Jugando a amar || Jenna Ortega x Fem.

Capítulo 8 - La confusión de la Apuesta.

— ¿Qué? — preguntó Noah, claramente confundido.

Me puse nerviosa, pero traté de disimularlo lo mejor posible.

— Que aún no ha terminado... de conquistarla completamente. — dije lo primero que se me ocurrió.

Todos quedaron pensativos.

— No lo sé, Rick. Parece falso. — opinó Aidan, y Amy asintió en acuerdo.

— ¿Por qué piensas eso? — preguntó Sadie, interesada.

— No lo sé, pero... ¿a quién le importa? — respondió Aidan, restando importancia al asunto.

El desayuno continuó con normalidad, pero sentí una mirada constante, así que comencé a buscar su origen. Para mi sorpresa, era Tom quien me observaba.

Ay, Dios, este tipo no se cansa.

Se me ocurrió una idea para confundirlo un poco. Susurré "Open Eyes" hacia él.

Tom me miró confundido. Solté una carcajada burlona y volví mi atención hacia Noah.

— Stanley, tengo una pregunta. — dijo Aidan, mirándome con curiosidad. — ¿Eres hija de los Downey Schnapp o de los Cullen?

— ¿Qué demonios? — me desconcertó su pregunta.

Los chicos miraron a Aidan con confusión.

— No entiendo. — dijo Amy, visiblemente confundida.

— Yo tampoco. — añadió Noah.

— O sea, sí, parece un vampiro. Mírenla. — Aidan explicó su peculiar concepto.

— ¿Hablas del color de piel? — preguntó Noah.

Aidan asintió. — Parece un vampiro, tal vez por eso tiene mucha fuerza y es muy agresiva. —

Solté una carcajada.

— ¿Qué droga te has tomado? — pregunté sarcásticamente.

— Hablo en serio, esta duda no me deja dormir. — Aidan se ofendió.

— Pero, Noah y Stanley son mellizos, se supone que deberían tener el mismo color de piel. — opinó Sadie.

— Cierto. — confirmó Aidan, examinando a Noah.

— No es el mismo color de piel. ¿Noah, usas bloqueador o algo así? — preguntó Amy, mirando a Noah.

— Stanley es más güera. — dijo Sadie de repente.

Los chicos comenzaron una acalorada discusión sobre el tema, mientras yo observaba sorprendida. No nos dimos cuenta de que todos en el comedor se habían quedado en silencio.

— ¿Por qué estamos hablando de esto? ¿A quién le importa? — pregunté, algo molesta.

— A mí. — se señaló Aidan, claramente exaltado.

— Bueno, supongo que las novias no mienten, solo espían. — dijo Sadie, mirándome.

— Eso no tiene nada que ver con el tema. —

— Lo sé, pero quería decirlo. — se defendió Sadie.

— Ya me da un poco de incomodidad estar con ustedes. Empiezan a decir sus tonterías justo cuando todos se callan. — les dije, mirando a cada uno.