History+ 1

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Y aquí estoy, una vez más en la forma de una bola de carne que no puede ni siquiera moverse a voluntad propia, así como aguevoniada tu sabes.

Es en estos momentos en los que recuerdo lo miserables que son los seres humanos, tan indefensos y estúpidamente inútiles, en comparación a otros animales que a los minutos de nacer de vaina matan a la madre.

Oh, es cierto, parece que aún no he nacido así que por eso es que casi ni me puedo mover. Pero a decir verdad es bastante cómodo, las cosas como son. Creo que podría quedarme así el resto de la eternidad, es calentito, ni siquiera tengo que masticar o tragar para comer, es más, ni siquiera tengo que respirar, todo lo está haciendo alguien más por mí. Esto sí que es el paraíso.

Sería una desgracia que esto se acabara... Ehhm ¿no se supone que es cuando esto se acaba? ¿Hola? ¿Poder del guión? Bueno, entonces voy a disfrutar antes de que se termine esta comodidad... ¿Nada todavía? ... Vale vale, ya entendí.

Mientras espero a que pase algo interesante, me voy a relatar a mi misma; como si fuera una retrasada mental, las cosas que ocurrieron en los últimos sesenta minutos. Algo tipo un te lo resumo así nomás, pero sin el acento argentino.

¿Bien? Comencemos. Nacho, agarrate los pantalones.

Amanecí valiendo madres, como siempre, lo de todos los días, y escucho de fondo, aparte del sonido de las aspas del ventilador que hace de sustituto del aire acondicionado jodido de mi cuarto, el agradable y seductor sonido de los alimentos siendo fritos en la cocina. Y me ruge el estómago.

-"Concuerdo contigo"-. Pienso, ya que tengo la inmensa pereza como para decir una sola palabra apenas abro los ojos. -"De seguro ya está preparando el almuerzo"-. Me quedo viendo el techo de mi cuarto, mirando las telarañas acumuladas en las esquinas de este como si fuera el espectáculo jamás presentado en gringolandia.

Juntando la mitad de mis ganas de vivir, me vuelvo para agarrar mi teléfono del banco de plástico que está a un lado de mi cama, el cual uso de mesita de noche. Al encender la pantalla cierro los ojos de golpe, ya que no mames, el brillo de esa mierda estaba hasta tu puta madre, una vez me acostumbro le bajo al brillo, hasta casi al mínimo. Si no me quedo ciega por lo encandilado que puede ser la pantalla de mi teléfono, será que me quedo ciega por forzar la vista por lo opaco de la pantalla jsjsjs.

Ajá bueno, mucha mierda, mucho relleno, miren, mi tarde pasó de la siguiente manera, me pare con la ladilla de existir, salí del cuarto directo al baño, obviamente había dejado el teléfono sobre el banco, que me habían dado unas perras ganas de orinar. Luego de atender al llamado de la naturaleza me quedo sentada y cierro los ojos recordando mi precioso sueño de fantasía, donde un papucho con traje, mucho mayor que yo, me tenía sentada en su regazo mientras me abrazaba y me daba besitos así bien cuqui y tierno, diciéndome que era su bebé y que me había portado muy bien por lo que me iba a recompensar.

Chavos, esto tiene una explicación, y es que me atraen los tipos de diez años mayor que yo.

Supongo que esos gustos se originaron gracias a la falta de una figura paterna, el único recuerdo que tengo de mi padre biológico es el olor a perfume masculino y como él se iba de la casa diciendo que iba a comprar cigarros. Esa vez yo había aprovechado y le pedí que me trajera un Riko Malt, que es una bebida achocolatada, ósea jelou, eskiusmi watafak, bueno ya paro con mi open english.

Y la parte del perfume pues, digamos que es una de mis más grandes debilidades, es que te digo que si me viene alguien a secuestrar y se echó perfume de hombre, pues mi cielo, le pido que me lleve cargada, que me da ladilla caminar. Como dicen por ahí "aprovecha el bug ekisde ekisde".

Aunque si consideramos y pensamos de manera técnica y objetiva, esos recuerdos los cree de manera intencional para darle más drama a mi existencia, ya saben, como los típicos giros de trama en las películas donde siempre que se quedan sin argumentos recurren a la vieja confiable del "hermano perdido que ahora es villano y hay que pelear contra él/ella, pero me duele porque es familia y por eso no lo mato", ya saben, lo típico de todos los días.

EpifaníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora