Capítulo 20.

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Circuito de Spa-Francorchamps.
Spa, Bélgica.

29.08.21.

Mariana observó con seriedad a sus hermanos, quienes no dejaban de hablar en voz alta, logrando que su cabeza doliera. Ese día se levantó con mal humor, y no entendía el porqué, hasta ayer estuvo riendo con sus amigos.

Le hecho la culpa a su menstruación.

Gruñó al escuchar la voz, exageradamente, alegre de su compañero de escudería y la ignoró, para seguir preparando su mate. Las personas de su alrededor miraron con extrañes a la piloto, Daniel tomó valentía y decidió preguntarle sobre su ánimo.

-¿Pelearon con Nicolás?.

Mariana tomó de la bebida caliente, produciendo el famoso sonido del mate y miró sin gracia al piloto australiano.

- Gracias a Dios, no- respondió finalmente, el australiano miró aún más confundido a su amiga-. Me está sangrando el bife, Ricciardo.

Daniel deseó en esos instantes no haber comprendido esas palabras, su cara de disgustó logró que Mariana riera por primera vez en el día. Siguieron hablando, y esta vez, con el humor mucho mejor, Mariana se le unió, empezando a bromear como de costumbre.

Solo bastaron unos minutos para quedar sola en su Paddock con la compañía de su mejor amigo. Mariana sonrió al escucharlo hablar sobre sus hijas.

-¿Dulce o amargo?- preguntó el rubio antes de tomar el mate. La chica lo miró como si tuviera dos cabezas.

- Dulce, como toda persona del bien, cabeza de termo.

Y así, empezaron hablar sobre la carrera.

- Estuve pensando- comentó, mientras le daba el último sorbo a la bebida y devolvía el objeto a su amiga-. Creo que es hora de retirarme.

La argentina casi se le cae el termo al escucharlo, observó con sorpresa al alemán y una sensación extraña recorrió su cuerpo al imaginarse tal cosa. Sería extraño no verlo todos los días, estar en los circuitos o perder tiempo hasta la hora de la carrera.

- ¿Me estás jodiendo, verdad?.

Negó, Sebastian comprendía la sorpresa de su amiga al recibir tal noticia; crecieron juntos en medio de monoplazas y ruedas, viajando por el mundo siendo sus únicas compañías. Y por más que amará el deporte quería disfrutar lo que quedaba su vida.

- Las niños están creciendo y quiero estar en cada momento con ellas, además, somos algo viejos para estar acá.

- Tu culo será viejo, mientras este bien, seguiré corriendo.

- Me alegro por ti, pero mi camino termina aquí.

Mariana miró a su amigo, siempre mostrando esa sonrisa y mirada llena de paz, se veía decidido con su decisión, supo entonces que no podría hacer mucho para cambiar su palabra.

-¿El próximo año?.

- Lo más seguro que sí.

Y la piloto quedó con un gusto amargo en la boca, que supo fingir para no preocupar a su amigo.

🏎🏎🏎

Nicolás tenía el Jesús en la boca.

La preocupación y los nervios se adueñaron de su cuerpo, en cuento las luces se apagaron, indicando que los monoplazas ya podían correr. Ni si quiera podía explicar las emociones que aparecieron en él cuando vio las primeras complicaciones.

Casi sufre un infarto cuando vio patinar el monoplaza de Mariana.

Era la primera carrera que veía desde el principio, y solo por ella, no sabía podría soportar las futuras.

Mordió su labio inferior al notar que la situación climática había cambiado y la lluvia hacia su presencia. La primera bandera roja apareció, soltó un suspiró de alivio al notar que no era su chica, y siguió rezando para que nada sucediera.

- ¿Qué haces despierto a éstas horas?- la voz de su ex pareja hizo eco por la sala.

Nicolás miró con una sonrisa inocente a la mujer y señaló como niño pequeño el televisor, Celeste soltó una pequeña risa al ver de quien se trataba.

Si algo se había dado cuenta de su nueva socia, era la belleza que traía. Le daba ganas de gorrear al padre de sus hijos.

-¿A quien alentamos?.

- Mercedes.

- ¿Los dos pilotos?.

- No, a Mariana noma'.

Se quedaron en silencio viendo la competición. Celeste observó al talarense,  tenía un brilló en sus ojos que, aunque le hubiese gustado decir, nunca vio cuando estuvieron juntos, al contrario de sentirse mal, estaba feliz por su amigo y qué haya encontrado a la persona que le hacía bien.

-¿No nos cae bien Hamilton?.

- Está enamorado de Mariana.

Asintió despacio, volviendo su atención a la competición, por momentos hacían comentarios sobre lo que llamaban su atención y lo que no entendían.

Hasta que algo les llamó la atención.

Lewis Hamilton chocó con Mariana Carrizo, su propia compañera de escudería, que aunque él decía accidental, las cámaras mostraban otras cosas. Entonces las cosas empezaron a descntrolarse un poco.

Otamendi sintió enojó al escuchar las disculpas del británico, intentando hacerse por la víctima, cuando claramente él fue el culpable del accidente. Por otro lado, Mariana insultaba en todos los idiomas, mientras salía del monoplaza y buscaba a su compañero para discutir.

- Espero que al menos, le den una multa, por hijo de puta.

Nico asintió de acuerdo con la chica. Muchas veces fue testigo de cómo algunos compañeros se olvidaban de su amistad, y las ansias de ser el mejor, oponía más que sus amigos.

Pero, aunque lo odiara admitir, creyó que Lewis nunca le haría eso a la argentina.

La carrera terminó con los dos Monoplazas de Mercedes en lo último de la parrilla, dejando el ambiente con algo de tensión y decepción. Todos intentaban ver como estaban los compañeros.

Pero lo único que supieron fue que, Mercedes había entrado en crisis.

HUMAN| Nicolás Otamendi|.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora