Capítulo 14 - La culpa llega.

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Antes de comenzar la película, decidimos bajar a la cocina para recoger palomitas y otros bocadillos. No se puede disfrutar de una película sin las clásicas palomitas.

— Ayy, te ves muy tierna en esta foto de bebé. — comentó Jenna al observar una imagen en mi habitación, en la que yo y Noah, de cuatro años, aparecíamos juntos.

— Yo estaba un poco rara cuando era bebé. — respondí con una sonrisa tímida.

— No lo creo. — replicó Jenna, mirándome con simpatía.

— ¿Y tú, cómo eras de bebé? — le pregunté, curiosa.

— Mira. — dijo Jenna, sacando su celular y comenzando a buscar entre sus fotos.

Yo también busqué una de cuando era bebé y le pasé el celular a Jenna. Ella hizo lo mismo con el suyo.

— Dios... eres una ternura. — dijo Jenna, observando mi foto con una sonrisa genuina.

— Necesito esta foto en mi galería. — respondí, sintiendo una necesidad inesperada de conservar esa imagen.

— Me enamoré de ti de bebé, Stanley. — comentó Jenna, mirándome con cariño.

— ¿Y por qué no te enamoras de mi versión adulta? — levanté las cejas en un gesto juguetón.

— Porque ya lo estoy. — respondió Jenna con una sonrisa, acercándose para darme un beso.

— Pásame esta foto, la necesito sí o sí. — le dije, entregándole su celular. Ella me entregó el mío a cambio.

— Vamos a intercambiar fotos, así cada una tiene la de la otra. — sugirió Jenna con una sonrisa.

— Dale. — asentí, entregándole mi foto.

Sin que se diera cuenta, configuré su foto de bebé como fondo de pantalla de mi celular. No sabía exactamente por qué, pero me parecía una idea encantadora.

— Bien, ahora sí, veamos la película. — dije, acomodándome en la cama mientras Jenna se unía a mí.

Pusimos la película y comenzamos a comer las palomitas. Aunque intentaba concentrarme en la trama, me encontraba distraída, mirando a Jenna de vez en cuando. Me estaba enamorando de alguien a quien sabía que podría herir.

Dios, estaba mejor sola y había jurado no enamorarme. Pero cada vez que me sonreía, me daba cuenta de que todo estaba fuera de mi control.

Mientras la película avanzaba, el silencio entre nosotras se sentía denso, cargado de pensamientos no dichos. Jenna parecía estar disfrutando, pero yo no podía concentrarme. El peso de lo que escondía estaba comenzando a afectarme más de lo que esperaba. Cada vez que la miraba, cada sonrisa suya, me hacía sentir peor.

Sentí que mis manos se cerraban en puños involuntariamente, tratando de contener la ansiedad que crecía dentro de mí. Sabía que eventualmente tendría que decírselo, que no podía seguir con esta farsa por mucho tiempo más. Jenna no se merecía esto; no merecía ser una apuesta.

De vez en cuando, ella se acurrucaba más cerca de mí, su calidez contrastando con el frío que sentía en mi interior. Era tan dulce, tan genuina, y cada gesto suyo parecía acentuar la culpa que llevaba.

Una hora después, Jenna se quedó dormida, abrazada a mí. La observé durante varios minutos, admirando cada detalle de su rostro. La besé suavemente en la frente y me quedé dormida a su lado.


Jugando a amar || Jenna Ortega x Fem.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora