VI. 🔮

17 4 0
                                    


—Debo regresar, tengo que sacar a Eddie del estado de inconsciencia —pongo de nuevo el casco y cubro mis ojos.

—Tienes que guiarlo, su actividad cerebral está bastante fuerte —advierte.

Me concentro en su aura, lo encuentro en el punto de inconsciencia y observo que ha creado muchas cosas aquí.

Eddie golpea con desesperación la puerta del frente llamándome.
—¿Eddie? —parece que repetimos la escena.

Conversamos en la mesa él no me suelta, me besa y me acaricia, me pide que no me vaya. Correspondo a sus besos y sus palabras, no tengo idea de cómo actuar.

Me siento feliz de que estemos aquí, trato de ser una persona normal, intento ser lo que él recuerda de mí. Parece que llevamos días en este lugar y ambos ya nos sentimos atrapados.

—Eddie... ¿sabes que hay más allá? —me atrevo a preguntar mientras vemos al horizonte en donde solo se repiten las casas verde olivo.

—No lo sé, no recuerdo como llegué aquí —hoy se ven sus cicatrices y realmente no sé qué pudo haberle pasado. Parece que lo que hay en su cabeza también está revuelto, por momentos yo tampoco controlo mis acciones.

Debajo de las sábanas, Eddie acaricia mi rostro y mis brazos, me doy cuenta de que estamos desnudos, me avergüenza un poco porque nunca he tenido esta experiencia en la realidad. He soñado infinidad de veces como él me toca y me besa, sin embargo no tengo idea de como debería ser.

Beso las yemas de sus dedos con delicadeza, sus ojos no se pierden ningún detalle de mi rostro, sonríe por momentos y casi que de sus preciosos ojos salen brillos. Él continúa besándome ahora sus labios descienden por mi cuello y mi pecho. Solo dejo que él haga lo que quiera.

Mi cuerpo responde a sus estímulos, es como si en realidad me tocara, son cosas que son deliciosas, pero que no entiendo en su totalidad.

Pierdo el contacto, creo que me perdí en medio de las sensaciones que experimentaba.
—¿Estás bien? —pregunta Doug.

—Si, siento que me estoy desfasando, tengo que terminar con esto —respiro profundo para volver a concentrarme y buscarlo.

Estoy tardando más de lo normal, siento su aura pero no logro encontrarlo, ya no tengo control completo, su estado de inconsciencia es algo que él también está manejando. Logro llegar a la casa número 6.

Me siento bajo un árbol, no se mueven las hojas, no es tan sencillo recrear estas cosas.
—Pensé que no estabas —Eddie aparece detrás de mi, se sienta a mi lado sin dejarme de ver directo a los ojos.

—¿Por qué no estaría aquí? —hay cosas que en mi mente se revuelven y muchas cosas de las que han pasado aquí no han estado bajo mi consentimiento.

—No lo sé —toma mi mano y busca en mi muñeca el tatuaje que está debajo del número del laboratorio. Pasa sus dedos acariciando suavemente.

—Eddie, siento que te he buscado por mucho tiempo, pero cuando creo estar segura de que estoy contigo, algo pasa, es como si tuviera que cruzar una puerta muchas veces —realmente estoy agotada, y sé que lo correcto es hacer que él regrese a su cuerpo, pero no quiero hacerlo.

—Estamos juntos ahora —mis ojos se humedecen.

Aunque sé que estamos en un espacio vacío y que son solo nuestras mentes; es lo más real que he sentido y no quiero dejarlo ir.
—Te amo.

—Te amo, Eddie. No desaparezcas más, por favor —nos abrazamos y puedo sentir que él teme lo mismo.

Llegó el momento de liberarlo de este lugar, así que de nuevo dirijo su aura a su cuerpo.
—¡Doug! Eddie desaparece de mi rastro, creo que va a otra dirección.

PRISONER - Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora