Nate llegó a la casa a eso de las siete.
-¿Dónde está Ben? -Le preguntó a Marta-. Tengo algo que hablar con él.
-Salió hace poco. ¿Quieres que sirva la cena?
-No, no... ¿Me subes por favor unas aspirinas?
-Por supuesto. ¿Te estás quedando en el cuarto de Ellie?
-No, en el mío.
Marta asintió. -Ya te lo llevo.
Pensó en pasar a ver a Ellie, pero estaba demasiado tenso como para más problemas.
Lo que hizo fue darse una ducha caliente y entrar de inmediato en sus pijamas. Cuando salió del baño, las pastillas y el agua estaban ya en la mesa de luz. Se tomó dos y se dispuso a adelantar algo de trabajo en su laptop.
***
En el camino a casa, Ben me había contado todo sobre Jeremy y sus planes malvados.
Me sentía como en una película. Tenía que estar junto a Nate cuando se enterara, porque de otra forma trataría de matarlo, y el tipo estaba armado.
-Yo me encargaré de que tu maleta esté arriba para mañana. -Ben me dijo mientras entrábamos a la casa.
-¡Mia! -Marta exclamó con una sonrisa al verme.
-Marta, por favor, que nadie se entere aún de que Mia está aquí. -Ben le indicó-. ¿Dónde está Ellie?
-Cenando en el jardín con la enfermera y su hermano.
-¿Y mi madre?
-En su habitación.
-¿Y Nate?
-En la habitación que compartía con Mia.
-Mia... Ve. -Ben me dijo.
-Pero... ¿Cuándo le dirás?
-¿Crees que deba decirle antes?
-Yo me adelanto, y luego entonces tú subes.
-De acuerdo.
Subí en silencio las escaleras. Luego de casi dos meses, volvería verlo. Aunque, estaba decidida a guardar distancia.
Toque la puerta de madera oscura, y esperé.
-Estoy ocupado. -Escuché desde adentro.
Volví a tocar.
Suspiró sonoramente. -Adelante.
Tenía la vista fija en su computador cuando entré. Tuvo qué mirarme dos veces para asegurarse que se trataba de mí.
-Mia... -Dejó la portátil a un lado, y fijó en mí su mirada.
-Hola. -Traté de sonreír, pero eso no era suficiente. Quería lanzarme a sus brazos, llenarlo de besos.
Se levantó al fin, y se dirigió a mí como si se tratase de algo irreal.
-¿Qué....?
Lo abracé. De repente. Con todas mis fuerzas. Con necesidad.
Sentir sus brazos a mí alrededor fue el paraíso. Este hombre tenía que ser mío, pero no era. Era de ella.
Apretó con fuerza mi cintura, y luego se dejó caer de rodillas frente a mí, apoyando su cabeza en mi vientre.
-Nate...
-Perdóname... -Me suplicó con un hilo de voz.
-Nathaniel...
Un sollozo se escapó de su garganta, y supe que estaba entregado al llanto.
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Ella o yo
ChickLit"No sé quien es más feliz si ella que te tiene a su lado o yo que tengo tu dulce y tierno amor que es tu sufrimiento callado." -Autor desconocido.