VIII. 🧩

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Solo estoy sentado en la camilla, asustado y llorando, creo que es de madrugada, soñé con Gill, pero era ella en el charco de sangre otra vez, no soporto sentir esto, mi corazón se rompe, la necesito conmigo, me aturde saber que estoy encerrado, me duele que esa doctora diga que no existe, estoy seguro de que la he amado, todos mis recuerdos con ella, eso no pude inventármelo.

Abrazo mis rodillas como si me consolara a mí mismo, lloro porque no tengo otra opción, no puedo correr, no puedo hablar con nadie, no puedo llamarla o salir a buscarla, la he tratado de hallar en mi mente, pero siempre se me escapa de las manos.

Estoy atrapado en una mente sin recuerdos.

–Buenos días, Munson es hora de tu baño –me duele la cabeza, siempre será incomodo que este tipo me vigile en la ducha, he imaginado varias formas de colgarme de algún tubo del techo, en fin, al menos es amable.

–Aquí esta tu desayuno, vendrán a visitarte –abro mis ojos eso me llena de ilusión.

–¿Quién vendrá? –pregunto emocionado comiendo el cereal.

–Tu tío y tus amigos, vengo por ti cuando lleguen, almorzaras con ellos –sonrío, creo que hace mucho no lo hago, veré a mi tío, creo que es el único que ha sufrido de verdad por mí.

–Gracias –me limito a decir y me pierdo en mis pensamientos.

No sé qué hora es, estoy ansioso, siento pasos acercarse a la puerta, estoy junto a ella esperando que la abra, es el tipo calvo, ni siquiera se su nombre y ha visto mi trasero toda la semana en la ducha.

–¿Estas listo Munson? ya llego tu visita –el hombre me abre paso para salir de la habitación, es extraño es como si dejara mi lugar seguro, miro atrás a la cama y la mesa con papeles y luego al pasillo, siento miedo, doy un paso afuera, todo es blanco a mi alrededor, al menos sé que hay más personas aquí y no como en las casas verde olivo.

Salimos a un jardín, hay arboles pasto y personas, estamos vestidos igual; de blanco, voy caminando junto al hombre, siento el viento y el ruido de los pájaros, veo al cielo las nubes se mueven, hace mucho no apreciaba esto.

–¡Eddie! –escucho mi nombre, veo a Dustin agitar su mano desde una mesa, está mi tío Wayne y Steve, jamás en la puta vida me había alegrado tanto ver al idiota de Harrington, sonrió mientras me acerco, tanto que me duelen las mejillas.

–Eddie, amigo –Dustin me abraza y yo correspondo está más alto de lo que recuerdo.

–Hola cabezón –palmeo su espalda y volteo a ver a mi tío.

–Hola hijo –me estira sus brazos y me hundo en ellos, él siempre ha sido mi refugio.

–Hola tío –mis ojos se humedecen.

–Hola Eddie, ahora traes nuevo look –dice Steve acercándose.

–Si, ahora tienes el cabello más genial de Hawkins –nos abrazamos.

Nos sentamos en la mesa, traen comida, mucha y la devoro como si jamás hubiera comido, ellos solo me observan.

–¿Cuánto tiempo pueden estar aquí? –me aseguro para ser muy claro con mis preguntas.

–El resto de la tarde no te preocupes –responde mi tío poniendo su mano en mi hombro.

–Hay muchas cosas que no recuerdo, hace unos días la doctora que me trata dijo que me acusaron de un asesinato y que estuve en la cárcel, pero no recuerdo del todo eso, son como fragmentos, me siento confundido –trato de explicar mientras seguimos comiendo.

–Hace un mes te aislaron, golpeaste a uno de los enfermeros, casi dañas el lugar –Dustin explica.

–Saben, no recuerdo nada, no sé si son las medicinas que me han dado, pero tengo muchas cosas en mi mente y me confundo –paso mi mano por mi pelo corto.

PRISONER - Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora