Capítulo 18

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Oh, lo haría pagar.

—Adelante, Amelee, muéstrame lo que tienes. —Se burló, sus sombras burbujeando bajo sus pies con cada paso que daba.

Mis manos se llenaron de relámpagos, me daban cosquillas e impactaban en el suelo. No lo pensé dos veces cuando se los lancé directamente. Esperaba hacer fritura de demonios aquel día. Más Sev fue mucho más rápido, esquivándolas tan fácil que hirió mi ego.

Creé otras dos bolas grandes de relámpagos en cuestión de segundos, lanzándolas unas tras otra, apenas dándole tiempo de esquivarlas.

—¡Amelee, ¿qué carajos haces?! —Escuché a Perséfone gritar, pero poca importancia le di.

De mis manos salían rayos comprimidos en esferas a cada segundo, todas siendo enviadas al demonio frente a mi sin un respiro, todas siendo esquivadas y siendo consumidas por el campo de fuerza que construí minutos atrás.

—Sí, Amelee, ¿qué haces? —Las sombras de Sev consumieron una de mis esferas como si se tratara de la merienda, su gran sonrisa creciendo de ver la frustración en mi rostro. —Pensé que habías entrenado.

Grité furiosa, los cielos se tornaron oscuros, el olor de la lluvia acariciando mi nariz.

Trozos de agua congelada se condensaron en mis manos, transformándose en flechas puntiagudas que lancé sin piedad. Sev apenas pudo esquivarla, una de ella cortándole la mejilla.

Sonreí, mi pecho llenándose de satisfacción.

Sev levantó su cabeza, acariciando su mejilla que se curó en instantes.

Oh mierda.

—¿Eso es todo lo que tienes? —cuestionó.

Mi satisfacción murió en aquel instante, los relámpagos volviendo a picar en la punta de mis dedos.

—A este paso lo único que lograras en hacerle cosquillas a Sara.

Jadeé.

—¡Gul! ¡Deja de provocarla! —escuché que gritó Rafael a mis espaldas, su poder intentando pasar a través de mi campo de fuerza.

Con una sola mirada el campo se volvió más grueso y poderoso.

—Te haré pagar. —siseé, creando más flechas de hielo.

—¿Por qué? —Sus sombras se volvieron gordas, envolviendo sus piernas y gruñendo a mis poderes. —¿Por acostarme con todas esas personas después de que te fueras de mi mansión?

Mi corazón se quebró.

No me moví, solo dejé que el poder se condensara en mis manos. Sentía el sabor agrio de las lagrimas en mi garganta. No le daría la satisfacción de verme llorar.

—¿Por acostarme con tu bisabuela? —volvió a hablar, caminando a mi alrededor. Me estaba cazando o, al menos eso creía él. —¿O por ocultarte cosas? Hice algunas otras cosas que...

Descargué todo mi poder contra él cuando caminaba por mi derecha, su cuerpo se movió a la izquierda para evitar las flechas de hielo, lancé aquel molesto poder de mi padre que siempre me dejaba con dolores de cabeza, impactando directamente con su brazo izquierdo y quemando su piel de porcelana.

Sev aulló del dolor y, sin dejarlo recuperarse, lancé otra bola de luz que terminó por impactar en su pierna derecha.

Sev lanzó una ola de sombras silbando, pero cuando estaban por impactar contra mi rostro, las atrapé con mis manos, enviándolas a mis pies. Sev arqueó las cejas ante los perros que se estaban formando de las sombras.

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