Jeon Jungkook le parecía un chiste, no era más que el hermano del rey en su dinastía, el segundón como él le gustaba llamar al hijo no primogénito.

El rubio sabe que es una cuestión ideológica del imperio de piedra ya que no reconocía a las mujeres como alguien que podría ocupar un alto rango y su papel en la sociedad se limitaba a "servir".

–Estás hablando de una reina. – le hizo saber.

Egipto no se regía con los principios reales de otras dinastías. La sociedad de oro estaba acostumbrada a elegir al Faraón por quien evidenciara ser la rencarnación digna de su dios creador Ra, los egipcios creían que para gobernar no se trataba de fuerza o género, sino de inteligencia.

–No deberías opinar Jeon, tú no eres el rey. – señaló ahora a los sirvientes egipcios.

 –Así como ellos, eres igual a nada. – le hizo saber.

Conteniendo la ira crecer en su interior y cual consejos aprendió desde niño se obligó a mantener la sensatez ante uno de los socios más importantes de su imperio. El imperio de piedra es su principal comerciante en herbolaría, mismo que eran utilizados para la medicina tradicional del imperio de loto, su hogar.

Nitocris Lalisa | LizkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora