Capítulo quince

1.2K 102 16
                                    

Larry

Después de desayunar, nos quedamos en la sala mirando televisión. No teníamos mucho que hacer más que estar juntos y era lo que hacíamos en este momento. Sally trenzaba un mechón de mi cabello mientras yo me dedicaba a mirar distraídamente el programa que habíamos puesto, no era muy interesante, pero no me importaba, era la excusa perfecta para estar aquí con él. Me giré a mirarlo, chaqueó la lengua molesto por hacer que la trenza se deshiciera hasta la mitad. Le saqué la máscara y lo besé, él se separó un poco, pero no dejé que lo hiciera por mucho tiempo, volví a besarlo, esta vez tomándolo de las mejillas y poniendo mi cuerpo ligeramente sobre el suyo. Pasó sus brazos por mi cintura hasta llegar a mi espalda.

—Arruinaste mi trenza, Larry —dijo separándose de mí.

—Era bonita, pero me gustan más tus besos.

Una sonrisita apareció en su rostro. Pasó su mano por mi cabello poniéndolo detrás de mi oreja. Me sentía como un estúpido, sabía que debía tener cuidado, no podía ilusionarme demasiado, Sal aún tenía que tomar una decisión sobre nosotros, pero no podía dejar de ser un idiota completamente enamorado de él. Pasé mi índice por el borde de su rostro con suavidad, como lo hacía a veces cuando dormía. Me regaló otra sonrisa. Me alegraba conseguirlo. Le di un corto beso y me acomodé en su pecho, dejando que sus manos se deslizaran por mi cabello. Crucé mis brazos por su cintura, abrazándolo a mí. Cerré los ojos respirando profundo, llenando mis pulmones con su olor. Quería que estos instantes no acabaran nunca, necesitaba estar así con él todo lo que pudiera, grabarme en la memoria cada sonrisa suya, cada palabra que me dedicara, guardarlas como un tesoro cuando decidiera verme solo como un amigo más. Con sus caricias, empezaba a quedarme dormido, al menos hasta que tocaron el timbre. Me levanté, pero quién fue a abrir fue Sally.

—Travis, ¿qué haces aquí?

—Vine a verte, Sal.

Gruñí inconscientemente cuando escuché su voz. Debía aceptar que seguía estando un poco celoso, no quería que se acercara a él, pero no podía impedir que se vieran si Sally quería. Decidí ir a nuestra habitación rumeando lo que me producía. Me tiré en la cama, me puse los auriculares del reproductor de música y puse el volumen lo más alto que pude. Usé mis manos como almohada y cerré los ojos centrándome en la música, esperando a que Travis decidiera irse o Sally lo echara, lo que pasase primero. Por fortuna, apenas había escuchado media canción cuando se acostó a mi lado. Me quitó un auricular, se lo puso y se acomodó contra mi pecho, cruzando su brazo alrededor de mi cintura.

—Sé que te molesta.

—Estoy celoso. —Levantó la mirada a mí—. ¿Qué?

—No pensé que lo reconocerías tan fácilmente.

—¿Por qué no?

—No lo sé, después del secreto tan grande que me ocultaste, creí que también lo harías con esto.

Aparté los auriculares, me acomodé para quedar cara a cara y enredé los dedos en su cabello. Sus ojos, detrás de la máscara, estaban fijos en mí esperando a que dijera algo.

—Ya no quiero ocultarte nada, Sal. Voy a ser sincero como siempre.

—Me alegra saberlo. No más secretos entre nosotros.

—Me parece bien. —Le sonreí—. Entonces, ¿para qué vino Travis?

—Para disculparse por lo que pasó cuando se me declaró, quería invitarme a salir, pero le dije que estaba ocupado contigo.

—¿De verdad?

—¿No lo estoy?

Solté una risita llevando mi mano hacia su nuca para desabrochar la prótesis y quitarla. Lo besé como si no lo hubiera hecho por años, no sabía si era por culpa de los celos que todavía me pinchaban o si se trataba de otro tipo de sentimiento. Mordí y lamí sus labios como queriendo sacarle hasta la última gota. Puso su mano en mi pecho para separarme de él y lo mirara, haciendo que me percatara que estaba encima suyo.

—Aún no, Larry...

Dijo ligeramente agitado. Me disculpé volviendo a acostarme a su lado, tomé los auriculares nuevamente y me puse uno mientras le ofrecía el otro. Puse mis manos debajo de mi cabeza, Sal volvió a recostar la suya sobre mi pecho, abrazándome como antes. Clavé la mirada en el techo, dejando que mi mente divagara con la música. Respiré profundo y solté el aire con suavidad. No se escuchaba un solo ruido, era como si el mismo mundo se hubiera pausado en aquel instante para regalarnos unos segundos de paz después de tantas idas y vueltas entre nosotros. La mano de Sally subió hasta mi mejilla, pero no me moví ni un centímetro, disfruté de sus caricias. Mi mente quedó en blanco por fin cuando, acomodándose, dejó su cara contra el espacio entre mi cuello y mi hombro. Sentía su respiración chocar con suavidad contra mi piel produciéndome un agradable estremecimiento, pero disparando mi cabeza a distintos pensamientos que no recordaba que tenía. Sally los había traído de vuelta cuando me detuvo y ahora, con el estremecimiento que me provocaba, mi mente no iba a parar. 

**

Muy buenas~ acá traigo el nuevo capítulo. Sí, lo sé, me tardé muchísimo en traerlo, pero me centré en mi novela activa ya que las clases están a la vuelta de la esquina, al igual que mi mudanza. Parece que el tiempo se me escurre de entre los dedos cuando estoy fuera del trabajo, no me alcanza el día (y la inspiración me abandona), pero hago mi mejor esfuerzo para traerles la historia. Espero sepan disculpar las demoras, intentaré traer el próximo capítulo en menos tiempo. Si les está gustando, por favor voten, comenten y compartan, todo apoyo se les agradece muchísimo. 

Detrás de la máscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora