III. 🔮

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—¿Por qué has llegado tan tarde las últimas semanas? —Charlie me cuestiona mientras vemos la televisión.

—Me he quedado más tiempo leyendo y estudiando después de cerrar la biblioteca —respondo tranquilamente.

—¿Para qué estás estudiando? —da un sorbo a la botella de cerveza mientras me mira extrañado.

—Quizá intente entrar a la universidad pública —me encojo de hombros y continuó comiendo.

—Sabes que es complicado, tus documentos no son...

—Lo sé, sé que no tengo una vida real —me levanto para dejar el plato en la cocina —solo estoy intentando encajar, no voy quedarme atendiendo una puta biblioteca toda mi vida.

—Hija, no quise decir eso, solo debes tener cuidado —escuchó un suspiro de su parte.

—¿Por qué siempre me adviertes que tenga cuidado?

—Gill, el mundo es cruel, las personas son malas, no siempre quien se acerque a ti va a tener buenas intenciones —explica.

—No sé cómo identificar eso papá, no conozco nada del mundo y si sigo encerrada nunca voy a saber defenderme —me voy rápidamente a mi habitación sin permitirle decir nada.

Siempre he estado atrapada, sé que Charlie ha hecho lo mejor y de alguna forma ninguno sabe manejar la situación.

{...}

Las últimas semanas me he reunido con Doug, hemos estudiado todas las posibilidades para que su máquina sea una realidad, decidí que este fin de semana me quitaré el dispositivo; no tengo idea si haya algún efecto secundario al retirarlo y lo más seguro es que deba entrenar mis habilidades de nuevo.

—Doug, estoy lista son 3 pasos, cortar, retirar y suturar, ¿está bien? —trató de darle confianza.

—Gill, sé que es un poco tarde para decirlo pero no me gusta la sangre —ruedo los ojos —además esta aguja ni siquiera es para cerrar heridas...

—Tranquilo, será rápido ya lo practicamos en la piel de cerdo, confío en ti, lo harás bien —ambos sonreímos el lo hace un poco nervioso.

Doug identifica la posición del dispositivo, hace el corte y realmente no duele demasiado.
—¡Lo tengo! —me lo da en la mano y lo observo, parece la cápsula de un medicamento, pienso como algo tan pequeño ha podido detenerme durante tanto tiempo.

—Gracias, lo hiciste muy bien —cierro mis ojos concentrándome, trato de identificar cada espacio de mi cuerpo y mi mente.

—¿Y cómo funciona? —hay bastante curiosidad en su pregunta.

—Debo concentrarme, te voy a mostrar —hago que se siente en el pequeño sofá, enciendo la radio sincronizando una estación libre y tomo un pañuelo para tapar mis ojos.

Busco su aura temporal y nos veo en el espacio oscuro, lo veo a él observándome sentada en el suelo, me acerco para crear el contacto.

—Doug, aquí estoy: en tu mente —mira a todas partes, mi voz se combina con la frecuencia de la radio y las luces parpadean.

—¿Gill?

—Cierra los ojos —lo hace y en ese instante toco su hombro, logro que nos visualice tal como yo lo hice, frente a sus ojos está nuestra imagen sentados en el espacio vacío.

—¿Qué hiciste? —pregunta maravillado.

—Estamos en un punto de inconsciencia, hice que entraras en trance, mira tus ojos —se nota el movimiento de sus pupilas bajo sus párpados.

PRISONER - Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora