Hungaroring, Mogyoród.
30.08.21.Observó con una mini sonrisa las marcas moradas alrededor de su cuello, soltó un suspiró y empezó a taparla con maquillaje. Le hubiera gustado dejarlas a la vista de todos y presumir que el mismísimo Nicolás Otamendi la había marcado y besado hasta el cansancio, pero quería evitar problemas.
Su relación había escalado un escalón más, hablaron después de la fiesta y desde entonces, no han dejado de mandarse mensajes y a Mariana le encantaba.
Tenía un poco de miedo, aunque no fuera el primer hombre después de Jules, era el primero con quien quería algo más serio. No sabía si sus sentimientos eran correspondidos o si estaba flasheando cualquiera, pero quería arriesgarse con Nicolás.
Sus pensamientos fueron silenciados por la presencia de Lewis en su habitación, el moreno entró y se tiró como saco de papas a su cama. Tenía una cara de cansancio en su rostro, soltó una pequeña carcajada y siguió haciendo su trabajo.
Había tomado demasiado en la fiesta y al parecer eso le estaba pasando factura, aunque hubiera pasado un día desde la celebración. Pero nadie lo podía culpar, el pobre había sido testigo de cómo la mujer que tanto amaba era besada por otro hombre.
- Toto se sigue quejando que le falta un centro de mesa- gruñó, no aguantaba seguir escuchando las quejas de su jefe.
Mariana recordó haber visto a Cristian llevar uno, con la ayuda de su novia.
- Ni que fuera a usarlo- respondió finalmente, dejando escapar una suave risa.
La habitación se quedó en silencio, cada uno metidos en sus pensamientos. Lewis observó como ocultaba sus chupones, sintiendo un malestar en su estómago al saber quien era el culpable.
Se negaba a creer que Mariana haya caído ante los encantos del futbolista cuando a penas lo conocía, él que la conocía desde antes había intentado tener, aunque sea, un poco de su atención.
Se sentía reemplazado por Nicolás.
Su cuerpo ardía en celos de tan solo pensar que habían hecho en toda la noche en que desaparecieron, y volvieron con una sonrisa gigantesca en su rostros. Bebió toda la noche, como si de una manera fuera a ignorarlos.
Era injusto, fue él quien le sacó muchas sonrisas en su peor momento, quien estuvo cuando sucedió lo del accidente. Y llega el argentino con una sonrisita y un apodo pedorro.
Era una mierda.
-¿Qué sucede, negrito?.
Ocultó su sonrisa al oír ese apodo, era sobrenombre que le asignó al entrar en Mercedes, ella solía decirle que era común en su país tratar así a las personas. Por un momento creyó que era algo especial entre los dos, pero Mariana trataba así a todos.
Era uno más del montón.
- Nada, Mar- fingió una sonrisa y se acercó hasta ella. Lo miró desconfiada, sabiendo que mentía-. ¿Ahora qué hice?.
- No me gusta que me mientan, Hamilton.
Se observaron a través del espejo, Lewis notó un brillo en particular en sus ojos verdes, sabiendo muy bien que él nunca sería causante de ese brillo tan lindo.
La vida suele ser injusta, y Hamilton era testigo de ello.
🏎🏎🏎
-¿Cómo sientes el monoplaza?.
Salió del vehículo con una sonrisa, todos podían notar la felicidad que desprendía. Estaba contenta, había extrañado demasiado estar en medio de tanto alboroto.
- Genial, Toto- respondió sacándose el casco, miró con confianza el monoplaza-. Le tengo fe.
- Y nosotros te tenemos fe a ti.
Finalmente comenzaba el primer día de práctica, las personas estaban emocionadas por ver el regreso de Carrizo, querían ver a la campeona ganar de nuevo un podio. Y Mariana no era consiente de todas las personas que habían ido para solo verla a ella.
Bajo el cierre del mono para acomodarlo en su cintura y caminó hacia los Paddock en busca de sus amigos para charlar un rato.
Los nervios la estaban destrozando, intentaba tranquilizarse y no provocar estrés en su cuerpo, no deseaba volver con el psicólogo. Las cosas habían mejorado con respecto a su salud; dormía las horas debidas y comía adecuadamente.
Se detuvo en el Paddock de Red Bull, notando a Versatppen comiendo solo y sintió un poco de pena.
Conocía al neerlandés desde que era un niño, y competía a lado de Charles. Tuvo una pequeña debilidad con el rubio cuando le habló sus sueños en Fórmula uno, lo convirtió en su protegido y con el tiempo su relación, se volvió madre e hijo.
Aunque el padre del chico nunca estuvo de acuerdo con su relación, le había puesto tantas trabas como también hizo problemas. Para nadie era una sorpresa que Jos odiara a Mariana, y fuera uno de los que la quería fuera de la competición.
- Max.
Se sentó frente de él, le sonrió con cariño y extendió su mano para tomar la contaría, acarició su piel con cariño, como solía hacerlo cuando era un niño.
- Mariana, ¿qué haces aquí?- murmuró, asegurándose de que su padre no anduviera cerca. No quería causarle problemas a la mayor-. Me alegra verte de nuevo aquí.
A pesar de haber compartido toda su niñez con Max, al cumplir dieciocho decidió alejarse de ella y tomar distancia, aunque le provoco dolor en ella, nunca lo culpó ni le reprochó, entendía que lo hacía para mantener contento a su padre.
- Hace mucho que no hablamos, ¿no crees?.
- Demasiado tiempo lejos, pero siempre estuvimos cerca- respondió con una sonrisa triste. Extrañaba con toda su alma estar cerca de Carrizo.
Se pusieron a charlar como nunca, hablando sobre las últimas cosas que se perdieron por su distancia, recordando viejos tiempo y riendo por ello. Mariana sintió calidez después de tanto tiempo, como si le hubiera faltado una pieza.
Algunas veces solamente deseaba volver cuando era feliz y no le faltaba nada, ni nadie.
Último capítulo de la maratón y estoy re feliz por el resultado.
Enserió, muchas gracias por todo el apoyo que le están dando, no imagine que le gustará tanto🤍.¿Qué tal les pareció los tres capítulos?.
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HUMAN| Nicolás Otamendi|.
Fanfiction"'Cause I'm only human after all I'm only human after all Don't put your blame on me."