La chica se veía atrapada, el trato había terminado terriblemente mal, ahora estaba acorralada en aquella sala, repleta de espejos, su escape no podía llevarse acabo debido al ser cuernudo que yacía en frente de la chica, igual de imponente y poderoso que siempre, a simple vista se podría saber que la ira consumía a este ser. De muchos nombres, tan antigüo como la creación misma. El príncipe de este mundo, o también conocido como Satanás.
Y sé preguntarán, ¿Qué clase de chica en su sano juicio haría un trato con tremenda maldad personificada?La respuesta es que:Ella no es una chica, ella es La chica.La preferida del creador.Su pequeña consentida.Su primer ángel mujer.El ángel de los sueños.— Es una lastima que la niña de Papá se haya metido conmigo—. Resuena una voz grave, en la habitación. La joven mueve su mirada constantemente, en busca de una salida o algún plan.— Porque muy apesar de que seas una "niña bonita", no tendré piedad—. Termina alzando la voz, haciendo que la chica se paralice en su lugar, dándole las espaldas al demonio.Ella voltea lentamente su cabeza, mirando por el rabillo del ojo a Lucifer. Segundos pasaron, en los que la tensión aumentaba, el diablo buscaba algún rastro de miedo en los ojos de la chica, mientras que esta por su parte se sentía acosada por la mirada penetrante de aquel ser.— Este, ¿vas a decir algo más, o me vas a matar? Porque pareciera que te gusta mucho mirarme—. Habla la chica, tratando ignorar el extraño ambiente que se formaba.— Pero debo admitir que para tener ese tamaño eres valiente—. Dice Satán con media sonrisa, acercándose a paso lento a la chica, que daba medía vuelta sobre sus talones para quedar de espaldas a su acompañante.— ¿Acaso te gusto?—. Pregunta la chica, con los brazos cruzados, sonriendo para sus adentros. — Además, ¿quién coño te crees para decirme enana?—. Nuevamente pregunta, con clara molestia en su voz, dando cara al demonio, que miraba con aquella pequeña sonrisa la irritación de la más joven. Una vez más, una batalla de miradas se desató en la habitación, ninguno de los dos tenía pensado ceder ante el otro.— Un ser como yo no puede sentir amor, ese sentimiento que tanto caracteriza a tu Papá, de tan sólo pensarlo me asquea—. Termina haciendo una mueca de asco en su rostro. Aquello le causó un tanto de gracia a la joven, pero no iba a caer tan fácil, ella no era la ingenua que todos creen que es.Lucifer agranda su sonrisa al notar la resistencia que presentaba la chica, aquella "mocosa" le estaba agradando.— Y con respecto a tu segunda pregunta, yo me creo lo que se me venga en gana niña malcriada—. Responde acortando el espacio que había entre ellos, dejando algunos centímetros de distancia, la chica nota esto, por lo que dice con indiferencia:— Que no se te olvide lo poco que sabes de mí, no querrás salir con las tablas en la cabeza cariño—. Habla con tono suave, descolocando a su acompañante, aquel cambio había captado toda la curiosidad del demonio, curiosidad de conocer más de esta chica, que había llegado repentinamente, proponiéndole un trato, cosa que como ahora podrán notar, no resultó nada bien.De pronto la chica escucha unas carcajadas, cosa que le traen desconcierto, y pensamientos como:"¿Y a este qué le picó?".Para cuando las carcajadas cesan, la chica mantiene una mirada interrogante, el demonio suspira, calmando su respiración y secando una lágrima habla.— Hacía milenios no reía así—. Comenta más tranquilo, la chica le interrumpe. — Ya me imagino, amargado tenía que ser—. Murmura, notando que aquel demonio escuchó sus palabras, sintiéndose un poco arrepentida, sólo un poco. Aquella sonrisa ladina se apodera de los labios del demonio.— Puede que no sienta amor, pero quizás sí pueda experimentar la atracción—. Habla dejando que su tono sea más ronco, la chica se percata de ello, sintiendo como la sorpresa e incomodidad la invade."No pus... A la verga todo".Con aquellos pensamientos en mente, da media vuelta, pronunciando repetidas veces la misma palabra: — Noup—. Empieza a caminar, ignorando por completo la sorpresa y el desconcierto del demonio que trajo sus repentinas acciones, este sentimiento pronto es remplazado por diversión. — Al parecer la mocosa quiere jugar, pues juguemos—. Habla más para sí mismo. Comenzando a seguir a la chica sin prisa alguna. Por mientras la chica entraba en una especie de pánico interno, en el que trataba de buscar alguna salida o escondite por el que pueda despistar al ser que tiene como acompañante.Cuando repentinamente llega una idea a su mente, más bien un recuerdo de uno de las pocas enseñanzas por parte de su Padre."Verga, nunca creí que esa madre me serviría de algo en la vida, ¿qué cosas no?"Volteando rápidamente, se percató de que había perdido de vista al demonio, cosa que le trajo una muy corta tranquilidad.—Te encontré—. La voz de aquel demonio chica con la oreja de la chica, la cual percibe esta con un tono ronco, aquello le trajo un escalofrío que recorrió sus talones hasta llegar a su cabeza. Soltando un chillido se separa de golpe del ser.
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Epifanía
Viễn tưởngUna recopilación de historias cortas que empecé y nunca terminé. Todas se me fueron ocurriendo cada madrugada. Fueron escritas con mucha creatividad y mucho sueño. Espero que les distraiga tanto como me distrajo a mí escribirlas. Podrán ver un cúmul...