Jugando a amar || Jenna Ortega x Fem.

Capítulo 1 - El piloto.

𝑱𝒖𝒈𝒂𝒏𝒅𝒐 𝑨 𝑨𝒎𝒂𝒓.

Lunes, 15 de diciembre

POV: Noah

— Creo que estudiaré en la Universidad de Nueva York. ¿Y tú? — pregunté a Sadie durante nuestra llamada, tratando de mantener el tono casual.

— Sí, también lo estoy considerando. — respondió ella con su habitual tono tranquilo. — Bueno, debo irme ahora. Nos vemos.

— Claro, cuídate. Adiós. — respondí antes de colgar el teléfono.

Apenas unos segundos después, la puerta de mi habitación se abrió y mi padre asomó la cabeza.

— Noah, es hora de irnos. — dijo con seriedad, pero sin apresurarme.

Asentí, sin mediar palabra.

— Ve a buscar a tu hermana. Los espero en el coche. — añadió antes de cerrar la puerta y dirigirse hacia el garaje.

Recogí mis cosas con rapidez y me dirigí a la habitación de Stanley. Toqué suavemente la puerta.

— Es hora de irnos, Stanley. — le avisé, esperando que estuviera lista.

— Ya lo sé. — respondió con su típica frialdad.

Antes de que pudiera tocar nuevamente, la vi bajando las escaleras. No me había dado cuenta de que ya estaba lista para salir.

"Siempre adelantada", pensé con una mezcla de frustración y resignación.

— Pero... — intenté añadir algo, pero ya había bajado las escaleras.

Stanley no es como las demás chicas. Siempre está enfocada en su futuro. Utiliza a las personas para obtener lo que necesita y luego las deja atrás cuando ya no le son útiles. Al menos, así es como lo veo.

— ¡Espérame! — grité mientras bajaba rápidamente las escaleras, maldiciendo internamente la cantidad de peldaños.

Una vez que llegamos al estacionamiento, nos subimos al coche, listos para dirigirnos a la escuela.

Narrador Omnisciente.

El trayecto fue silencioso. Noah observaba distraídamente por la ventana mientras Stanley, con sus auriculares puestos, estaba absorta en sus pensamientos.

Frente a la entrada de la preparatoria, su padre les dirigió una sonrisa cálida.

— Que tengan un buen día, chicos — dijo, con ese tono amable que siempre usaba cuando los despedía.

— Adiós, papá. — respondió Noah, esbozando una leve sonrisa.

Stanley, por otro lado, simplemente se giró y se alejó sin decir una palabra.

— Cuídate, Noah. — añadió su madre, colocando una mano en su hombro con cariño.

Él asintió antes de seguir su camino, dejando a sus padres atrás.

Esa mañana compartiría las dos primeras clases con Stanley. Al entrar en el aula, la encontró ya sentada, inmersa en la lectura de un libro, como de costumbre.

— Hola. — le dijo mientras tomaba asiento a su lado.

— Nos vimos hace menos de cinco minutos. No hace falta saludarme de nuevo. — replicó sin apartar la vista de su lectura.