Diez.

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La manera en que él se aferraba a su cintura, y la acariciaba, marcando en ella su territorio.

-Dime que me amas... -Ellie susurró en mitad del beso.

Nate, no, mi corazón gritaba. Yo soportaría lo que fuese, menos que él le dijera que la amaba.

-Te amo. -Sus labios pronunciaron, y yo sentí como mi mundo se hacía trizas.

Sin control alguno de mis actos, dejé la taza caer al piso, descubriendo mi presencia.

Se separaron de inmediato, y Ellie corrió a mi auxilio.

-¿Estás bien? -Se agachó a ayudarme con los restos de porcelana.

Nate no se movió de donde estaba. Al parecer, intuyó que yo había escuchado todo.

-No me fijé, lo siento. -Me disculpé con Ellie.

Y a pesar de las ganas de gritarle en la cara todo lo que estaba sintiendo, me fui corriendo.


Me encontré a mi madre bajando las escaleras en compañía de Denise, lucían muy felices.

-Nos vamos mañana mismo, mamá. -Le informé.

-Así que lo reconsideraste...

-¿Qué? -Denise lucía confundida.

-¡Sí, lo reconsideré! ¿Estás feliz?


Una vez en mi cuarto, comencé a tirar todas mis cosas en una maleta, con lágrimas en los ojos.

-Maldito seas... -Me mordí el labio para no gritar- ¡Ugh!

La puerta se abrió, y como me supuse, era Nate.

-¿Qué crees que estás haciendo? -Preguntó aterrado.

-Me voy. -Contesté sin mirarlo.

-¿Cómo que te vas?

-¡Me voy, eso! Me voy porque es obvio que no hay nada para mí en esta casa.

-Mia, tú no puedes irte a ningún lado...

Me di vuelta, y lo miré a los ojos. -Tú la amas a ella.

-Lo escuchaste...

-¡Claro que lo escuché!

-Tuve que decirlo...

-¿Te puso un revólver a la cabeza?

-No, Mia.

-Entonces, me parece que lo dijiste porque lo sientes. Y eso está bien, ¿sabes? Ella es tu esposa, y jamás dejaste de amarla... Yo entiendo...

-Escuché que... Si te enamoras de dos personas, es mejor quedarte con la segunda, porque si en realidad amaras a la primera... No te habrías enamorado de la segunda.

Sonreí con cinismo. -Es estúpido lo que dices.

-Yo te amo a ti.

-Tú la amas a ella.

-¡Que no!

-¿Entonces por qué se lo dijiste?

-Porque... Porque ella me lo pidió.

-No parecías muy obligado en ese momento...

-Mia...

-Sal para que pueda seguir empacando, por favor.

Como poseído por el mismo demonio, me tomó por la cintura, y me besó a la fuerza.

Aquello sí que no iba a permitírselo. Me zafé de inmediato, y le pegué una cachetada.

-¡No soy tu juguete, Nate! -Grité- vete de mi cuarto.

-Perdóname. -Murmuró, avergonzado.

-¿Qué estás esperando para largarte?

-Sólo te pido que esperes hasta que hable con Ellie. La llevaré con un médico mañana.

-¿Y mientras le dices, qué? -Me crucé de brazos- ¿Me aguanto los besos por toda la casa?

-Mi amor...

-No soy tu amor.

-¿Quieres que te alquile un departamento? Para qué no estés incomoda.

-No necesito tu caridad.

-No es caridad... Eres mi mujer.

-No soy nada tuyo. -Dije con firmeza.

-Maldita sea. -Masculló.

El celular sonó, y sólo miré a Nate. -Debo contestar.

El asintió, y luego dejó la habitación.

-¿Hola? -Dije al llevarme el teléfono a la oreja- ¿Cómo está, doctor?... Sí, si, por supuesto... ¿De qué se trata? ... De acuerdo, yo estaré mañana por ahí... Gracias.

***

Cuando Nate entró en su habitación, Ellie no estaba por ninguna parte. Luego, la vio salir del baño.

Tangas negras, y un sostén de encaje del mismo color era lo único que cubría su cuerpo.

-Hola, guapo. -Dijo con una sonrisa pícara.

Nate abrió la boca en incredulidad. -Ellie...

-No digas nada... -Se sentó a horcajadas sobre él- solo quiero que esta noche me hagas el amor como antes...

-Ellie...

-Y no voy a tomar ninguna de tus tontas excusas -lo besó en el cuello- me siento bien...

-Entiende que...

-Nathaniel, por favor... Hazme tuya... Es lo único que te pido...

***

Me levanté temprano, porque la noche anterior había recibido una llamada de mi ginecólogo, pidiéndome que fuese a verlo.

-¿También vas a salir temprano? -Ellie me preguntó al verme bajar las escaleras.

Dios mío, ¿por qué tenía que meterse tanto?

-Sí, tengo una cita con mi médico.

Nate apareció por el corredor. Vestía jeans y camisa.

-Amor, voy a decirle a Gina que ya nos vamos. -Ellie se disculpó y subió las escaleras.

-¿Cómo que vas con el médico? ¿Qué pasa?

-¿Cómo es que lo escuchas todo?

-¿Estás enferma?

-Espero que no. Mi médico dice que necesita conversar algo importante conmigo.

-Si quieres yo...

-No necesito nada de ti. Y si me disculpas, tengo un compromiso.

Estuve en la oficina del doctor Torres mucho más rápido de lo que pensé.

-¿Qué es eso tan importante que tiene que decirme?

-Los anticonceptivos que te hemos estado inyectando han sido sacados del mercado. Más de un cincuenta por ciento de las usuarias se comenzaban a quejar de efectos secundarios poco usuales, entre ellos la concepción.

Abrí los ojos como platos. -Me está diciendo que... Los anticonceptivos que he estado usando....no funcionan, y que puedo quedar embarazada.

-En efecto.

-Y... ¿Cuál es el siguiente paso?

-Sería substituirlos por otros, pero... Necesitamos una prueba de embarazo antes, necesitamos la constancia de que no hay impedimentos para que comiences a tomar otros.

-Pero, doctor... Yo no puedo estar embarazada, no ahora.


Ella o yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora