Capítulo cuatro

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Sally

Cuando volví al cuarto, Larry ya estaba dormido. Lo miré unos segundos en silencio. Estaba actuando raro hacía un tiempo, sobre todo ahora, un día antes que Ash volviera a vernos. Me preocupaba. Habíamos sido amigos durante bastante ya, no quería que se sintiera desplazado o algo así. Suspiré, me saqué la prótesis y la dejé sobre la caja que habíamos usado más temprano como mesa. Mi celular vibró en mi bolsillo, lo saqué rápidamente y lo miré, era un mensaje de Ash.

—"Por fin nos veremos mañana, Sally. Estoy tan contenta que saldría ahora mismo para allá".

—"También estoy contento de verte. Todos lo estamos".

—"Los extraño tanto..."

—"Y nosotros a ti, Ash. Tengo ganas de llevarte al lago Wendigo".

—"Espérame frente a los apartamentos Addison. No quiero que los chicos se pongan celosos. Te enviaré un mensaje cuando esté cerca".

Me tiré en mi cama con el celular en la mano. No podía (ni quería) dejar de releer su mensaje. El lago era el lugar perfecto para decirle lo que sentía. Ya sentía mis nervios aparecer. Empezaba a tener miedo a que se burlara de mí y ya no quisiera que fuéramos amigos. ¿Y si ya tenía novio? ¿Y si mi cara le daba asco en realidad y solo era amable conmigo? Larry estaba demasiado seguro que ella se fijaría en mí. Decía que no había nadie mejor que yo, pero no estaba seguro de eso. Suspiré. Escuché a Larry moverse llamando mi atención.

—¿Te he despertado?

—No, no puedo dormir en realidad. ¿Te acuestas conmigo, Sally?

—Espera.

Me levanté, cambié mi ropa por mi pijama y me acosté a su lado dándole la espalda. Él me abrazó como siempre. Prácticamente podía cubrir todo mi cuerpo con el suyo. Miré sus brazos musculosos. Había estado levantando pesas los últimos dos años, se veía bien ahora. Podría tener una pareja, pero parecía no importarle demasiado o, al menos, no quería contarme lo que pensaba de eso. Siempre era muy esquivo si alguien le preguntaba por una pareja, sobre todo si era Lisa. Tal vez le gustaba Ash y no quería decírselo a nadie para no lastimarme. Si así fuera, era el mejor amigo que cualquiera podría tener.

—Larry.

—¿Qué?

—¿Te encuentras bien?

—¿Por qué lo preguntas?

—Has estado actuando raro, sobre todo desde que Ash nos dijo que vendría a visitarnos. ¿Te encuentras bien?

—Sí, no es nada. Estoy feliz de verla de nuevo. Ya la extrañaba.

Había algo en su voz que no era convincente, pero no podía obligarlo a que me hablara, lo haría cuando quisiera. Desde siempre había sido así nuestra amistad. Sentí que me abrazaba con un poco más de fuerza, parecía no querer soltarme. No hice más que acomodarme contra él, no iba a dejar que me levantara por nada del mundo. Me percaté que los nervios habían desaparecido, pero no la preocupación por Larry. Sentía que ocultaba algo, pero no sabía por qué. Hasta ahora, no se había cerrado a hablar de nada nunca, menos conmigo. Después de compartir tanto tiempo juntos, era imposible que nos guardásemos secretos, o al menos eso pensaba hasta ahora. Decidí dejar de pensar y descansar, mañana tendría a Ash para mí solo por un rato.

***

Estaba sentado en la acera de los apartamentos Addison, cuando Ash llegó en su motocicleta. Se quitó el casco y me miró con su sonrisa brillante. Se había cortado el cabello, pero se veía más hermosa que nunca. Apagó el motor, se bajó y me abrazó, su perfume dulce me inundó por completo. Estaba deslumbrado por ella, se veía preciosa en aquella luz de la tarde.

—Bien, ¿vamos al lago? Estoy impaciente por estar allí desde anoche.

—Sí, claro, vamos.

Sonreía aunque supiera que no podía verme por la máscara, aún así, me era imposible no hacerlo. Nos subimos a su moto, ella conducía. Intenté no acercarme demasiado, no quería ponerla incómoda. Cuando llegamos, Ash dejó su motocicleta a un lado del camino y atravesamos el bosque hasta el lago. El día no podía ser mejor, la luz, el clima, todo era perfecto. Nos sentamos a la sombra de un árbol lo más cerca que pudimos del agua. Hablamos por un rato de banalidades, de nuestras nuevas vidas fuera de casa, sobre todo ella, que se había mudado hacía un tiempo.

—Puedes quitarte la máscara cuando estás conmigo, lo sabes, Sal.

—Sí.

Titubeé antes de sacármela, no estaba seguro si quería que viera mi cara cuando le dijera algo que era tan importante para mí. Dejé mi máscara a un lado y miré el agua serena, teñida ligeramente con la luz de la tarde.

—Quiero decirte algo, Ash. —La miré, ella se giró también dedicándome una sonrisa—. Me gustas mucho... Me gustaría que fueras mi novia.

Se quedó en silencio. Conservaba la sonrisa, pero ya no me miraba.

—Sally, eres el chico más dulce y lindo que he conocido hasta ahora. Me gustas, pero no quiero una relación ahora, no viviendo tan lejos de aquí. —Volvió a mirarme—. Te quiero, ¿sí? —Apartó mi cabello y me besó en la mejilla—. Lo siento, Sally.

Susurró con suavidad. Luego se separó de mí y se levantó. Tomé mi máscara y me la puse. Decidimos volver, los chicos nos estarían esperando en casa, sobre todo a Ash, que era nuestra invitada especial hoy. Agradecí tener la máscara para evitar que vieran mi rostro ahora. Miré a Larry, necesitaba hablar con él, pero parecía no querer soltar del abrazo a Ash. No quería ser un aguafiestas tampoco. Lo mejor sería esperar a más tarde. 

**

Muy buenas~ acá vuelvo con un nuevo capítulo. ¿A alguien más le da pena el pobre de Sally? ¿Cuántos pasaron por la misma situación? Al menos Ash fue linda con él y le regaló un besito jajajaja. Si les está gustando, por favor voten, comenten y compartan, todo apoyo se les agradece muchísimo.

Detrás de la máscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora