La manera en que él se aferraba a su cintura, y la acariciaba, marcando en ella su territorio.
-Dime que me amas... -Ellie susurró en mitad del beso.
Nate, no, mi corazón gritaba. Yo soportaría lo que fuese, menos que él le dijera que la amaba.
-Te amo. -Sus labios pronunciaron, y yo sentí como mi mundo se hacía trizas.
Sin control alguno de mis actos, dejé la taza caer al piso, descubriendo mi presencia.
Se separaron de inmediato, y Ellie corrió a mi auxilio.
-¿Estás bien? -Se agachó a ayudarme con los restos de porcelana.
Nate no se movió de donde estaba. Al parecer, intuyó que yo había escuchado todo.
-No me fijé, lo siento. -Me disculpé con Ellie.
Y a pesar de las ganas de gritarle en la cara todo lo que estaba sintiendo, me fui corriendo.
Me encontré a mi madre bajando las escaleras en compañía de Denise, lucían muy felices.
-Nos vamos mañana mismo, mamá. -Le informé.
-Así que lo reconsideraste...
-¿Qué? -Denise lucía confundida.
-¡Sí, lo reconsideré! ¿Estás feliz?
Una vez en mi cuarto, comencé a tirar todas mis cosas en una maleta, con lágrimas en los ojos.
-Maldito seas... -Me mordí el labio para no gritar- ¡Ugh!
La puerta se abrió, y como me supuse, era Nate.
-¿Qué crees que estás haciendo? -Preguntó aterrado.
-Me voy. -Contesté sin mirarlo.
-¿Cómo que te vas?
-¡Me voy, eso! Me voy porque es obvio que no hay nada para mí en esta casa.
-Mia, tú no puedes irte a ningún lado...
Me di vuelta, y lo miré a los ojos. -Tú la amas a ella.
-Lo escuchaste...
-¡Claro que lo escuché!
-Tuve que decirlo...
-¿Te puso un revólver a la cabeza?
-No, Mia.
-Entonces, me parece que lo dijiste porque lo sientes. Y eso está bien, ¿sabes? Ella es tu esposa, y jamás dejaste de amarla... Yo entiendo...
-Escuché que... Si te enamoras de dos personas, es mejor quedarte con la segunda, porque si en realidad amaras a la primera... No te habrías enamorado de la segunda.
Sonreí con cinismo. -Es estúpido lo que dices.
-Yo te amo a ti.
-Tú la amas a ella.
-¡Que no!
-¿Entonces por qué se lo dijiste?
-Porque... Porque ella me lo pidió.
-No parecías muy obligado en ese momento...
-Mia...
-Sal para que pueda seguir empacando, por favor.
Como poseído por el mismo demonio, me tomó por la cintura, y me besó a la fuerza.
Aquello sí que no iba a permitírselo. Me zafé de inmediato, y le pegué una cachetada.
-¡No soy tu juguete, Nate! -Grité- vete de mi cuarto.
-Perdóname. -Murmuró, avergonzado.
-¿Qué estás esperando para largarte?
-Sólo te pido que esperes hasta que hable con Ellie. La llevaré con un médico mañana.
-¿Y mientras le dices, qué? -Me crucé de brazos- ¿Me aguanto los besos por toda la casa?
-Mi amor...
-No soy tu amor.
-¿Quieres que te alquile un departamento? Para qué no estés incomoda.
-No necesito tu caridad.
-No es caridad... Eres mi mujer.
-No soy nada tuyo. -Dije con firmeza.
-Maldita sea. -Masculló.
El celular sonó, y sólo miré a Nate. -Debo contestar.
El asintió, y luego dejó la habitación.
-¿Hola? -Dije al llevarme el teléfono a la oreja- ¿Cómo está, doctor?... Sí, si, por supuesto... ¿De qué se trata? ... De acuerdo, yo estaré mañana por ahí... Gracias.
***
Cuando Nate entró en su habitación, Ellie no estaba por ninguna parte. Luego, la vio salir del baño.
Tangas negras, y un sostén de encaje del mismo color era lo único que cubría su cuerpo.
-Hola, guapo. -Dijo con una sonrisa pícara.
Nate abrió la boca en incredulidad. -Ellie...
-No digas nada... -Se sentó a horcajadas sobre él- solo quiero que esta noche me hagas el amor como antes...
-Ellie...
-Y no voy a tomar ninguna de tus tontas excusas -lo besó en el cuello- me siento bien...
-Entiende que...
-Nathaniel, por favor... Hazme tuya... Es lo único que te pido...
***
Me levanté temprano, porque la noche anterior había recibido una llamada de mi ginecólogo, pidiéndome que fuese a verlo.
-¿También vas a salir temprano? -Ellie me preguntó al verme bajar las escaleras.
Dios mío, ¿por qué tenía que meterse tanto?
-Sí, tengo una cita con mi médico.
Nate apareció por el corredor. Vestía jeans y camisa.
-Amor, voy a decirle a Gina que ya nos vamos. -Ellie se disculpó y subió las escaleras.
-¿Cómo que vas con el médico? ¿Qué pasa?
-¿Cómo es que lo escuchas todo?
-¿Estás enferma?
-Espero que no. Mi médico dice que necesita conversar algo importante conmigo.
-Si quieres yo...
-No necesito nada de ti. Y si me disculpas, tengo un compromiso.
Estuve en la oficina del doctor Torres mucho más rápido de lo que pensé.
-¿Qué es eso tan importante que tiene que decirme?
-Los anticonceptivos que te hemos estado inyectando han sido sacados del mercado. Más de un cincuenta por ciento de las usuarias se comenzaban a quejar de efectos secundarios poco usuales, entre ellos la concepción.
Abrí los ojos como platos. -Me está diciendo que... Los anticonceptivos que he estado usando....no funcionan, y que puedo quedar embarazada.
-En efecto.
-Y... ¿Cuál es el siguiente paso?
-Sería substituirlos por otros, pero... Necesitamos una prueba de embarazo antes, necesitamos la constancia de que no hay impedimentos para que comiences a tomar otros.
-Pero, doctor... Yo no puedo estar embarazada, no ahora.
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Ella o yo
ChickLit"No sé quien es más feliz si ella que te tiene a su lado o yo que tengo tu dulce y tierno amor que es tu sufrimiento callado." -Autor desconocido.