•|CAPÍTULO 8: DASSAÚLT BONNET.

24.5K 2.4K 626
                                    

Adelaine

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Adelaine.

«Dassaúlt, 06» no puedo quitar la sonrisa de mi rostro al ver el trajecito de Grace en color tinto. En la parte delantera se lee el nombre del equipo.

—Mira, Adela—gire un poco el rostro a Scar que dió una vuelta mostrándome su atuendo.

No esperaba que se combinará con Grace y ví como saco de su pequeña bolsa de mano unos lentes de sol que le trajo antes de venir.

—¿Entendemos que ese perrito es tu primera responsabilidad?

Señales al cachorro al cual le había puesto una gorra para el sol.

—Si. Marc me dió todo lo necesario para no dejar sucio el paddock. ¿Podré ir a la cabina de Trevi?

—¿Te quieres ir allá con él?

Asintió.

—Está bien, muestra tu pase y quédate con Trevor. Cualquier cosa llámame o que él lo haga.

—Vale.

Me agaché un poco para que me dejara un beso en la mejilla antes de que le pusiera los pequeños lentes a Grace y le diera unos leves pellizcos en los cachetes.

La vi alejarse con el Golden de color crema.

—¡Llegué!

La voz de Marcus salió cansada.

—Cinco minutos para ponerte la cangurera—musite divertida.

Me puso una mueca queriendo parecer molestó pero falló en el intento.

Evite no tratar de verlo completamente pero agradecí que todos anduviéramos con lentes de sol ante la ola de calor que azotaba el día.

—¿Seguro que la deseas cargar?

—Obvio—respondió rápidamente.

—Entonces primero ayúdame a doblar la carriola para no hacer mucho bulto.

Le puse el chupete a Grace en el momento que su padre de inmediato comenzó a ayudarme con el carrito.

—¿Has pensado en una niñera de tiempo completo?

—No.

—¿Por qué?

Suspiré recordando el pasado.

—Scarlett y yo crecimos con niñeras. No deseo eso para Grace, quiero romper esos patrones.

—Me alegra mucho saber eso, muñeca.

Me acerqué para acomodar a la niña en la cangurera rosa que Marcus tardó tanto en ponerse. Lo mire de malas cuando aprovecho al tenerme cerca y dejarme un rápido beso en los labios.

—Compórtate—lo regañe en un susurro —, vamos tarde.

Sujeté bien la pañalera viendo de reojo que algunas personas comenzaban a detenerse para prestarnos atención. Marcus me tomó de la mano con firmeza comenzando a andar en silencio. Con la mano libre llevaba la carriola como si el peso de esta no fuera nada para él.

ANACRONÍA. | 𝗟𝗜𝗕𝗥𝗢 𝗜 & 𝗜𝗜 «𝗕𝗢𝗥𝗥𝗔𝗗𝗢𝗥 𝗦𝗜𝗡 𝗘𝗗𝗜𝗧𝗔𝗥»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora