III. 🧩

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Ese olor a productos de limpieza lo estoy empezando a destetar, abro mis ojos y veo el jarrón, solo hay dos orquídeas ¿Cuánto tiempo dura una orquídea? Mi cabeza da vueltas nuevamente, busco a Gill a mi lado y no esta.

¡Mierda! me invade el miedo ha pasado varias veces que creo que está y no está, en el baño veo mi reflejo, veo cicatrices en mi cuerpo, las recuerdo, pero no recuerdo porque las tengo, duele mi brazo, en general duele mi cuerpo y mi cabeza.

Espero que Gill esté en la cocina, que esté esperándome para desayunar, bajo las escaleras, no encontré mi camiseta y ella está ahí, sirviendo un plato de cereal con ella puesta.

Sonrío y respiro, aún está aquí conmigo, ahora me siento aliviado, me acerco a ella por su espalda.

–Buenos días preciosa –abrazo su cintura y doy besos en su cuello, ella ríe tanto que sus ojos se cierran de lo elevadas que están sus mejillas.

–Buenos días, Amor, ya te serví el desayuno –doy un beso en su mejilla y me siento en la mesa, ella pone el plato al frente y el jugo de naranja y finalmente se sienta al lado.

–¿Y tú desayuno amor? –pregunto cuando veo que se no sirvió nada para ella.

–¿Me das del tuyo? –toma mi mano mientras lo dice.

–¿No tienes hambre? –no he visto que coma, aunque no es que yo lo haga.

–No, solo dame un poco –sonríe, empiezo a comer luego le doy una cucharada, ella abre su boca para recibirla.

–¿Dormiste bien? –pregunto.

–Si, aunque me duele un poco la cabeza –explica.

–A mí también un poco –veo el plato, ya está vacío luego veo que Gill abre la puerta, todo es muy rápido.

–¿A dónde vas? –la sigo, ella solo se detiene en la entrada.

–Eddie... ¿sabes que hay más allá? –se refiere a más allá de las casas, realmente no se ve mucho es una calle llena de casas iguales color verde olivo.

–No lo sé, no recuerdo como llegue aquí –respondo, viendo al mismo punto que ella.

–Tampoco lo recuerdo –volteo a verla extrañado, tiene una camiseta de Dio, es mía es obvio que durmió conmigo, tiene varios tatuajes en su brazo izquierdo y en su pierna.

–Gill ¿recuerdas de que son mis cicatrices? –voltea a verme y toca mi abdomen.

–Se que las tienes, pero no sé porque –explica ambos estamos confundidos, empiezo a perder la calma.

Le doy un abrazo, solo me siento seguro así, solo así puedo calmarme, sintiendo su olor y su piel.

Nuevamente está oscuro, estamos en la cama debajo de las sabanas, ella acaricia mis mejillas con sus dedos, casi no parpadea, acaricio su brazo desde su hombro hasta su codo, estamos desnudos, todo es familiar, su energía, su aliento, su piel, es algo que siento mío.

–Te amo –susurro mirando directo a sus ojos que no despega de mí.

–Te amo –sonríe después de pronunciarlo, se le forman los hoyuelos de las mejillas, el izquierdo es más profundo, llevo mi mano desde su hombro a su mejilla, doy un golpecito con mi dedo índice en su nariz y luego presiono el hoyuelo de su mejilla como si lo hundiera, suelta una carcajada, tengo un recuerdo donde hacia eso en sus mejillas.

Atrapa mi mano, besa la yema de mis dedos, despacio cerrando sus ojos, no quiero cerrar los míos, no quiero que desaparezca, sé que ella no es un sueño, sentir su calor en este momento es lo más real que tengo, pero siempre existe en mi pecho la sensación de que no está y me atormenta todo el tiempo.

Me acerco y la beso, ella me corresponde de inmediato, rodea mi cuello y enreda sus manos en mi cabello, mis manos están en su espalda, la acaricio suave, conozco cada rincón de su cuerpo y no me canso de explorarlo, bajo mis besos por su mandíbula y su cuello, decido acomodarme sobre ella.

Sin dejar de besarla separo sus piernas, extraño este lugar, recuerdo la sensación, recuerdo sus gemidos, es ella, está conmigo, la estoy besando y acariciando en este momento.

Sus manos siguen enredadas en mi cabello, beso sus clavículas que ya están rojas por la fricción, acuno sus pechos, veo la marca de nacimiento, siempre he tenido la necesidad de besarla, paso mi lengua por sus pezones, no me pierdo ningún detalle de su piel, es ella, la recuerdo perfectamente.

La escucho jadear, paso mi lengua desde sus pechos hasta su garganta, atrapo sus muñecas para subir sus brazos hasta chocar con la almohada por encima de su cabeza, vuelvo a sus labios, los devoro como la última vez mientras rozamos nuestra entrepierna.

–Así... me gusta amor –pronuncia sin separar su boca de la mía.

–Lo sé preciosa –atrapo sus muñecas con una mano y con la otra me acomodo para entrar en ella, esta mojada, recuerdo la sensación cuando me abro paso en su interior, encajamos perfecto, y ahora solo gemimos juntos.

Me muevo en su interior, libero sus manos y las lleva a mi espalda, mis codos están a los lados de su cabeza y mis manos en su cabello, cada que empujo mi cadera hacia ella la púa de guitarra que uso como collar choca con su rostro.

Sus manos acarician mi pecho, toca suave mis cicatrices, no dejo de verla no quiero cerrar los ojos, siento que va a desaparecer, solo escucho nuestros gemidos y el sonido acuoso donde se unen nuestros cuerpos, no me importa nada mas ahora.

Me pierdo en las sensaciones, las recuerdo todas, aceleramos un poco el ritmo no puedo evitar apretar su cuerpo, atrapo sus labios, nuestras lenguas hacen la mayoría del trabajo, cierro mis ojos y solo la escucho a ella.

Los abro de nuevo estoy arrodillado en medio de sus piernas que están muy abiertas para mi, mis manos están apoyadas en sus hombros, la luz de la lampara es tenue, ella se sujeta de mis brazos, sigo embistiéndola ahora mas fuerte, mis ojos se cierran nuevamente y me dejo llevar.

Escucho más alto sus gemidos, al abrir mis ojos, veo su cuello lleno de sangre brotando de un lado y el pánico me invade.

–¡Gill! –pongo mis manos en su cuello trato de detener la sangre y veo como se tiñen de rojo, mi cuerpo no se detiene, ella sigue gimiendo, siento un sabor a sangre en mi boca, por alguna extraña razón me gusta, no lo entiendo.

Veo a su cara y me sonríe ¡qué mierda! me invade una sensación de placer, no puedo parar de moverme dentro de ella, dejo mis manos en su cuello, estoy preocupado ¿por qué hay sangre? Jamás le haría daño.

Cierro mis ojos nuevamente, duele mi cabeza, siento su respiración chocando con la piel de mi pecho, estoy tranquilo ahora, está aquí, está conmigo, estoy a su lado, no quiero que se vaya, confió en que sigue aquí, me dejo llevar por el sueño.

Cierro mis ojos nuevamente, duele mi cabeza, siento su respiración chocando con la piel de mi pecho, estoy tranquilo ahora, está aquí, está conmigo, estoy a su lado, no quiero que se vaya, confió en que sigue aquí, me dejo llevar por el sueño

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¿qué está pasando?

PRISONER - Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora