-La salud de Ellie me preocupa, pero yo te necesito... -Me besó en el cuello.
Apreté los ojos, a lo que un escalofrío me recorría la espalda.
-Está mal... -Murmuré, antes de morder mis labios para no dejar escapar un gemido.
-No somos santos, Mia. Somos seres humanos... -Escurrió una de sus manos por mis bragas- que sienten, que desean... Que aman...
Me di la vuelta, y tan pronto lo tuve frente a frente, me amarré a él, besándolo con locura.
Era como si tuviese sed extrema, y su boca fuese la única fuente de agua disponible para mí.
Nuestras lenguas estaban unidas en alguna danza prohibida de la que el resto de nuestros cuerpos no eran partícipes.
Recorrí con mis manos su pecho desnudo, perdiéndome en cada músculo pronunciado que encontraba.
Dejé que tomara su propio curso y navegara por su cuerpo, hasta que dio con el abultado entre sus piernas.
Soltó un jadeo al tacto, dándome más motivación para seguir acariciándole. Era casi inhumano como crecía contra la tela, y mi mano.
Me retiró la mano para que me detuviera luego de un rato, y aprovechó para ponerse encima de mí.
-Te amo. -Dijo antes de besarme, mientras mantenía mis manos sujetas a cada lado de mi cuerpo.
Me desnudó con toda la paciencia y delicadeza de que era capaz, sin dejar olvidados los besos, las caricias y los mordiscos.
Me sujetó fuerte por las caderas, entrando en mí con lentitud, sin dejar de mirarme a los ojos. Estaba ya acostumbrada a su grosor, pero eso no fue excusa para no estremecerme de pies a cabeza al sentirlo llenarme.
Le rodee las caderas con las piernas, mientras nos movíamos en busca de la tan deseada cima.
-Amar a alguien más... -Nate dijo entre jadeos- como te amo a ti... Es imposible...
Quería que ya dejara de hablar de amor, porque no iba a poder soportarlo más.
Enloquecí tanto al llegar que tuve que hacer un tremendo esfuerzo para no gritar, los besos de Nate me ayudaron.
Nadie podría separarme de él esa noche, estaba pegada a su cuerpo como goma.
Estábamos sudados, jadeantes, y con el corazón a mil, aun así, en silencio.
-¿Estás durmiendo? -Nate me preguntó.
-No. -Me acomodé sobre su pecho- fue tan perfecto...
El no dijo nada.
-Pero... Ya se va a acabar... Tan pronto salga el sol...
-Vámonos.
-¿Qué?
-Lejos, vámonos... Tú y yo.
-¿Nate, de que estás hablando?
-Irnos a algún lugar donde nadie nos conozca... Fuguémonos como un par de adolescentes... Olvidemos todo aquí.
Sonreí. -Estás demente.
-Por ti, tal vez...
-Irnos no va a resolver nada... Por el contrario, hará las cosas peor.
Escuché un suspiro. -Ya sé.
Besé su pecho, y luego sus labios. -Si me hubiesen dicho que esto pasaría, me habría reído.
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Ella o yo
ChickLit"No sé quien es más feliz si ella que te tiene a su lado o yo que tengo tu dulce y tierno amor que es tu sufrimiento callado." -Autor desconocido.