32) Lobos salvajes

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~ CONWAY ~

Me desperté temprano. Gustabo se encontraba a mi lado durmiendo, suspiré tranquilo.
Ayer por fin le había empezado a bajar la fiebre.
Con cuidado me levanté de la cama y en silencio bajé las escaleras.

Estuve un rato haciendo el desayuno. Hice tortitas acordándome de cuando me enseñó Gus.
Después de un rato pude escuchar risitas en el piso de arriba. Sabía que Ivadog tenía algo que ver con esas risas.
Subí las escaleras y cuando abrí la puerta de mi habitación, esta se encontraba vacía.

Solo estaba ivadog tumbado en el suelo y un gran bulto debajo de la manta afelpada de color blanco con la que habíamos dormido.
J: hmm ¿donde estará Gustabin?- fingi mientras me acercaba al bulto.
No pude evitar reír cuando cogí en brazos a Gustabo con la manta incluida.
Este cruzó las piernas en mi torso y se agarró a mis hombros para poder vernos las caras.
Yo para sujetarlo bien puse mis manos en sus blandas y redondas nalgas.

La manta cubría el pelo de Gustabo y bajaba por su espalda como una capa hasta enredarse en mis dedos.
J: ¿pero que tenemos aquí? Un oso hinvernando- bromee mientras disfrutaba de la risa de Gus.
G: ¿pero que tenemos aquí? Un lobito gruñón- carcajeó. Yo solo rodé los ojos.
Gustabo chocó nuestras narices sonriéndome. Aún notaba sus mejillas enrojecidas por la fiebre.

J: ¿así que lobito eh? Pues este lobito tiene ganas de comerte- le sonreí malvadamente y me lancé a sus labios.
Gustabo me siguió el beso, el cual se hiva volviendo mas intenso.
No pude evitar soltar un gruñido de placer.
Con cuidado tumbé a Gustabo en la cama y me puse encima suyo. Se veía tan jodidamente sexi con mi camisa...

A mi nariz llegó ese olor tan dulce que me volvía loco. No era algodón de azucar, era algo mucho mas dulce. Este olor solo lo había notado 3 veces.
Cuando en el vestuario Brawn atacó a Gustabo, lo noté junto a su chillido que por lo visto solo yo oí y en ese momento mi lobo tomó el control.
También cuando en mi casa Gustabo se puso juguetón y mi lobo nuevamente tomó el control al oler ese aroma tan dulzón.

Los besos seguían, yo pasaba mis manos por su cintura y caderas mientras me dejaba llevar por mi instinto.

~ GUSTABO ~

No se todavía como habíamos llegado a acabar así pero lo estaba disfrutando, Conway dejaba besos húmedos en mi cuelo mientras acariciaba mis cadera y bajaba las manos hasta llegar a mis nalgas y empezó a amasarlas a su gusto.
Me estaba dejando llevar por el placer cuando abrí los ojos y lo volví a ver.

Esos ojos que parecían brillar de color bronce junto al iris estirado.
Conway siguió dejándome besos en el cuello y pude notar la punta de su colmillos rozar mi cuello.
Una corriente recorrió mi cuerpo.
No tenía miedo de Jack, ya lo había visto varias veces así, en su forma salvaje pero no estaba seguro de querer "hacerlo" por primera vez con Conway el estando controlado por su lobo.

No se como pero Ivadog notó mi malestar y empezó a ladrar. Se subió a la cama separando a Jack de mí.
Este se sentó en la cama y tocó su cabeza con fuerza soltando un gruñido.
J: arg ¿estas bien muñeca?- preguntó preocupado Jack, pude ver el miedo en sus ojos, como si tuviera miedo de haberme asustado.

G: si si lobito, no te preocupes ¿vamos a desayunar? Tengo hambre - lo tranquilizé sonriendo. Noté sus hombros destensarse.
J: claro- bajamos de la cama y Conway bajó primero al salón. Yo me quedé atrás para hablar con Ivadog.
G: gracias bonito, te debo una- le susurre acariciándolo.

Cuando bajé me encontré con unas deliciosas tortitas y una taza de colacao esperándome en la barra de la cocina.
Me senté en un taburete y empecé a comer.
J: muñeca voy a tomarte la fiebre, quédate quieto- dijo mientras ponía el frío termómetro en mi axila.
G: ya me siento mejor, gracias a tus cuidados Papu- le sonreí y este me devolvió el gesto.
J: Si si muñeca, pero no te libras de estar en reposo- rió mientras miraba el termómetro.

J: 37 y medio, bueno, te permito quedarte en el sofá- me rebolvió el pelo y se fue a por su taza de café.

J: 37 y medio, bueno, te permito quedarte en el sofá- me rebolvió el pelo y se fue a por su taza de café

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~ HORACIO ~

Me levanté en una cama que no era la mía y desnudo.
Adormilado me puse mis calzoncillos que estaban tirados en el suelo y una sudadera de Volkov la cual me llegaba por medio muslo. Puto armario Ruso de dos metros...

Caminé por el departamento y entré en la gran cocina, allí se encontraba Volkov, mi amor, haciendo el café. El solo vestía unos pantalones de chándal cómodos de color gris.
En silencio y sigilo me haceruqué a el y le sople en la nuca.
Noté como se estremecía. Se dio la vuelta y al verme sonrió y me subió a la encimera para así ponerse entre mis piernas.

V: ¿has dormido bien моя жизнь?- dijo lo último en ruso. Yo entrecerré los ojos de forma divertida.
H: si, pero me duele jodidamente en culo- comenté sin rodeos. Pude ver como las mejillas y orejas blancas de Volkov se ponían rojas.
V: bu-bueno ¿quieres café?- rió nervioso. Amaba su parte vergonzosa y tímida.

H: no, te quiero a tí- lo haceruqué a mi cogiéndole de las mejillas y lo besé, Volkov me siguió el beso y lo intensificamos entrelazando nuestras lenguas como si fuera un baile. Mi trasero podría aguantar algunas rondas mas.

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Os amu. Asta el proximo cap.!

Mi pequeño AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora