الفصل العشرون

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El rubio despertó por la mañana cuando los rayos de sol se colaron por la habitación. A través del balcón pudo escuchar el sonido de la actividad matutina de los sirvientes despertándo en su nueva realidad donde es marido de la mujer más poderosa del mundo. Retirando las finas sabanas sobre su cuerpo se percató de Lalisa no estar a su lado, pronto encontró una bata de seda que no dudó en tomar para cubrir su desnudez. 

Un baño le vendría de maravilla.

– Rey Neith Jungkook – los toquidos de la puerta confirmaron la presencia de los sirvientes esperando por su despertar.

 – Hemos venido a ayudarle. La reina y la princesa esperan por usted en el jardín principal– informó la cabecilla de los sirvientes

 SeokJin entró con ropa que suponía usaría ese día.

– Mi rey. – inclinó la cabeza el eunuco.

– Espero que haya tenido un buen inicio de matrimonio. –  provocando que el resto de sirvientes egipcios sonrieran un poco. Como si fuesen cómplices de algo que él desconocía. 

– Sí. – aclaró la garganta sintiéndose cohibido. 

– Gracias SeokJin. – no dijo más mientras su cuerpo era cubierto con las prendas y la joyería.

– La corona su majestad. – entonces fue cuando la vio. Con el nuevo titulo debía presentarse como tal, es un rey y cada gobernante necesita de un símbolo que le represente y haga notar su posición piramidal. 

– Es una de las tantas coronas que la reina ha pedido ser diseñadas para usted. Ahora que es nuestro rey debe de portarla siempre. – explicaron los ayudantes.

Hecha de oro la corona parecía ser liviana adaptada para ser un accesorio convencional de horquilla con ocho picos sobresalientes. Dentro de estos contenía una gema roja pero lo que más captaba la atención eran la enorme serpiente n la cabecilla cuyos ojos combinaban a la perfección con las piedras.

 Siempre creyó que su destino estaría en su reino natal; Loto, pero vestido de esa manera contemplando la imponencia de su presencia dejaba en evidencia el estatus que ha adquirido

– Bien, no hagamos esperar a la reina. – caminó fuera de la alcoba real para seguir al eunuco y Asim

Entrando a una sección de verdes palmeras y variedad de árboles observó la belleza de ese jardín donde aves y animales caminaban sin restricción.

– Me fue imposible dormir hermana amada. – Jennie comentó con un tono serio, pero a la vez juguetón.

– Tus gritos se escuchaban por toda el ala principal. –

Jeon se detuvo al contemplar dos figuras femeninas que eran abaniqueadas por cuatro personas.

– Así se escucha el placer mi querida Jennie.– se burló mientras la contraria solo negó.

Nitocris Lalisa | LizkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora