El Tiempo En Tu Alma // Adaptación Emiliaco

34. Mυყ ʅҽʝσʂ Dҽ Aϙυí

Emilio jamás imaginó tener que pasar por una situación así; pero ahí estaba... sosteniendo a Joaquín con fuerza por la cintura, evitando en el momento preciso que le propinara otro golpe a Alan.

El futbolista estaba tirado en el suelo, cubriendo con sus manos su rostro; específicamente en el sector de la nariz, dónde el ojimiel le había propinado un certero golpe con su puño. Sin embargo, y por una razón que Emilio no comprendía, y que hacía sentir a Joaquín mucho más ofuscado, Alan estaba soltando hilarantes carcajadas.

- ¿Qué es tan gracioso hijo de puta?... veamos si sigues riéndote cuándo termine de partirte la cara...- Joaquín estaba completamente fuera de sí, e intentaba con fuerza removerse desde los brazos de su novio.

- Joaco... amor, por favor basta, no hagas ésto, no vale la pena - Emilio murmuraba en un tono de voz suave cerca del oído del castaño.

A pesar de que Emilio era significativamente más grande que su novio, requirió de un gran esfuerzo para poder cargarlo y por fin alejarlo de la desquiciada escena, sin importarle en lo más mínimo dejar a su entrevistado tirado a medio pasillo.

El menor avanzó varios metros hasta que encontró el acceso a un baño del personal. Ingresó aún sosteniendo con fuerza a Joaquín, y una vez dentro y luego de ponerse obstruyendo la salida, por fin lo separó de su cuerpo.

- ¿Qué mierda, Emilio?, ¿porqué no me dejaste terminar de romperle la cara?, ¿no oíste acaso lo que dijo de tí? - el mayor aún se escuchaba bastante molesto, y no lograba comprender cómo era posible que el oji-café se mostrara tan apacible en una situación cómo esa.

- Bonito, tú sabes que todo lo que él dijo no es verdad, ¿no es así? - el rizado preguntó mientras se acercaba lentamente para abrazar a Joaquín, quién respondió el abrazo sin ningún tipo de impedimento.

- Claro que no es verdad Emilio. Tú nunca fuiste cercano a ese imbécil, el maldito sólo se aprovechó de tí cuándo tuvo la oportunidad, y luego te dejó ahí cómo si no valieras nada...- Joaquín bajó considerablemente su timbre de voz al estar entre los brazos de su novio, no obstante, aún se oía ofuscado.

- Yo no recuerdo nada de lo que pasó esa noche, cariño, pero estoy seguro de que fué cómo tú dices. Él me incómoda de una forma extraña, y estoy seguro que sólo dice esas cosas para molestarte... no le des el gusto de conseguirlo - Emilio reposó su cabeza entre el cuello y el hombro del castaño, y sintió cómo lentamente éste se iba relajando con su tacto.

- Lo sé amor, pero también puedo notar que te está coqueteando descaradamente frente a mis ojos... Tengo que hacerle saber que tú no estás sólo ésta vez...- Joaquín dejó que sus brazos rodearan el cuello del oji-café, y lo sintió estremecerse.

- Ahora ya lo sabe, no hace falta que sigas peleando. Y aunque debo admitir que una parte de mí se siente feliz de que me defiendas de ésta forma, la verdad es que me duele mucho verte actuar así Joaco... por favor, bonito; sólo déjalo así... por mí, ¿puedes? - Emilio miró a los ojos de Joaquín, intentando transmitir algo de tranquilidad. Se escuchaba realmente afectado, y sabía que Joaquín no podría ignorar fácilmente su petición.

- Está bien, amor... será siempre cómo tú quieras - Joaquín suspiró, luego dió un pequeño beso sobre los labios del menor, y dejó que sus manos acariciaran suavemente sus mejillas.

- Gracias mi amor... De verdad, te amo demasiado, y aunque me asusta bastante verte así de furioso - Emilio soltó una risa nerviosa - yo... me siento tan orgulloso de tí

Joaquín sonrió haciendo que sus ojos se vieran pequeñitos, y acto seguido se puso de puntillas para inclinarse y besar la frente del menor.

- Bueno, ¿y ahora que hacemos?... No creo que haya entrevista... Ni trabajo - Joaquín frunció los labios ocultando una sonrisa. Su expresión era mitad vergüenza, mitad orgullo.