Extra II

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La casa estaba muy silenciosa.

Harry y él solían despertar con dos mounstritos sobre ellos repartiendo besitos en sus rostros, a veces con el llanto de su pequeña bebé o por las nauseas matutinas que el primer trimestre de embarazo gemelar le provocaba al omega.

Se movió un poco sin intensiones de despertar a su omega que dormía plácidamente sobre el. Lo rotó de forma que el rizado terminó de nuevo con su espalda en el colchón y se levantó con cuidado.

Salió silenciosamente de la habitación para dirigirse a la de sus hijos mayores, cuando entró en ella no los encontró ahí.

Frunció levemente el ceño y pensó en ver a su hija menor antes de ir a buscar a sus otros cachorros al jardín o al cuarto de juegos.

Cuando se acercó a la habitacion de la bebé notó que la puerta no estaba cerrada como normalmente lo hacía, así que se asomó por ella.

Dentro del cuarto encontró a los mellizos parados enfrente de la cuna de la pequeña cachorra.

Las dos cabecitas con cabellos castaños y ondulados miraban atentamente a su hermanita.

Hanna y Nathan resultaron ser alfas al igual que su padre. Fue una sorpresa para todos descubrir que serían dos bebes en lugar de uno en el primer embarazo.

Harry y él habían estado un poco preocupados, un bebé era definitivamente más fácil de cuidar que dos, pero al final no fue tan malo como creyeron, la verdad es que funcionaban muy bien como equipo y se les facilitó un poco tomando en cuenta que Louis tenía experiencia por crecer cuidando de varios hermanos y Harry adoraba a los bebés en general.

Ambos cachorros habían heredado la blanca piel del omega al igual que sus rizos, no tan marcados, y hoyuelos, pero la nariz y los ojos eran completamente de Louis. Al principio sus cabelleras eran rubias pero con el tiempo se volvieron castañas.

Ahora sus cachorros mayores tenían tan solo cuatro años, y la menor, Izzy, había cumplido un año apenas unos meses atrás, era mucho más pequeña que sus hermanos. Ella lucia más como Louis, con su piel igual de bronceada y los cabellos lisos, pero contrario a él, la pequeña era una omega.

Algo que definitivamente influía en él como fue recibida por sus hermanos mayores.

Ambos alfas estuvieron increíblemente sobreprotectores cuando la pequeña llegó a la casa, siempre se aseguraban de que estuviera abrigada, que no tuviera hambre y en específico que no estuviera sola.

Las primeras semanas los cinco dormían en la habitación de los mayores, sus pequeños hijos se rehusaban a dormir sin tener a su hermana a la vista, fue al segundo mes que Louis y Harry les explicaron porque eso no era posible y lo importante que era que ellos durmieran en su propia habitación. Los cachorros lloraron, pero luego de que se desahogaran y tranquilizaran un poco escucharon mejor las razones de sus padres y lo aceptaron.

Esa era principalmente la razón por la que sus hijos comenzaron a hacer visitas matutinas en su habitación, pero cuando la bebé se mudó a su propio cuarto Louis había notado que los alfas menores hacían su aparición un poco más tarde a como acostumbraban.

Ahora creía tener una idea del porque.

—Aún es muy pequeña ¿no lo crees?— El niño le pregunto a su hermana sin quitar su vista de la pequeña bebe que dormía profundamente.

—Habla más bajo o la despertarás— Lo regañó en un susurro —Y por supuesto que es más pequeña, es una omega.

El infante frunció el ceño por el reclamo, aún así le hizo caso —Pero ya tiene un año, debería ser más grande.

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