Diecinueve años después

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*Dos meses después de la guerra*   

La azabache había decidido no volver a Hogwarts después de la batalla. Decidió hacer unas pruebas para entrar a un equipo de Quidditch y lo consiguió, aunque la mayor parte era suplente.

Ginny, Emily y Astoria habían continuado con sus estudios al igual que sus parejas. Ron y Harry se habían hecho auror y Draco había seguido los pasos de su mejor amiga. Y bueno Pansy y Blaise, se habían ido a explorar el mundo, pero cuando volvieran harían lo mismo que Draco y T/N.

T/N había recibido una carta de su madre. Elizabeth se había enterado que la guerra había terminado y por fin podría volver a encontrarse con Sirius sin miedo a nada.

—¿Dónde me llevas?—Preguntó Sirius a su hija mientras se montaban en el coche.

—Ahora lo verás—Arrancó el coche.

—¿Dormirás hoy en casa?

T/N llevaba durmiendo en el hospital desde que Hermione fue ingresada, nada más se iba de allí para sus entrenamientos o partidos y para ducharse y cambiarse de ropa.

—No creo.

—T/N, comprendo que estés preocupada, pero debes descansar en la cama, es mucho más cómoda que los sofales del hospital—La azabache suspiro— Un momento...—Dijo al ver cuando su hija aparcaba cerca de un restaurante.

—¿Qué pasa?—Termino de aparcar.

—Aquí trage a tu madre a cenar una vez, ella iba con un vestido celeste que le quedaba perfecto.

—Lo sé. ¿Vamos?

Ambos se bajaron del coche. Dentro del restaurante en una mesa alejada de las demás, se encontraba una mujer con un vestido celeste.

—Lo siento, pero no nos quedan más mesas —Dijo una camarera al verlos entrar.

—No se preocupe, venimos con alguien —Sirius le miro confundido—Ven, quiero que veas a alguien.

T/N le agarro la mano y le llevo hacia la mesa que estaba la mujer con el vestido celeste de espaldas a ellos.

—Hola, mamá —La mujer se giro con una sonrisa y se levantó a un asiento, luego abrazo a su hija, al separarse vio a Sirius con una sonrisa.

—Hola, Sirius.

—Mi pequeña Eli—la abrazo con toda la fuerza que tenía en ese momento.

—Papá, le vas a matar—Sirius se separó—. Yo os dejo, que tenéis de mucho que hablar.

Se despido de ambos y se volvió al coche. Condujo hasta su casa. T/N vivía en un pequeño piso, tenía una pequeña cocina y la sala de estar estaba en la misma habitación que la cocina. Luego tenía su habitación y un cuarto de baño.

T/N se tiro en el sofá y tiro su bolso por la habitación, estaba agotada. Se levantó al escuchar como llamaban a la puerta, pensó que ocurría en su sueño, pero al parecer no. 

—¿Qué haces aquí Harry? — preguntó al abrir la puerta.

—Sé que es tarde, pero encontré esto en un libro de Hermione—Le entregó una carta.

—Supongo que gracias—dijo mirando el sobre. Y luego le cerró la puerta en las narices.

T/N encendió la luz y se sentó en el sofá. Abrió el sobre.

La carta:

Querida T/N.

Si lees esto es porque o estoy muerta o porque algo me ha pasado. Escribo esto porque sé que en la guerra terminare mal, bueno en realidad voy a dejar que termine mal. Lo siento, pero cuando los mortifagos que me buscan me encuentren no lucharé para ganar, no quiero vivir sabiendo todo el daño que te he causado, sé que lo has pasado mal por las palabras que te dije y yo no soy capaz de mirarte a la cara, me siento mal saber que te he hecho daño, porque te amaba y amo, y aún así te hice daño, te pediría perdón y aunque tú lo aceptes no me sentiré bien conmigo misma.

𝓛𝓪 𝓼𝓪𝓷𝓰𝓻𝓮 𝓼𝓾𝓬𝓲𝓪 (𝓗𝓮𝓻𝓶𝓲𝓸𝓷𝓮 𝔂 𝓽𝓾) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora