•|CAPÍTULO 11: SRA. DASSAÚLT.

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Adelaine.

Cuándo planeas una cosa, la cual quieres tener bajo control, siempre sale algo completamente diferente. Mi caso, es que solo deseaba un marido falso sin que tuviera un apellido con mucho peso pues el mío ya tiene carga y presión social.

Pero nada sale como quiero. Y ahora estoy metida en una familia la cual pertenece a la realeza francesa que se mantiene en el ojo público, además de que el que es mi marido es malditamente conocido en el ámbito deportivo. Añadiendo que ni tenía conocimiento de que en Francia aún existieran monarquías, más que en España, Rusia y otros lugares.

Dónde soy solamente la esposa estudiante que se está abriendo camino en el mundo del ballet clásico y debe de hacer todo estéticamente correcto.

—Las Caruso no han dejado de verte desde que empezaron los ensayos—susurra Angie, que se acomoda el moño alto—. Más ahora que todos saben eres mi cuñada.

Pongo una débil sonrisa mientras lucho por respirar aire puro y fresco tras las siete horas del ensayo general dónde a metros de mí, está la mujer a la cual admiro.

—No me habías dicho que tú abuela técnicamente es una reina.

—A nadie le cae la abuela, Adela. Solamente se preocupa porque mis tíos le den nietos aptos.—La última palabra la hizo con comillas entre los dedos poniendo mala cara.

—Claro.

La rubia suspiró profundamente mientras bajó la vista al reloj de su muñeca izquierda. Se que sus padres tienen sospechas de todo este show que se está llevando a cabo pues durante estos días la señora Diane no se despegó de mí ni un segundo.

—¡Chicos lo están haciendo muy bien!—La voz de Anastasia Eiisman llegó a nosotras haciendo que me pusiera más recta de lo normal.

Con una seña nos llamó a todos para acercarnos ya que ella tomaba apuntes y charlaba con Lacroix. Ambas con ese ojo crítico que te pueden acabar en segundos.

—Estaremos tomando las medidas para los vestuarios—anunció Anastasia bajándose un poco los lentes—. Necesito a todos en dos semanas aquí en la academia después del ensayo.

Asentí viendo mi reflejo en la pared de cristales. No debo de tener ni un gramo de más en el cuerpo y debo de buscar fajas para marcar más la cintura.

—Para que sigan dentro de sus dietas asignadas—añadió Lacroix sin más.

Con una seña nos indico que la clase terminó. Agradecí infinitamente ya que aún me quedaba subir tres pisos para llevar uno de los cinco ensayos finales sobre idiomas para después de eso tener el tiempo libre y aprovecharlo en los ensayos.

Cómo diría mi padre. Necesito practicar la perfección para que todos estén orgullosos de mí.

Scarlett se encuentra en la finca de Dassaúlt con Gianna—la chica que forma parte de su equipo—sin embargo, debo de apresurarme lo más que pueda para llegar con ella.

ANACRONÍA. | 𝗟𝗜𝗕𝗥𝗢 𝗜 & 𝗜𝗜 «𝗕𝗢𝗥𝗥𝗔𝗗𝗢𝗥 𝗦𝗜𝗡 𝗘𝗗𝗜𝗧𝗔𝗥»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora