Capítulo nueve

1.3K 131 34
                                    

Larry

Nos quedamos callados, sentía su mirada fija en mí, pero ya no me importaba. Sequé mis lágrimas, le di una pitada al cigarrillo y solté él humo tirando la cabeza hacia atrás. Tal vez estaba celoso de Travis, él podía acercarse a Sally sin problemas. Yo quería estar así de nuevo, quería poder acercarme y abrazarlo como antes, pero las cosas habían cambiado entre nosotros cuando lo que sentía por él se intensificó.

—¿Por qué...? —dijo con un hilo de voz, me limité a encogerme de hombros—. Larry...

—Por favor, Sal, déjame solo.

—No lo haré. Somos amigos no vo...

—No hagas esperar a Travis.

—¿Él te molesta? Larry, háblame. Parece que le dices todo a todos, menos a mí. No entiendo qué mierda está pasando entre nosotros. ¡Y mírame de una vez!

Solté un suspiro y lo miré, si no era ahora, no se lo diría nunca. Le di un sorbo a mi cerveza intentando tomar valor.

—Me gustas, Sally. Demasiado. —Suspiré una vez más—. No quería decirte nada para no joder nuestra amistad.

—¿Qué tipo de persona crees que soy, Larry?

—Me sentía igual que tú con Ash.

Sentí las lágrimas resbalarme por las mejillas completamente fuera de mi control. Lo escuché suspirar, se acercó a mí y me abrazó con fuerza.

—Lo siento... Habrá sido una tortura escucharme este tiempo.

—Nunca lo es, Sally. No tienes que disculparte por nada.

Me separé y lo miré, él se quitó la máscara por fin dejándome ver su rostro afligido. Colocó la cabeza en mi hombro y se quedó ahí en silencio, casi sin moverse. Sentí miedo de lo que pasaría ahora. Pensé que las cosas cambiarían, decidí que aprovecharía una de las últimas oportunidades.

—Sally, quiero pedirte algo.

—No me iré.

—Eso no. —Tomé aire—. ¿Me das un beso?

Se separó dejándome ver su rostro.

—¿Estás seguro?

—Si no me golpeas por pedirte algo así.

—Sabes que no lo haría, idiota.

—Entonces, ¿puedo?

Se quedó inmóvil unos segundos antes de asentir sin mirarme. Pasé mi mano apartando su cabello para dejarlo atrás de su oreja derecha. Esperaba, desde el fondo de mi alma, que no le diera asco; que no terminara de alejarme. Llevé la mano a su mentón, levantándolo ligeramente para besarlo por fin. Esperaba que, a pesar de ser el último beso que podría probar de sus labios, no fuera uno de despedida. De repente, Sally me correspondió haciéndome sobresaltar. No esperaba que hiciera algo así, pero, al menos, me permitiría disfrutar de sus labios hasta la última gota. Cuando nos separamos, estábamos agitados. Apoyé mi frente contra la suya todavía con los ojos cerrados.

—Gracias —susurré—, de verdad.

—Lo siento tanto... No sabía que sentías algo por mí. —se separó obligándome a mirarlo—. Debió ser un martirio.

—Para nada, Sally. Me dolía verte embobado con alguien más, pero quería estar aquí para ti. Ante todo, somos mejores amigos.

—No lo pareció este tiempo. Odiaba que todos lo supieran y yo no.

—Lo siento.

Negó con la cabeza.

—Hice lo mismo con Ash. Así se siente, supongo.

Nos quedamos unos segundos en completo silencio, mirándonos fijamente el uno al otro. Volví a quitarle el cabello del rostro para ponerlo detrás de su oreja. Sabía que no le gustaba demasiado que hiciera eso, pero quería verlo sin barreras.

—¿Nos acostamos? —preguntó—. Podemos trabar la puerta.

Una pequeña sonrisita apareció en mi rostro recordando que era lo mismo que le había dicho cuando Ash lo rechazó. Me limité a asentir. Apagué el cigarrillo que había dejado en el cenicero sin darme cuenta, me levanté, tomé lo que quedaba de cerveza, dejé la botella a un costado y me acosté en mi cama. Sally cerró con seguro la puerta y se acostó a mi lado. Esta vez fui yo quien se abrazó a su pecho. Sentía sus dedos juguetear con mi cabello haciéndome sonreír. Teníamos las mismas manías cuando estábamos así. Cerré los ojos abandonándome a sus caricias, al calor de su abrazo, a la sensación que todavía tenía de sus labios contra los míos. Me aferré un poco a él con miedo a que desapareciera de mi vida. Lo escuché susurrarme algo, pero no comprendí sus palabras.

—¿Ya estás dormido? —preguntó en un susurro.

—No...

—¿Estabas celoso de Travis? Has actuado muy extraño cuando se me acercó.

—Vigilaba que no te hiciera nada, Sally. —Levanté la mirada a él—. Cómo parecían estar pasándosela bien, decidí dejarlos en paz.

—¿Seguro que fue solo por eso?

—En parte.

—Y el resto era porque estabas celoso, ¿verdad? —dijo con tono burlón.

—No te rías de mí, Sally face.

Soltó una risita.

—Está bien, no me burlaré ahora de ti.

Volvió a reír antes de quedarse completamente en silencio. Volvió a acariciar mi cabello haciendo que el sueño empezara a apoderarse de mí. Me alegraba que las cosas no cambiaran. Debí haber hablado entes con él, Sally no era el tipo de persona que dejaría a un amigo así como así. Ahora no lograba entender a qué le tenía tanto miedo, lo conocía mejor que nadie para predecir sus movimientos. Había sido un estúpido, no había otra respuesta. Mi cobardía me jugó una mala pasada y casi había terminado con nuestra amistad.

**

Muy buenas~ acá vengo con un nuevo capítulo. Esta vez, Larry pudo probar un beso de Sal sin robárselo. Ojalá las amistades fueran tan fuertes como la de ellos, que sobrevivan a todo, incluso a una declaración de amor. Si les está gustando, por favor voten, comenten y compartan, todo apoyo se les agradece muchísimo.

Detrás de la máscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora