XIII. 🔮

21 2 0
                                    

Hay muchos prejuicios con Eddie, respecto a esas historias sobre cultos con las que lo relacionaron, al pueblo no les interesó lo que la corte dijo, solo siguieron juzgándolo.

Luego de varias semanas, decidimos irnos a Pittsburgh, viajamos en la vieja van de Eddie y ha sido divertido.

Eddie se despidió de sus amigos y su tío quien fue muy amable conmigo todo el tiempo que estuve en Hawkins.

{...}

—Cuando viajé en el autobús desde Pittsburgh no pude observar tantas cosas —digo mientras miro por la ventana.

—Si quieres detenerte en algún lugar podemos hacerlo —sugiere.

Veo el mapa y elegimos una ruta más larga con la idea de conocer algunos lugares, la señalo con un marcador rojo y un posible hotel de carretera en el camino. Decidimos que cuando caiga la noche nos detendremos.

—¿Tienes hambre? —me pregunta mientras se estaciona.

—Si.

—Deben tener un restaurante de comidas rápidas aquí —sonríe mientras se baja del auto, abro la puerta y Eddie se apresura a ayudarme a bajar.

—Ponte esto, hace frío —me cubre con una chaqueta suya por mis hombros, meto mis brazos en las mangas, me queda gigante.

Eddie entrelaza sus dedos con los míos mientras caminamos, observo todo a mi alrededor, hay bastantes luces y también muchas personas, a pesar de qué es un lugar en medio de la nada no imaginé que fuera tan concurrido.

Decidimos comer hamburguesas, hablamos y reímos, cada vez me siento más cómoda junto a Eddie, estoy segura de que tendremos una mejor vida en Pittsburgh.

Sacamos un par de cosas de la van y pedimos una habitación, decidimos darnos un baño juntos. Me gusta la forma en que Eddie me mira y me besa, me hace sentir que soy importante para él, amo sus abrazos y las sonrisas que me brinda.

Vemos la televisión mientras comemos algunos chocolates, solo usamos las batas de baño que nos dejaron en la habitación.

—Eddie... —me acomodo de costado para verlo, me responde con un sonido mientras mastica un chocolate —estoy feliz de haberte encontrado.

—Sabes, me sentí muy perdido cuando desperté en la habitación del hospital, te recordé intacta y fue muy frustrante cuando la doctora Harleen dijo que eras producto de mi imaginación —toma mi mano y se acomoda para verme de frente.

—Mi vida no ha tenido un sentido, mis últimos tres años ha sido una rutina constante, me he adaptado, pero no me he sentido tan completa como ahora contigo —correspondo a sus caricias.

—No será fácil, pero juntos saldremos adelante —su mano viaja a mi mejilla para acariciarla suavemente —Gracias por sacarme del infierno.

—Te amo.

—Te amo con todo mi corazón, preciosa —atrapo sus labios, me acerco a su cuerpo y ahora rodeo su cuello enredando mis dedos en su pelo que aún está húmedo.

Reímos mientras trato de acomodarme sobre él, me mira expectante justo cuando mis piernas quedan a cada lado de sus caderas, sostengo su mirada y empiezo a desatar el nudo de la bata, por fracciones de segundo desvía su mirada allí y luego vuelve a mis ojos.

—¿Quieres que apague la luz? —pregunta.

—No... esta vez no —la abro y en seguida la deslizo por mis hombros, Eddie acaricia mis piernas mientras me deshago de la prenda.

—Eres totalmente hermosa —endereza su espalda y sus labios aterrizan en mi pecho, rápidamente se deshace de su bata y ahora quedamos completamente desnudos.

PRISONER - Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora