لا أعرف في أي فصل نحن

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Jeon no deja de contemplar el pequeño bulto visible de la reina, le parece increíble que una noticia así haya sido la primera en recibirlo aunque entendía que ninguno de los dos se contuvo sexualmente esta noticia significaba un nuevo capitulo a su vida como pareja. 

Disfrutando de las caricias que Lalisa proporcionaba en su nuca con cierta sonrisa sobre su perfecto rostro era un momento tan intimo entre ambos padres que el miedo o inseguridades no cabían ante la alegría de saber que han creado una vida y que sería el futuro de todo un imperio.

– Sigo sin creer que hemos llegado a este nivel. – Jungkook se incorporó para mirar a la reina frente a frente.

– Cuando se me dio a conocer este suceso como un acuerdo matrimonial me parecía inquietante de una manera extraña. Pero ahora no puedo evitar pensar en que seré padre y usted será la madre de mi hijo. – sin retirar las miradas sujetó la mano de la pelinegra para besar el pliegue de la extremidad con una suavidad indiscutible. 

– Esta noticia calienta mi corazón como su presencia misma. – 

Encantada de las palabras dichas por su rey Lalisa se levantó suavemente del sillón donde ambos se encontraban rodeados de almohadas colocándose encima de su hombre chocando sus intimidades y haciéndolos gemir de inmediato.

– Quiero tenerlo dentro de mí, mi rey. – confesó sin descaro. Los besos bajaron hasta el pálido cuello del rubio.

– Pero por ahora tendremos que esperar hasta la noche, no pienso dejarlo salir de nuestra habitación. – se burlo.

– Tristemente tengo que solucionar unos asuntos importantes antes de nuestro encuentro. – le miró, dejando un ultimo beso en los rosados pliegos.

– La estaré esperando. –

Jungkook ansiaba que llegara la madrugada para poder demostrar que esos duros meses fueron una constante histeria en sus sentimientos.

La noticia del embarazo de la reina se hizo público, cuando llegó el quinto mes. Un suspiró fue para Egipto saber que la sangre real seguiría cultivándose. La descendencia era primordial en imperios con bastos enemigos que no desaprovecharían la mínima desventaja para usarla en contra. La huelga estaba proclamada, el alivio de no ser atacados sorpresivamente e incluso algún plan para matar a la faraona se pospondría hasta el nacimiento del niño en su vientre.

Las cuentas ya estaban dadas y el reloj tirado hasta el inicio del primer llanto.

La pelinegra se mantenía escuchando atentamente a su hermana acariciando su protuberante barriga, Lalisa no podía creer como las situaciones empezaban a cobrar sentido y nada era cuestión de azar. De algún modo, según palabras de su hermana los "ursupadores" habían logrado establecer una alianza con el imperio de piedra quien les habría estado pagando con armas y otra clase de recursos que adentraron de manera ilegal a su imperio. Esta noticia ya confirmaba lo que vió en su viaje de despliegue sobre los asentamientos "rebeldes" y estos tener el sello imperial extranjero además de otros artefactos que no pertenecían a Egipto.

Los bastardos de piedra estaban abasteciendo a sus enemigos para colocar las piezas de un sucio juego.

– Como sabe mi reina, esto tiene varios culpables. – habló Jennie.

Egipto cuenta con barcos específicos de intercambio, la flota de navegantes era seleccionados específicamente para esa tarea quienes surcaban los mares para lograr el intercambio comercial con cada uno de los imperios. De esa manera la corona dorada llevaba un control de personas que salían y entraban al imperio del eterno sol y tener alguna clase de rastreo.

– Esos malditos. – apretó los puños.

– No solo eso mi reina. –

– Al parecer el jefe de misión también ha estado desviando fondos de la agricultura que aún no se sabe el destino – se detuvo.

Nitocris Lalisa | LizkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora