•|CAPÍTULO 6: TODO QUEDA EN FAMILIA.

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Marc

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Marc.

—¿Sé puede saber porque tu cara está casi del color de un tomate?—Ignore la pregunta de mi hermana mirando por el ventanal.

Trate de respirar hondo y mantenerme tranquilo. Pero con un carajo, estoy que me lleva el demonio de tan solo ver como el estirado le sonríe a mi esposa antes de que este le deje un beso en los labios y suba al coche.

Porque sí. Ella es mía.

Mi esposa.

Mi mujer.

Mi mejor amiga.

La madre de mi hija.

Y mi mundo entero aunque ni siquiera se le pase por la cabeza.

—Oh, ya veo—me atrevo a blanquear los ojos hastiado hasta el copete de su actitud que nadie entiende—, eso es muy bajo de su parte.

Angie tiene una actitud tan pesada que a todos los tiene hartos ya que nadie sabe lo que le pasa.

—Callate—musite notando que ella igual mira por la ventana.

Dejó de observar a Adelaine y sigo la trayectoria de la atención de mi hermana para encontrarme a Trevor.

¿Qué carajos?

—¿No crees que Flora es muy extrovertida?—Preguntó de repente haciéndome prestar más atención.

—Sí, igual que tú—comente sin saber el rumbo de la conversación.

Adelaine se acercó a ellos agachándose mientras Grace trataba de caminar y su hermano le hablaba haciendo reir a mi hija. Scarlett sostenía su teléfono grabando desde una de las tumbonas del patio.

—¿Como yo?—Ella se giró a verme.

—Sí, es igual de extrovertida que tú, baila ballet, lo que tu estudiaste aunque ya no lo practiques...—me quedé en silencio ya que las piezas se comenzaron a unir en mi cabeza.

Su mal genio comenzó desde que supo que Trevor estaría aquí con esa pelirroja. Trata de opacarlos cuando estamos todos juntos . Si molestia ya no es con Adelaine al cien por ciento.

Su enojo y frustración son con él.

—Oh, carajo—cerré los ojos unos segundos antes de verla nuevamente —. Joder, Angelique.

—¿Qué?

—¿Tuviste algo con Bonnet?

Ella sonrió y se pasó un mechón del cabello rubio detrás de la oreja. Cómo su hermano mayor la conozco y hace eso cuando está nerviosa o desea cambiar la conversación.

—Claro que no, no digas estupideces—musita.

Eleve una ceja y me acerque más a ella.

—Vamos dime.

ANACRONÍA. | 𝗟𝗜𝗕𝗥𝗢 𝗜 & 𝗜𝗜 «𝗕𝗢𝗥𝗥𝗔𝗗𝗢𝗥 𝗦𝗜𝗡 𝗘𝗗𝗜𝗧𝗔𝗥»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora