18) piel blanca, sangre roja

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Cuando llegué a comisaria aparqué la moto y guardé mi cubrebocas.
Al entrar me encontré con Moussa.
G: hey que tal Moussa?- le saludé con un choque de manos.
Ms: pue' nada que el supe' me ha obligadu a curtame el cabellu- dijo con ese accento tan raro.
G: uff bueno tranqui que el pelo crece- nuestra charla se vió interrumpida por la radio de Moussa.

C: Gustabo sube a mi despacho- miré a la camara de seguridad de recepción.
G: viejo chismoso- Moussa se rió y nos despedimos.
Subí las escaleras de comisaría de dos en dos.
Al llegar arriba entré sin llamar.
Conway estaba apollado en su escritorio fumando.

C: ¿que coño te ha pasado nenaza? Te dije que si pasa algo me llamases- comentó referiendosé a la venda de mi bícep y las tiritas de la cara.
G: me habían llamado para vender droga cuando me fuí a la playa pero pareció un patrulla. Xiaomi y yo nos dividimos y me siguieron a mí. El caso es que me adentré por el camino de montaña pensando que los perdería con la moto pero me choqué con una piedra y me caí montaña abajo, me escondí detrás de unos arbustos y vi que los conductores eran volkov y greco. Cuando pude volví a la carretera y la mafía me vino a buscar- resumí el acontecimiento.

C: capullo. Podías aberte abierto la cabeza o algo- se hacercó a mí.
G: bueno no a pasado nada, solo unos pequeños arañazos sin importancia- le resté peso al asunto.
Conway estaba muy cerca mío y vi como me olía.
C: ¿sin importancia no?- gruñó y me levantó un poco la camisa dejando ver la herida de mis costillas. Era un gran arañazo que sangraba.

C: hueles a sangre, Gustabo dejame ayudarte. Yo, Michelle, Volkov, Horacio, quien sea pero dejaté ayudar. No siempre podrás hacer las cosas solo, no estás solo. Un poco de ayuda no te hace ser débil- me miró a los ojos, sentía como si me regañase.
Yo no pude mantenerle la mirada así que simplemente volví a bajarme la camisa.
C: vete a mi casa, curate y espérame que iré mas tarde a comer- me dio sus llaves. Yo asentí y me dirijí a su casa.

Dejé las llaves en la mesa de la entrada

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Dejé las llaves en la mesa de la entrada.
Un peludo y gran Husky bino a recibirme.
G: hola, hola grandullón- lo acaricié y despues me dirji al baño a ducharme.
Me quité la venda y las tiritas.
Un vez en la ducha dejé que el agua caliente relajase mi cuerpo. Las heridas escocían pero se limpiaban.
Cuando salí me puse lo primero que saqué de mi mochila.

 Cuando salí me puse lo primero que saqué de mi mochila

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Mi pequeño AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora