Capítulo tres

1.5K 124 95
                                    

Larry

Cajas y más cajas. Apenas habíamos terminado de traer cosas de mi casa. No sabía que teníamos tantas, hasta que empezamos a traerlas. Miré por la ventana, el sol empezaba a bajar, la luz naranja teñía nuestra nueva habitación. Me giré a Sally, estaba acostado en su cama aún sin hacer, la respiración tranquila, pausada, suave. Se había quedado dormido. Sonreí. Me acerqué a él y lo miré unos instantes todavía con la sonrisa en la cara. Levanté con cuidado su cabeza para desabrochar su máscara, la quité con cuidado y miré su rostro delineándolo con mi dedo suavemente. Le preocupaban sus cicatrices, pero a ninguno de nosotros les importaban. A mí me gustaba todo de él; más bien, me encantaba. Aparté su flequillo y besé su frente con el mayor cuidado que pude, no quería que despertara, podría enojarse por lo que acababa de hacer. Me aparté de él y miré la habitación llena de cajas por todos lados. Alguien tenía que ordenar esto y Sally estaba noqueado hasta quién sabía cuándo. Decidí ponerme en marcha y dejarlo descansar.

Me llevó más tiempo de lo que pretendía, no quería hacer demasiado ruido para no despertar a Sally, lo que me obligaba a ser más lento y cuidadoso. No había ordenado ni la mitad cuando él despertó sobresaltado por una pesadilla. Me acerqué a él y me arrodillé al lado de su cama.

—¿Te sientes bien, Sally?

—Sí... Creo... —Se giró hacia mí—. ¿He dormido mucho?

—Unas horas. Creo que los chicos pedirán pizza para cenar. ¿Tienes hambre?

Asintió con la cabeza y llevó su mano a su cara percatándose, por fin, que no tenía la máscara puesta. La tomé de su lado y se la di, me agradeció mientras se la ponía de nuevo.

—Conecté el televisor y la consola para después.

Le sonreí sabiendo que él también lo haría. Se levantó para ir al baño, por mi parte, me quedé sentado en el piso, los brazos me dolían de cargar y acomodar cosas. Ya no tenía ganas de levantarme. Sally volvió al cuarto unos minutos después con Neil, una caja de pizza y un par de cervezas, al parecer, no serían tan crueles y no me harían moverme hasta el comedor para cenar. Dimos vuelta una caja vacía, nos sentamos los dos alrededor mientras Neil dejaba la caja sobre nuestra mesa improvisada. Nos dejó solos, dedicándome una sonrisita que sabía perfectamente cómo interpretar; él y su novio parecían empeñados en molestarme con Sally. Chasqueé la lengua intentando ignorarlo, abrí una de las cervezas y tomé un sorbo. Mientras, él se sacó la máscara y la dejó a su lado, se puso el pelo atrás de las orejas antes de sacar una porción de pizza. Lo observé comer en silencio unos instantes.

—¿Qué? No has dejado de mirarme, Larry. ¿Se me ha caído la cara?

—Idiota. —Sonreí—. Te ves contento, no sé si es porque nos mudamos juntos o porque vas a ver a Ash mañana.

—Por Ash, definitivamente. Contigo he vivido desde los quince años.

Sentí que una daga se clavaba en mi pecho en ese instante. Ni siquiera podía soltar un chiste, la realidad me había golpeado peor de lo que lo hacía normalmente. No iba a mentir, no esperaba que estuviera contento por vivir conmigo, pero, aún así, me dolía. Bebí mi cerveza de un trago, me levanté y hui a la cocina para buscar otra e intentar deshacerme del malestar que apareció de repente. Neil y Todd me miraron apenas aparecí.

—Qué rápido terminaste tu cerveza —dijo Todd acomodándose los lentes.

—Tenía sed.

—Yo creo que te rechazaron.

—Cállate, Neil. Además, no pueden rechazarme si no me declaro primero. —Suspiré, abrí la nevera y saqué otra botella—. Usen condón y vayan a su cuarto, la mesada que usaremos todos no es apropiada.

—Nos tienes envidia.

Les levanté el dedo medio mientras volvía a mi habitación. Escuché sus risas por unos segundos antes de apagarlas cerrando la puerta. Volví a sentarme. Media pizza había desaparecido de repente, miré a Sally. ¿Cómo entraba tanta comida en un cuerpo tan pequeño?

—Te tardaste, amigo.

—Fue culpa de Todd y Neil. —Tomé una porción y le di una mordida—. Termínatela, no tengo mucha hambre hoy.

Recibí su mirada sabiendo lo que significaba. Negué con la cabeza intentando que no se preocupara por mí. Sabía que Sally no era tonto, se daría cuenta tarde o temprano que sentía cosas por él, pero prefería mentir por ahora. Me tomé la segunda cerveza prácticamente de un trago. Nos quedamos en completo silencio, no solía pasar, siempre teníamos de qué hablar, pero esta vez no tenía fuerzas para encontrar un tema. Cuando terminamos de cenar, él decidió ir con los chicos mientras yo me quedaba en la cama. No tenía ganas de enfrentarme a las burlas de los chicos, ni a la mirada de Sally escrutándome, ni a sus constantes comentarios de emoción por ver a Ash. No quería ser un amigo de mierda, menos ahora, que viviríamos juntos, pero no podía evitar sentirme herido por escucharlo. Cerré los ojos con la esperanza de dormir un poco, pero parecía imposible a pesar del cansancio que tenía por la mudanza. Parecía que mi mente se empeñaba en recordarme una y otra vez lo que Sal había dicho, lo que nunca iba a pasar entre nosotros. Ella volvía mañana, él iba a declarársele, sabía que Ash lo quería demasiado y que era probable que aceptara ser su novia. Ya no tenía oportunidad de nada con él. 

**

Muy buenas~ acá traigo el nuevo capítulo. Espero que no les duela demasiado lo que le está pasando a Larry ahora, creo que todos habremos estado en su lugar alguna vez, así que espero no remover malas memorias. Por otro lado, espero que el fanfic les esté gustando y que no les desespere tanto este dramatismo desde el inicio, pronto las cosas van a transformarse. Si les está gustando, por favor voten, comenten y compartan, todo apoyo se les agradece muchísimo. 

Detrás de la máscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora