Capítulo dieciocho

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Nota: Muchísimas gracias a Anayad_Amil por hacerme este hermoso dibujo inspirado en una escena de este capítulo. 

Sally

Desperté con los rayos de sol que entraban por la ventana, otra noche que habíamos olvidado cerrar la persiana. Me giré hacia Larry con una sonrisita en la cara. Habíamos estado lo suficientemente ocupados como para olvidar cualquier cosa que hubiera a nuestro alrededor. Me acurruqué contra él, quería seguir durmiendo, seguía un poco cansado, pero la felicidad que me invadió de repente me impidió hacerlo. Levanté la mirada a Larry, que dormía plácidamente. Pensé en lo que habíamos hablado Ash y yo, era probable que estuviera enamorado de él desde hacía tiempo, pero algo en mí había hecho que lo ignorase por completo. Me acerqué a su rostro para darle un suave beso en los labios. Ni siquiera se inmutó. Lo observé unos cuantos minutos antes de decidir levantarme para tomar una ducha, sentía el cuerpo pegajoso por el sudor de anoche. Me puse mi bóxer, tomé algo de ropa y salí en dirección al baño. Me duché sin perder un segundo y salí secando mi cabello.

—Buen día, Sally. —Era la voz de Todd—. ¿Esa no es la camiseta de Larry?

—Sí —dije sin mirarlo.

—Ya veo... creo que lo pondrá contento verte usándola.

—Supongo. Yo estoy contento hoy. —Aparté la toalla con la que me secaba el cabello y lo miré, una sonrisa burlona apareció en su rostro.

—Puedo ver por qué estás contento, Sal. —Se rio.

—¿Por qué lo dices?

—¿No te has visto al espejo aún? Solo no te enfades con Larry cuando lo hagas, ¿sí?

Dicho eso, sonrió de nuevo de forma burlona y se metió en su habitación. Volví a entrar al baño, me paré frente al espejo y observé mi reflejo captando al instante por qué Todd había dicho aquello, Larry había llenado mi cuello de marcas. Solté un pequeño suspiro avergonzado, pero con una sonrisita en el rostro. En mi piel pálida se podían ver con facilidad, pero no me importaba que fuera así, no cuando había sido Larry quien las había hecho. Volví a salir, esta vez no me detuve y entré directamente a la habitación. Me senté al borde de la cama para observarlo, estaba acostado boca abajo, el cabello le cubría parte del rostro y tenía las sábanas enrolladas en la cintura, cubriéndolo. Pasé mis dedos suavemente por su espalda, sonriendo al ver cómo su piel se erizaba bajo mi tacto. Subí mis dedos hasta su cabello alborotado para juguetear con un mechón.

—¿Ya te levantaste? Creí que no te gustaba madrugar después de una fiesta.

—Quería bañarme, me sentía pegajoso.

Abrió los ojos por unos segundos antes de volver a cerrarlos. Sonreí embobado.

—Iré a desayunar algo, ¿vienes o seguirás durmiendo?

—¿Estás muy hambriento o me darás unos minutos para ducharme?

—Ve, te espero aquí.

—Eres el mejor, Sally Face.

Se levantó con pesadez, me dio un beso en la mejilla, se puso su ropa interior y salió de la habitación dejándome solo. Por mi parte, me levanté, me paré frente al espejo y recogí mi cabello en un par de coletas, luego me puse mi máscara, pero no me aparté de allí, no podía dejar de verme llevando la camiseta de Larry, la que solía usar tan a menudo que empezaba a desgastarse. Me abracé con ella dejando que la tela liberase su perfume, ese que me encantaba sentir cuando me abrazaba. De repente, la puerta se abrió haciéndome sobresaltar. Me giré pensando que sería Larry, pero, para mi sorpresa, era Ash. Me sonrió con un dejo de burla. Sabía que, por unos días, los dos seríamos blanco de burla en la casa. Sobre todo, teniendo en cuenta que sabían lo que sentía por Ash hacía un tiempo. Me hizo una seña para que me sentara en la cama, luego se sentó detrás de mí.

—Te ves contento —dijo desabrochando mi máscara y soltándome el cabello.

—Lo estoy. ¿Qué harás?

—Recoger tu cabello.

—Yo ya lo había hecho, Ash.

—Mejor cuéntame cómo les fue anoche. Desaparecieron de repente.

Sentí que mi cara ardía.

—¿De verdad quieres saber?

—Sin detalles, esos puedes quedártelos para ti.

Solté un pequeño suspiro antes de contarle la charla antes de acostarnos, pero no pude terminar, Larry entró dirigiéndonos la mirada, Ash se levantó automáticamente, lo saludó y salió dejándonos solos.

—No puedo creer lo lindo que te ves con mi camiseta y el cabello así.

Dijo en cuanto la puerta se cerró. Me levanté para mirarme en el espejo, Ash había hecho un moño alto. Los brazos de Larry cruzaron por mi cintura abrazándome por la espalda. Repitió un par de veces lo lindo que me veía antes de empezar a besar mi cuello levantándome ligeramente su camiseta. Detuve sus manos, pero siguió besándome.

—¿No te bastó con marcarme anoche?

—Podría hacer esto toda la vida...

Sonreí como estúpido, él me tenía aún peor de lo que me tenía Ash, cualquier tontería que hiciera, me hacía poner así, como si caminara por las nubes. No estaba seguro si alguna vez me había sentido de esta manera por alguien. Con Ash me sentía un idiota, pero las cosas con Larry eran completamente distintas. Se separó de mí y se acercó al closet para sacar ropa. Lo observé sin poder creerme que, hacía unas horas, me había acostado con mi mejor amigo, incluso después de habérselo contado a Ash todo parecía irreal, un simple sueño. Cuando por fin estuvo listo, se acercó a mí y me dio un beso haciendo que todo lo que había pasado anoche volviera a ser tangible. Lo rodeé por el cuello evitando que se separase. Quería que se quedara conmigo así, pegado a mí toda la vida si era necesario.

**

Muy buenas~ acá vuelvo con un nuevo capítulo. Esta vez un poco más rápido. La suerte está de su lado y del mío la inspiración. Estuve trabajando en este capítulo mientras estaba en mi otro trabajo, por suerte, mis jefes son los mejores del mundo y no tienen problema que lo haga jajajaja. Si les está gustando, por favor voten, comenten y compartan, todo apoyo se les agradece muchísimo.  

Detrás de la máscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora